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Oscar Carcache. 10. La espiritualidad del compromiso con las personas con VIH. Elis Regina Hoffman. 11. Acompañamiento

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When you do things from your soul, you feel a river moving in you, a joy. Rumi

Referencia Descargar archivo
If you want to become full, let yourself be empty. Lao Tzu

Idea Transcript


HABLAR DE DIOS DESDE LAS PERSONAS CON VIH

N 248 C397

Centro Intereclesial de Estudios Teológicos y Sociales Tejiendo la vida y la esperanza : hablar de Dios desde las personas con VIH / CIEETS/ UNICEF. -- 1a ed. -- Managua : CIEETS, 2012 200 p.

© UNICEF 2012 © CIEETS 2012 ISBN: 978-99964-876-0-6 Corrección de texto: Herbet A. Bonilla L. Arte e impresión: Walter Osejo - Publicista Creativo Esta publicación no representa necesariamente los puntos de vista de UNICEF. Cualquier reproducción total o parcial de este libro deberá contar con la autorización del CIEETS y UNICEF. 500 ejemplares Managua Nicaragua

ÍNDICE 1. Introducción

1

2. Acercamiento antropológico sobre la vida a propósito del VIH. Marcelino Basset

11

3. Creados a su Imagen y Semejanza ¡qué bueno y que bello! Agenor Gutiérrez

29

4. Relectura de los conceptos bíblicos: Pecado, justificación por la fe y gracia a partir del VIH. Manuel Silva

49

5. El desafío de hacernos prójimo con personas con VIH. Omar Monterrey

71

6. Sexualidad y Corporalidad: una aproximación teológica en el contexto del VIH. Débora García

85

7. La revelación de Dios como palabra salvífica para todos los seres humanos. Herbet A. Bonilla

107

8. La Experiencia de Dios en la Vulnerabilidad Humana. Carlos E. Sediles

127

9. Responsabilidad y libertad del ser humano. Oscar Carcache

147

10. La espiritualidad del compromiso con las personas con VIH. Elis Regina Hoffman

159

11. Acompañamiento pastoral a personas con VIH. Marlin Duarte Guillén

179

12. Lista de Autores

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INTRODUCCIÓN

L

a presente obra “Tejiendo la vida y la esperanza: hablar de Dios desde las personas con VIH” ha sido escrita pensando en la rica significación que provoca la metáfora del “tejido” como un entramado de hilos de diversos tamaños que se entrelazan para formar un gran tapiz o tela con una textura de colores, brillo y belleza que se produce al ser unidos por la mano diestra y habilidosa del tejedor o la tejedora. De la misma manera han de comprenderse quienes tienen la osadìa de querer hablar del amor incondicional de Dios y de las personas con el VIH. La primera parte del titulo “tejiendo la vida y la esperanza” remarca la dinámica de vernos cual hilos de diversos tamaños, colores, y brillos que configuramos un gran tejido de múltiples hebras personales, familiares y grupales, que al ser conjuntados en las relaciones interpersonales, afloran las dimensiones del sentimiento, de las emociones, de los saberes o el conocimiento; a su vez, hebras institucionales jurídicas, educativas, políticas, religiosas que como hilos sociales sólo pueden existir comprendiéndose unidos en un entramado vital que conforma el gran “tejido social”.

La pandemia del VIH como problema global, interpela nuestro individualismo egoísta y nos incita a colocarnos en la comprensión de seres constitutivamente “interactuantes” e “interrelacionales” en tanto que repercute no sólo como un problema meramente médico, sino que permea todas 1

las dimensiones de nuestra vida, en sus aspectos sociales, económicos, políticos, religiosos y culturales. La pandemia trastoca el entramado individual a modo de hilos separados, pero también todo el tejido social en su juntura por cuanto afecta a las familias, comunidades, naciones, continentes. Es una enfermedad global que afecta a todas las sociedades del mundo entero. Por eso requiere la participación de todo para hacernos cargo de la realidad que viven las sociedades con el VIH. Se deben poner en juego todos los sujetos en sus diversas disciplinas con sus saberes de la realidad, los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, el sector privado, y todas las organizaciones educativas, religiosas y comunitarias. En este contexto de exigencia de entendernos en una profunda relación los unos a los otros, el CIEETS como institución teológica y social, procura comprenderse como una hebra de hilo que abona al colorido y brillo del tejido social en tanto que asume la vida y la esperanza para recrear la existencia de los otros y de nosotros mismos, a través de la promoción de la reflexión teológica- pastoral sobre la epidemia del VIH; con el propósito de facilitar el compromiso y las acciones solidarias, desde la fe, que contribuyan a la prevención y acompañamiento pastoral de las personas afectadas, contribuyendo de esa manera a la reducción del estigma y discriminación en la sociedad. De ahí la iniciativa de poner a la disposición de un público amplio esta obra; que como modesta intención y compromiso, quiere ser uno entre otros hilos de reflexión que reconocen y asumen el lugar de las personas con el VIH. Lugar comprendido como la existencia de hombres, mujeres, 2

niños y niñas que han tomado la figura de “sufrientes” por causa de la enfermedad. Esas personas a diario tejen su propia ansiedad, su desesperanza en un silencio agónico por la lacerante exclusión a que son expuestos en la sociedad o bien, por no saber qué hacer en su situación de vulnerabilidad existencial. Vivir o morir por el VIH se coloca frente a estas personas como un dilema angustiante. La sociedad desde su sistema de valores ha calificado a las personas con el VIH como faltantes a la buena moral, ocasionando el juicio discriminatorio, estigmatizante y más aún, los coloca frente a Dios como culpables y condenados en vida, a tal punto que muchos de los conviven con el VIH o están enfermos por el sida, tienen una historia tejida entre el abandono y la desilusión. Ahora bien, asumir el lugar de las personas con el VIH no significa que tomamos distancia de sus sufrimientos o dolores, significa más bien, dolernos juntamente con ellos y ellas por el simple hecho de ser parte del mismo tejido social. El deterioro o rompimiento de un sólo hilo del entramado, lo convierte en un tejido descolorido, frágil, desfigurado en su belleza artística; así los sufrientes por el VIH son hilos unidos fuertemente a nosotros, su dolor es nuestro dolor, su sufrimiento es nuestro sufrimiento, sin ellos se rompe el tejido, se rompe la sociedad. Las personas con el VIH, constituyen los otros hilos a ser reconocidos dentro del entramado social, ellos nos interpelan a diario para procurar nuestra transformación en verdaderos seres humanos y creyentes en Dios. Las situaciones que enfrentan las personas con VIH nos afectan a todos y todas; por eso nadie puede permanecer indiferente ante el grito de angustia que pide una posibilidad de vida y esperanza.

3

Asumir el lugar de las personas con el VIH supone un esfuerzo por ver la realidad desde su óptica. Queda perfectamente claro que la realidad de ellos y la nuestra debe ser transformada. Transformar la realidad de ellos, porque es demasiado dolorosa e insoportable la marginación, estigmatización y condena a que los hemos sometido al no reconocer su unión con nosotros y a su vez, transformar nuestra realidad, porque excluyéndolos y marginándolos sólo nos encamina irremediablemente a la autodestrucción social. Separar hilos del entramado social puede provocar definitivamente un deterioro profundo de nuestras relaciones saludables y vitales. Por tal razón, asumir el lugar obliga a ser tejedores en el orden de la esperanza y la vida; de tal manera que les ayudemos a descubrir su propia fuerza, su capacidad de resistencia y resiliencia para levantarse desde lo mas hondo de su interioridades. Ayudarles a tejer su dignidad ante Dios y la sociedad, como seres humanos capaces de “hacerse cargo” de su propia vida en apertura al futuro. Y a su vez, reencontrarnos a nosotros mismos en ese tejido de esperanza y de vida como seres humanos intrínseca y radicalmente unidos unos a otros. La segunda parte del titulo de esta obra, “cómo hablar de Dios desde las personas con VIH” expresa nuestro querer hablar de Dios desde la construcción de un lenguaje responsable y pertinente, que tome en cuenta la condición de las personas afectadas por el VIH. Por tal razón, este texto solo representa reflexiones e intentos iníciales por conjugar dos realidades fundamentales: la realidad de quienes están en una situación de afectación y la insondable riqueza de la revelación de Dios como la buena noticia y don gratuito comunicado en Jesucristo, quien es nuestro libertador y esperanza de que todavía haya una promesa de salvación para el mundo, especialmente para los ignorados marginados de nuestras sociedades. 4

Tomando en cuenta la perspectiva del método teológico de liberación, que nos señala que no podemos hablar de Dios de manera auténtica y responsable si no se parte de la práctica comprometida, procuramos situarnos en el orden de esa práctica solidaria con las personas dentro de nuestros mismos espacios vitales de nuestra cotidianidad. Práctica solidaria y compromiso conforman el único modo de animar un razonamiento de la fe que produzca un lenguaje responsable y coherente con la experiencia de las personas con VIH. Comprendemos que la teología es un intento por hablar de ese Dios que sale de su misterio para hacerse presencia comunicante, que nos encuentra en nuestra historia cual fresca brisa y suave y apacible silbido a nuestros oídos, (I.Rey.19:12); pero también, es un intento por hablar de ese Dios que en Jesucristo palabra viva, asume nuestra humanidad, nuestros dolores, nuestra muerte para que podamos encontrar en él nuestra verdadera humanidad. (Fil. 2:7). Es un hablar que procura la reflexión del sentido de nuestra vida humana desde esa interpelación de Dios; de ahí que todas las reflexiones propuestas en este libro, intentan llevarnos a la dimensión de la significación profunda de la vida misma de los hombres, mujeres, niños y niñas que han sido puestos en el crisol de la angustia y el sufrimiento. Colocarlos en el sentido esperanzador de la vitalidad de la fe en Dios que les abre un futuro de realización de la propia vida en medio de una sociedad que los deshumaniza e invisibiliza. Ante esta situación, la iglesia y el discurso teológico como hilos que necesitan permanentemente de color y brillo, solo podrán renovarse y revitalizarse hoy en día, si se asume la problemática que ha provocado en los seres humanos la pandemia del VIH. 5

Lo que se pone en juego en el ámbito eclesial y teológico es la propia credibilidad y la práctica de nuestra fe cristiana, que depende de la capacidad de esperanza y de vida que produzcamos o dejemos de producir. La palabra del Señor nos interpela a repensar nuestra propia fe de cara a los sufrientes, de hacer más pleno nuestro amor, y de dar razón de nuestra esperanza desde el interior de un compromiso que se quiere hacer más radical, total y eficaz ¿Cómo ayudarles a reconocer el don gratuito de Dios en su amor y de su justicia desde el sufrimiento? ¿Con qué lenguaje decir a los que no son considerados personas que son imagen de Dios? Estas son algunas interrogantes radicales que la teología esta obligada a colocar en el centro de su reflexión, de las cuales algunas instituciones teológicas poco a poco nos hemos venido haciendo cargo. La obra consta de 10 ensayos dispuestos según la perspectiva bíblica, teológica y pastoral en que a cada autor le ha parecido a bien hacer sobresalir en su abordaje temático. Iniciamos con el ensayo de Marcelino Bassett Acercamiento antropológico sobre la vida. A propósito del VIH “ nos propone repensar la vida como valor supremo desde una comprensión de la antropología integral, procurando dar razón de la visión cristiana partiendo del ser humano como ser creativo, personal e imagen de Dios que lo posibilita a construir relaciones comunitarias armónicas e inclusivas. “Creados a su Imagen y Semejanza ¡qué bueno y que bello!” de Agenor Gutiérrez, parte de la afirmación de que somos seres creados a imagen y semejanza de Dios; nos conduce a un replanteamiento del sentido de las relaciones que construimos como seres humanos, valorar la dignidad de cada persona creada por amor como acto bueno, bello y sagrado. Seres en 6

relación conformando un cuerpo capaz de sentir el dolor o la alegría del otro y de la otra. Por su parte Manuel Silva con su ensayo “Relectura de los conceptos bíblicos: Pecado, justificación por la fe y gracia a partir del VIH”, nos propone hacer una relectura de algunas doctrinas fundamentales de la fe cristiana, procurando subrayar sobre la urgente necesidad que tenemos los cristianos(as) de transformar no sólo nuestra visión del mundo, nuestra forma de interpretar el texto bíblico, sino que también, las relaciones personales con quienes están afectados por el VIH. En el ensayo “El desafío de hacernos prójimo con personas con VIH” de Omar Monterrey, aborda el tema de la solidaridad desde la perspectiva propuesta por Jesús de Nazaret en Lucas 10: 26-35. Nos invita a reconocer a los otros y otras como necesitantes y a tomar acciones concretas a favor de ellos y que tengan como primacía la vida, el amor, la misericordia y la solidaridad activa y restauradora como única posibilidad de convertirnos en prójimo para los demás. “Sexualidad y Corporalidad: una aproximación teológica en el contexto del VIH” propuesto por Débora García; parte de la reflexión de la corporalidad como clave de lectura que nos introduce en las dimensiones de la sexualidad y la contextualización de las relaciones de poder que viven las mujeres y los hombres que son portadores del VIH. Estas relaciones pueden y deberán ser de-construidas desde la comprensión de una teología saludable y un cambio de actitudes para la vida. “La revelación de Dios como palabra salvífica para todos los seres humanos” escrito por Herbet A. Bonilla, sostiene que la revelación de Dios cobra valor significativo en tanto palabra y acto salvífico de Dios para todo ser humano sin distingo 7

social, cultural, racial, o sexual. La pasión y preocupación de Dios por los seres humanos se expresa en su radical decisión de humanarse. Dios se hizo carne, sólo puede significar que Dios ha asumido nuestra condición de debilidad, nuestros dolores y sufrimientos como única manera de redimirnos y abrirnos la posibilidad de esperanza, pero al mismo tiempo de interpelación para que asumamos nuestra humanidad delante de quienes hemos deshumanizado y despersonalizado. “La experiencia de Dios en la vulnerabilidad humana”, ensayo propuesto por Carlos E. Sediles, en él explora el tema del dolor y el sufrimiento humano desde una perspectiva bíblicateológica, considerando a las personas con VIH. Parte de una revisión de las concepciones sobre el ser humano y Dios, en textos bíblicos representativos tanto del Antiguo como del Nuevo testamento. Se reflexiona sobre el sentido o el sin sentido del sufrimiento y la respuesta de Dios de cara a lo que acontece en el mundo. Oscar Carcache nos propone en su ensayo “responsabilidad y libertad del ser humano”, recomprender las categorías de responsabilidad y libertad en su conjugación con la ética cristiana apuntando hacia el compromiso eclesial para con demás. En el ensayo “La espiritualidad del compromiso con el prójimo que vive con VIH” Elis Regina Hoffman procura hacer una relectura de la comprensión de la realidad cotidiana, sosteniendo que espiritualidad supone hablar de fe vivida y experienciada en la cotidianidad de las personas con VIH. Cerramos esta obra con Marlin Duarte Guillén “acompañamiento pastoral a personas con VIH”. Nos plantea algunas pistas para hacernos cargo de la realidad de las personas afectadas por el VIH a través del acompañamiento pastoral basado en una 8

teología comprometida con el quehacer comunitario como espacio de sanación y compasión; en donde lo que importa es la persona en su integridad creada a imagen y semejanza de Dios y que por lo tanto merece todo el respeto y la aceptación como ser humano total. No esperamos que todo lo que se dice en estas páginas se fije en la memoria de quien las lea; nos sentiríamos satisfechos si a su lectura en algún momento logran escuchar la buena noticia de Dios que les exige dirigir su mirada hacia los otros y las otras necesitantes y sufrientes, olvidando por un momento nuestro individualismo y egoísmos y a vivir una vida mas comprometida y solidaria; si en algún momento alguien se anima emprender la tarea permanente de seguir tejiendo la vida y la esperanza desde su cotidianidad como apertura a un futuro prometedor juntamente con todos y todas los que conformamos el tejido social, verdaderamente eso sería nuestro mayor gozo y alegría.

Herbet A. Bonilla López. Septiembre 2012

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ACERCAMIENTO ANTROPOLÓGICO SOBRE LA VIDA. A PROPÓSITO DEL VIH. Marcelino Bassett

RESUMEN

En el presente artículo se abordan más directa e intencionadamente cuatro puntos, a saber: Antropología bíblica que comprende respectivamente la antropología del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, ser humano-ser unitario. Antropología cristiana. Intenta dar razón de la visión cristiana del ser humano al nivel de sus estructuras básicas; el ser humano como ser creativo, ser creado (la cuestión del origen), ser personal; a la dignidad de la imagen del ser humano; a las dimensiones del cuerpo y del alma como principios constitutivos del ser humano y de su mutua relación. La vida como valor supremo. Cuyo abordaje es lo suficientemente expresivo de su contenido: la definición de un valor, la vida natural y el derecho a la vida corporal. La vida don de Dios y compromiso humano. Aborda la singularidad de la vida en una sociedad globalizada, a la actividad humana en el mundo y su apertura constitutiva a Dios.

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L

as cifras de la epidemia tienen una tendencia a aumentar cada día de manera fría, pero cada número corresponde a un ser humano, una persona creada a imagen de Dios, alguien a quien Dios ama dándole la vida, esta acción de parte de Dios nos hace participar en hacer realidad su sueño – un mundo donde todos seamos iguales, donde ninguna persona sea afectada por el VIH. La fe es fundamental en el proceso de curación de estas personas, porque la fe es como la sangre que nos alimenta, fuente y sostén de la vida, sin ella sólo nos queda la muerte. Para lograrlo, somos invitados a reflexionar desde nuestro medio, a invertir tiempo en este sueño, transmitiendo sentires y saberes. Esperamos desde este artículo, enriquecer a la reflexión que consideramos necesaria e indispensable.

1. ANTROPOLOGÍA BÍBLICA 1.1. La antropología del Antiguo Testamento 1.1.1. La terminología antropológica hebrea

Ruiz de la Peña1 plantea la idea que la cultura hebrea se hace del ser humano se refleja en cuatro términos antropológicos clave: basar, nefes, ruah y lebab. Ninguno de estos términos tiene una equivalencia precisa en las lenguas occidentales modernas, lo cual ilustra ya la distancia que media entre la concepción del ser humano en ellos contenida y la actualmente vigente. Basar (carne /cuerpo). El vocablo basar significa originariamente la carne de cualquier ser vivo, humano o animal: Is 22.13; 44:16; Lv 4:11; 26:29. De ahí pasa a designar al mismo ser viviente en su totalidad, en cuanto visiblemente emplazado en el campo de percepción sensible de los demás seres. 1 Juan L. Ruiz de la Peña, Imagen de Dios. Antropología teológica fundamental, quinta edición, España, Sal Terrae, 1988, pp. 20-24.

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Basar se emplea además, frecuentemente, como designación del ser humano entero: Sal 56: 5,12 (la carne del v.5 pasa a ser el ser humano del v.12); Jb 34:15 y Jr 17:5 (hay que observar en ambos textos la sinonimia carne-ser humano). Seres humanos y animales están, pues, enraizados en un ámbito ontológico2 que los avecina, aunque difieran entre sí cualitativamente. Nefes (alma). Vida, fuerza vital. El término alma en hebreo es Nefes, que ha tomado el sentido de respiración, aliento. “Formó Yahvé Dios al hombre del polvo de la tierra. Le insufló en la nariz un soplo de vida y el hombre se volvió un alma viviente” (Gén 2:7).3 De esa manera se hace un ser viviente, una persona. Esta palabra tiene un amplio rango de significados, que sin embargo ninguno de ellos responde a lo que es la idea occidental, griega o latina, de “alma”, como una entidad autónoma del cuerpo. Por el contrario, el nefes siempre se manifiesta en el cuerpo, como respiración, como aliento, incluso como el lugar donde se asientan las sensaciones y los deseos, lo que hace que la carne esté viva. Nefes es “la noción central de la antropología israelita”. Primeramente significó la garganta, el órgano de la respiración: Jon 2:6; Sal 69:2; 105:18. Y, por metonimia, la respiración misma, el aliento: 1R 17:21s; 2 S 16:14. De ahí toma el sentido de principio vital o vida, común a seres humanos y animales: 2 Doctrina sobre el ser (filosofía sobre la realidad). Ser, categoría filosófica con que se designa la existencia del mundo objetivo, la materia, la naturaleza independientemente de la conciencia, y en la sociedad, el proceso de vida material de los hombres. Por ontología o “filosofía primera”, se entendía en la filosofía anterior a Marx, la teoría acerca del ser en general, acerca del ser como tal, independiente de sus especies particulares. En este sentido ontología es equivalente a metafísica: sistema de determinaciones especulativas universales del ser. (M. Rosental y P. Ludin, Diccionario filosófico, La Habana, Editora Política, s. n. e. 1981, p. 346). 3 Nueva Biblia de Jerusalén. Revisada y aumentada. España, 1975.

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Dt 12:23; Pr 8:35-36; Ex 4:19. En fin, nefes designa al propio ser viviente en general (Gn 12:5) y, más particularmente, al ser humano: Lv 23:30; 1 S 18:1; Jb 16:4; Sal 103:1; Sal 104:1. Alma significa sobre todo el ser entero en lo que tienen de visible y de invisible, hasta el punto de que con este término se puede significar lo que hoy llamaríamos la personalidad o la idiosincrasia de tal o cual ser humano. La Ruah (espíritu). La palabra hebrea para espíritu, ruah, significa en primer lugar brisa, viento: Gn 3:8; Ex 10:13; Is 7:2; consiguientemente, significará la respiración (Gn 41:8) o incluso la vitalidad (Gn 45:27; Jue 15:19). Pero en la mayoría de los casos se usa para denotar el espíritu de Yavéh al ser humano. Se trata, por tanto, a diferencia de nefes, no ya del aliento inherente al ser vivo, sino de una fuerza creadora o de un don divino específico: Jb 33:4; 34:14-15; Sal 33:6; 51:12-13; 104:2930; Is 31:3, (observemos aquí el doble paralelismo “humanocarne / divino-espíritu”); Ez 11:19; 36:26-27. Estamos ante “un concepto teoantropológico”4 con el que se expresa una nueva dimensión del ser humano: la de su apertura a Dios, lo que hoy llamaríamos el carisma sobrenatural: Is 11:2; 1S 10:10; 16:13; Nm 24:2. El espíritu se entiende, pues, en el sentido de soplo y respiración, es una de las formas en que la vida se manifiesta. Se puede decir que el espíritu es la potencia motriz del alma. No significa el centro del alma, sino la fuerza que de allí se desprende y que a su vez reactúa sobre ella…La Ruah, se puede decir que es esa fuerza vital que es la generadora de vida, tal como lo vemos en Gn 1:2. 4 Que trata de poner al alcance de la mente humana los misterios divinos.

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Lebab – Corazón – Mente. En el pensamiento hebreo, “corazón” indica la médula de la existencia humana como asiento de todo sentir, pensar y querer. Tiene que ver con la voluntad de la persona y la capacidad de pensar. El corazón y el espíritu actúan sobre el centro y lo impulsan en una cierta dirección. Entre los organismos del cuerpo, ninguno es citado más a menudo en el Antiguo Testamento que el corazón (850 ejemplos). El corazón puede ser empleado en lugar del alma y del espíritu, palabras todas ellas que pueden tener un mismo sentido. El corazón es el asiento de la actividad intelectual y de la reflexión. “Sabios de corazón” (Ex 28:3). Lugar donde se asienta los planes que derivan en la conducta. De manera que podemos concluir que la antropología del Antiguo Testamento, en oposición al dualismo que comprende a la persona desde los principios materiales e inmateriales, el israelita es unitario, es decir que para él, la persona forma una unidad indisoluble: carne / cuerpo, alma, espíritu, corazón. La enseñanza del Génesis sobre la creación de la humanidad, manifiesta la integridad. El VIH presenta importantes retos a la antropología teológica, ésta nos enseña que la vida es sagrada para Dios y que esta está fundamentada en las Sagradas Escrituras. Toda tentativa de pensar sobre antropología teológica y sufrimiento humano en el contexto del VIH debe tener en cuenta las profundas cuestiones éticas relativas a la sexualidad humana y a las relaciones entre mujeres y hombres. Al menos en algunos círculos, la condición de seropositivo ha vuelto a plantear interrogantes (que suelen ser incómodas o “inoportunas”) acerca de la relación entre la enfermedad, la vida y la integridad de la persona. El VIH también ha puesto en evidencia con crudo realismo la interrelación de las personas y la comunidad 15

tanto humana como cristiana. Una afirmación fundamental de la fe cristiana es que la Biblia acompaña a la humanidad en momentos de crisis económicas, sociales, políticas, religiosas y en momentos de pandemias que transmiten infecciones, que aquejan a los seres humanos. 1.2.

La antropología del Nuevo Testamento

1.2.1. Los sinópticos 1.2.1.1. La terminología antropológica

Ruiz de la Peña5 expresa que para el ámbito en el que surgen los escritos del Nuevo Testamento que nos interesan, sigue siendo válida, en líneas generales, la constante antropológica hebrea del ser humano-unidad psicosomático. En el momento en que se redactan los sinópticos y las cartas paulinas, la idea de un estado de “desencarnación”, como eventual forma de existencia humana, no ha aparecido todavía en el judaísmo palestino; lo hará hacia los últimos años del siglo I. Psyché (vida) aparece 37 veces en los sinópticos. De ellas son muy frecuentes los lugares en que la equivalencia psychénefes es obvia e indiscutible; tal equivalencia está avalada por el uso de la Biblia Septuaginta o de los LXX. Es importante al respecto el texto de Mc 8:35, que contiene una célebre sentencia (semejante a la que se encuentra en Jn 12:25): “quien quiera salvar su psyché la perderá; pero quien pierda su psyché por mí y por el evangelio, la salvará” (Mc 8:35).6 Aquí no se habla de dos modos de existencia, el terreno del ser humano encarnado y el celeste del alma desencarnada; se habla más bien de una vida (psyché = nefes) contemplada como una unidad indivisible, que se logra o se malogra en la medida en que se acepte o se rechace el seguimiento de Jesús, sin que se nos describa más precisamente en qué consiste la sotería-psychés. 5 Juan L. Ruiz de la Peña, Imagen de Dios. Antropología teológica fundamental, op. cit., pp. 64-68. 6 Nueva Biblia de Jerusalén. Revisada y aumentada. España, 1975.

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Psyché, en el lenguaje de los sinópticos, recubre el significado de la palabra hebrea nefes, y no responde al concepto “alma” de una antropología “alma-cuerpo”. Traducirlo por “alma” daría lugar a malentendidos; la traducción que se propone es “vida”, entendiendo ésta como “vida ligada a un cuerpo”, sin restringir ese significado a “la vida terrena”. Soma (cuerpo). ¿Qué puede significar soma exactamente? Mateo es el autor del Nuevo Testamento que, a excepción de Pablo, más emplea el término 14 veces, le siguen Lucas 13 veces, y, ya a distancia Marcos 4 veces, Juan 6 veces, Hebreos y Santiago 5 veces. En varios pasajes de Mateo soma designa al ser humano entero. Este significado de soma como denotativo del ser humano entero asumiría el uso prevalente que del término hacen los LXX: “soma (en los LXX) denota al ser humano en su aspecto global…(Con soma) siempre se designa al ser humano como totalidad”; en este empleo “está ausente el uso griego para denotar los cuerpos inorgánicos…y falta también la comprensión de soma como organismo cerrado en sí mismo… Soma designa al ser humano en cuanto totalidad”.7 1.2.2. Los escritos paulinos 1.2.2.1.

La terminología

Para delimitar el pensamiento paulino veamos algunos términos antropológicos en ciertos textos bíblicos en la carta a los Romanos. Sarx (carne). El texto de Romanos 8:1-11 plantea una oposición carne/espíritu.8 “La carne” representa, para Pablo, la condición del ser humano que no reconoce a Dios (Ro 8:7), y 7 Juan L. Ruiz de la Peña, Imagen de Dios. Antropología teológica fundamental, op. cit., p. 69. 8 Los originales no permiten distinguir, al modo que suelen hacer algunas versiones de hoy, el espíritu como la dimensión espiritual del ser humano, con el Espíritu, como expresión del Santo Espíritu de Dios.

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por lo tanto, está librado al juego de la corrupción y destinado a la muerte (Ro 8:13 a). Es el espacio de la injusticia. De manera que puede haber incluso cosas ideales muy “carnales”, porque se apoyan en las propias fuerzas humanas, siempre insuficientes, y no manifiestan la perfecta justicia divina. Para el apóstol la carne no es solo lo material, sino una manera de vivir el mundo que desconoce la justicia, y por lo tanto no tiene acceso a la verdad. Pneuma (espíritu). Por otro lado, el amor o la misericordia que se manifiesta en actitudes humanas y físicas, como la de alimentar o ayudar a los pobres, son cosas espirituales, como lo es la ofrenda para los pobres de Jerusalén (Ro 15:25-27) que es una forma de “ministrar a los santos”. Lo que hace vivir el espíritu humano en el Espíritu de Dios es “a causa de la justicia” (Ro 8:10). Soma (cuerpo). Esto es, la corporeidad humana, los cuerpos que nosotros somos, están vivos por el Espíritu de Dios. Pablo tiene expresiones positivas hacia el cuerpo: lo usa en metáforas y para hablar de la iglesia, pero también para hablar de su propio cuerpo “físico” como lugar de testimonio (llevo en mi cuerpo las marcas de Cristo, Gál 6:17). Aunque su pensamiento condena “las obras de la carne”, ello no significa que condena la realidad corporal del ser humano, pues esta puede ser “Templo del Espíritu”. Pablo en Romanos 8:14-27 confirma que no desprecia la realidad corpórea del ser humano, aclara que esperamos la adopción de nuestros cuerpos: el Espíritu valora la realidad total de lo humano, y por eso aún la realidad física se nutre de la esperanza. Los actuales sufrimientos que traen el hambre, la enfermedad, la violencia, la soledad y depresión; los profundos cuestionamientos espirituales; el agobio por decisiones legales, financieras y médicas que hay que tomar; el miedo al dolor, al 18

deterioro físico y a la muerte, serán cambiados. Los gemidos que hoy escuchamos, los clamores de las personas con el VIH, llegan, como en el Éxodo, al Dios de los cielos, y responde enviándonos el Espíritu que sostiene la esperanza. Nous (mente). “...antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente,...” (Ro 12:2).9 En el v. 2 destaca la necesidad de transformar la comprensión, de desinfectarla de los esquemas del tiempo presente para producir su renovación. Bassett10 señala, que la palabra “nous” que aquí se traduce “mente, entendimiento”, alude a la facultad que permite que la persona aprenda, piense, desee y actúe. El término nous, es definido como el centro de la conciencia reflexiva del individuo. Se comprende la mente como: disposición, orientación interior, actitud moral, razón práctica (convicción moral que activa la acción), comprensión, juicio, decisión, modo de ver o actuar. La mente es lo que el mundo (cultura y modos de pensar y actuar) ha generado en nosotros, una estructura, un esquema del que por misericordia de Dios podemos liberarnos, para conformar nuestro nous a la voluntad de Dios. Pablo no ha elaborado una antropología sistemática; le interesa únicamente la dimensión teologal del ser humano.11 9 Nueva Biblia de Jerusalén. Revisada y aumentada. España, 1975. En Rom. 12:1—15:13 Pablo da a los cristianos de Roma una serie de instrucciones sobre la conducta que deben observar en diversas circunstancias. Por lo tanto: Para Pablo, los deberes morales del cristiano se siguen de lo expuesto en los caps. anteriores. Presentéis vuestros cuerpos: es decir, la totalidad del ser. Otra posible traducción: Os presentéis. Sacrificio vivo u ofrenda viva: en contraste con las ofrendas de animales sacrificados en el culto judío. Cf. también Ro 6.19. Verdadero: También puede traducirse por espiritual o racional. 10 Marcelino Bassett, La Libertad de Cátedra en el Ejercicio de la Práctica Docente Universitaria en Nicaragua, (Monografía), Universidad Evangélica Nicaragüense Martín Luther King Jr, Managua, 2002, p. 4. 11 La teología es esencial y constitutivamente teocéntrica. Es cierto que la teología se halla fundada en la dimensión teologal del ser humano. Pero es que lo teologal no es lo teológico, y ello, cuando menos, por dos razones: a) Porque lo teologal es tan sólo fundamento del saber teológico, pero no es el saber teológico

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Cabe señalar que es la imagen veterotestamentaria de ser humano lo que suministra al apóstol la base de su propia visión antropológica: “el concepto paulino de ser humano (salvo matices particulares) es fundamentalmente el del Antiguo Testamento”. 2. ANTROPOLOGÍA CRISTIANA 2.1. Imagen de Dios La concepción antropológica cristiana tiene como fundamento las Sagradas Escrituras y la persona de Jesús de Nazaret. Un aspecto fundamental es que el ser humano es creado por Dios como imagen de Dios, teniendo libertad para diseñar su vida, realizándose como esta imagen o alejándose de esta capacidad. La imagen de Dios es de fuerte, misericordioso y clemente, quien es tocado, que acompaña y sufre con aquellos y aquellas que viven con y son afectados por el VIH. Usualmente, dichas personas están ya agobiadas con una sensación de ser condenadas, pero Dios que siempre está presente en la experiencia de su pueblo las colma de favores y misericordia. 2.2. Jesús y la persona humana Jesús reafirma y perfecciona en su práctica y predicación que el ser humano necesita una “salvación integral”, tanto de cuerpo (curaciones) como de alma (perdón). En los relatos que se van contando sobre Jesús podemos apreciar su enorme capacidad de ver en alguien más que la caricatura que la sociedad hizo de ese alguien: los pordioseros sólo molestan; los leprosos, que no me toquen; los ciegos, me estás cortando el paso; las prostitutas, ni quiera Dios; los que conviven con el VIH, que no me contagien, etc. Jesús va tocando los intocables, a los desesperados le ve la cara, habla con los excomunicados. Jesús anuncia la persona nueva que ya no vive bajo el dictado de la ley, sino que asume mismo. b) Porque lo teologal es ciertamente una dimensión humana, pero es justo aquella dimensión según la cual el hombre se encuentra fundado en el poder de lo real. Por tanto, el hombre es humano justamente siendo algo formalmente fundado en la realidad. Lo cual es todo lo contrario de antropología: es una inmersión del hombre en la realidad en cuanto tal.

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en libertad su responsabilidad frente a sí mismo, el prójimo y Dios. El valor de la persona como sujeto del actuar y de la transformación del mundo está reforzado por la llamada personal de convertirse en levadura y luz para el mundo. El reino de Dios pone énfasis en la dimensión social y comunitaria de la persona. 2.3. El ser humano es integral en todas sus dimensiones La antropología cristiana pone énfasis en la integralidad de la persona humana como una unidad con diferentes aspectos. El ser humano es una unidad substancial de cuerpo y espíritu, El cuerpo es manifestación fiel del espíritu12, y el espíritu es expresión fiel del cuerpo. La dualidad no es substancial, sino de aspectos. La unidad prevalece sobre la separación, de tal manera que la teología habla de la necesidad de una “resurrección de la carne” y de la insuficiencia del alma separada. El ser humano no vive sólo de pan. Esta característica del cuerpo humano nos revela que no se puede separar la dimensión espiritual (“alma”) de la dimensión corporal (“cuerpo”). El ser humano se manifiesta como tal en todos sus aspectos, tanto espirituales como materiales. La creación además afirma la dignidad intrínseca del ser humano y la igualdad y fraternidad entre todos los seres humanos. El ser humano es creado como una unidad integral con aspectos corporales y espirituales. La Biblia no afirma de ninguna manera un dualismo antropológico, sino que enfatiza la integridad del ser humano en todos sus aspectos. La pandemia del VIH es un signo de los tiempos y los signos de los tiempos nos llama a replantear el modo en que hasta ahora comprendemos a los seres humanos. El que padece del VIH no se reduce a lo físico sino a todo su ser, de ahí que hemos de ver no un problema de la medicina sino de todos los saberes pues esta implicado el ser humano integral. 12 Eso por ejemplo se demuestra en las enfermedades psico-somáticas.

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El ser humano en su capacidad de reir refleja la dimensión de alegría, y es una condición imprescindible para poder expresar sus sentimientos. Además le permite divertirse sin interés práctico o de sobrevivencia. La dimensión lúdica es necesaria para el desarrollo cultural de las personas enfermas con el VIH, que produce “obras de arte” que no tienen un valor práctico, sino un valor espiritual. Las personas con VIH nos han enseñado como vivir en el presente, ser agradecidos por el día y por la vida, nos han enseñado a reírnos de lo irónico en la vida, llorar en los momentos tristes, alegrarnos en los momentos felices con ellos y en el proceso mirar el rostro de Dios compasivo en cada persona afectada. 2.4.

Personas con el VIH en relación con Dios y los demás seres humanos Como seres humanos, somos creados por Dios para vivir en relación con Dios y en comunidad los unos con los otros. Esta comunidad humana es diversamente rica. En lugar de considerar que unos son mejores que los otros u otras, deberían ser igualitarias, mutuas y recíprocas. Todo lo anterior nos lleva a decir que siempre que nos abrimos a la vida y a los proyectos de los grupos vulnerables al VIH, también somos convertidos. Hoy quienes acompañamos este proceso de empoderamiento de las personas que viven con VIH también somos sensibles al clamor contra toda injusticia. 3. LA VIDA COMO VALOR SUPREMO 3.1. La definición de un valor En términos muy generales, un valor es algo que se considera deseable, que justifica nuestras acciones y funciona como horizonte para organizar la vida. Sin embargo, no hay acuerdos unánimes sobre su contenido y prioridad aún cuando se refieren a un mismo valor. Así podemos decir que un valor es, “un complejo de ideas, imágenes y símbolos, que se entiende como 22

necesario para vivir correctamente (moralmente) y adelantar positivamente la vida humana. Además, funciona tanto como “guía”, como “obligación” y como “herramienta” para forjar la vida; está enraizado en las necesidades físicas, sociales y psíquicas; y es producido socialmente”.13

Un valor tiene poder. Se concibe como algo que orienta o guía la vida y que sirve como herramienta o algo útil para la construcción social. Aldana Saraccini explica: “Si se entiende la valoración como el acto por medio del cual el sujeto humano atribuye valor a una acción o producto humano, inevitablemente, esto implica entender que se valora bajo condiciones concretas y que por lo tanto, los elementos que intervienen en la valoración poseen carácter concreto, históricosocial”.14

3.2. La vida natural Para Bonhoeffer,15 no se puede entender la vida natural simplemente como algo parecido a un escalón previo a la vida con Cristo, sino que recibe su confirmación sólo por el mismo Cristo. El mismo Cristo ha penetrado en la vida natural, y solo gracias a la encarnación de Cristo la vida natural viene a ser lo penúltimo, que está orientado hacia lo último. Solo por la encarnación de Cristo tenemos derecho a invocar la vida natural y a vivir la vida natural en comunión con hombres y mujeres con VIH. 3.3. El derecho a la vida corporal En cuanto a la vida corporal, Bonhoeffer16 señala, que no se trata de un derecho que lo hayamos arrebatado o lo hayamos adquirido, sino que se trata de un derecho recibido, “nacido con nosotros” en el más auténtico sentido de la palabra, que 13 Italo Gastaldi, Educar y evangelizar en la posmodernidad, segunda edición. Quito: Ediciones UPS, s/f, pp. 36-37. 14 Aurora Violeta Aldana Saraccini, Introducción a la filosofía, Managua: Universidad Politécnica de Nicaragua UPOLI, 1995, p.451. 15 Dietrich Bonhoeffer, Etica, Madrid: Trotta, 2000. 16 Ibid.

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está ahí ante nuestra voluntad, que descansa en el mismo ser. El ser humano es un ser corporal y sigue siéndolo incluso en la eternidad. Cuando se priva a un ser humano posibilidad de goces corporales, y esto sucede cuando se emplea su cuerpo exclusivamente como medio para un fin, entonces tiene lugar una injerencia en el derecho original de la vida corporal. “Anda, come tu pan con gozo y bebe tu vino con alegre corazón, porque tus obras ya son agradables a Dios. Que en todo tiempo sean blancos tus vestidos y nunca falte perfume sobre tu cabeza. Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida vana que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad. Esta es tu recompensa en la vida, y en el trabajo con que te afanas debajo del sol” (Ecl 9:7-9).17 “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia. Anda según los caminos de tu corazón y la vista de tus ojos, pero recuerda que sobre todas estas cosas te juzgará Dios” (Ecl 11:9).18 “Porque, ¿quién comerá y quién se gozará sino uno mismo?” (Ecl 2: 25).19

En medio de la experiencia de vacío, Qohelet20 descubre a un Dios que no se desentiende de la situación que viven las personas, en nuestro contexto las vidas humanas con VIH. Más bien, Dios sale al encuentro de estas personas en la situación que están (vacío) y les propone, desde su bondad, una vida de alegría y disfrute (2:24, 26; 3:10-13; 5:18-20; 8:15; 9:7). La vida es un don de Dios. Disfrutarla (comer y beber), alegrarse 17 BibleGateway.com. Reina-Valera 1995. 18 Ibid. 19 Ibid. 20 Nombre hebreo del libro de Eclesiastés. El autor, ya sea según la tradición Salomón mismo (siglo X a. C.) o un pseudónimo (siglo IV-III a. C., probablemente), pertenece a la tradición sapiencial y ha sido instruido en ella (Ecl 1:1,12). El libro Eclesiastés o Qohelet es una de esas obras de arte que, como esos cuadros, se ve con igual fuerza como una obra totalmente pesimista o una que llama a alegrarse y disfrutar la vida.

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y hacer el bien a las personas afectadas por el VIH, también lo es. A Dios se lo halla en las pequeñas cosas de la vida (mesa, pan y vino compartido) y no tanto en los grandes y ambiciosos proyectos humanos que se sirven a sí mismos. 4. LA VIDA DON DE DIOS LUCHA Y COMPROMISO HUMANO. Refiriéndose a la vida Pixley21 expresa, se ama la vida luchando por la supervivencia. Viviendo como vive la gran mayoría de la humanidad en un mundo ajeno y hostil la mera supervivencia se vuelve una lucha diaria. Amar la vida es luchar por retenerla, siendo ella en estas condiciones un bien muy precario. Luchar en condiciones desventajosas por salvar la vida de personas con VIH para quienes no hay medicinas para combatir sus enfermedades. Luchar por juntar los alimentos suficientes para reponer las fuerzas desgastadas de estas personas con VIH. Sin lucha por las condiciones de vida de las personas con el VIH no puede haber verdadero amor a la vida. Quienes saben luchar por la vida son quienes también saben festejarla en la canción y en el amor y en la celebración religiosa. Las personas con VIH no piden piedad, sino justicia, ser reconocido como personas humanas con dignidad, con valores y con derechos, y que la religión no sea obstáculo en el camino hacia Dios o que no sea escape de la realidad actual, sino que se genere la nueva conciencia de la ciudadanía, provocando una política más eficaz de la participación, para formar nuevos ciudadanos y ciudadanas. El evangelio nos dice que no hay amor más grande que dar la vida por las y los amigos. Tenemos que confesar que no siempre hemos sabido comprender la forma en que la epidemia del 21 Jorge V. Pixley, Vida en el Espíritu: El proyecto mesiánico de Jesús después de la resurrección, Managua, CIEETS, 1993, pp. 208-211.

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VIH repercute en la sociedad y en las iglesias, poniendo en tela de juicio nociones tradicionales y que no siempre hemos entendido que para aliviar el dolor de las personas afectadas por la epidemia debemos promover la justicia y los derechos humanos que superará una visión asistencialista. La respuesta de las iglesias debe ser suficiente e incluso contribuir a solucionar el o los problemas. Si queremos detener su propagación. Las iglesias e instituciones tenemos que ejercer una incidencia en políticas que permitan que la niñez y adolescencia puedan finalizar el ciclo completo de enseñanza primaria. Debe haber confianza en que la educación y la alfabetización son herramientas que pueden ayudar a terminar con la crisis mundial del VIH. También nuestra voz, se alza en rechazo de esas políticas públicas de salud que niegan a multitud de personas que les ha tocado nacer en países que no tienen claras estrategias que permitan el acceso universal a los medicamentos antirretrovirales que dan calidad de vida a las personas con VIH. CONCLUSIÓN Se puede concluir que la sociedad sufre y se degrada en cuanto desconoce los derechos de la persona, los desprecia o los desvalora, permitiendo que cada día se juegue y se provoque la destrucción de la vida humana. La sociedad es un todo. Unidad diferenciada de la suma de sus componentes, pero cuando mayor es la determinación y respeto de las personas con el VIH sin que se llegue a la destrucción del todo, más caracterizada y fuerte será la sociedad; con sello indeleble por la fortaleza de sus miembros que le dan ser y unidad. Los tiempos cambian. Tenemos que amarnos y respetarnos; cuidando de nuestro cuerpo, como un aspecto de una ética de cuidados corporales, esto incluye el tomar la responsabilidad 26

para evitar el daño, al darnos cuenta de que el comportamiento inseguro y riesgoso conduce a consecuencias dañinas. Existe la tendencia errónea de pensar en el cuerpo como algo malo, y el espíritu como algo bueno. Esto va en contra de la convicción central cristiana de que en Jesucristo, Dios se encarnó y personificó: “Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo;” (Col 2:9).22

Consecuentemente, nuestros cuerpos se consideran buenos, no inferiores. Nuestros cuerpos son “el templo de Dios” (1 Cor 3:16).23 Son la fuente de gozo, deleite, son bonitos, que sienten placer, que sonríen, que quieren comer, tener sueños; también los cuerpos con VIH y sida son expresión de esta grandiosidad que es la vida, aunque son vulnerables a la enfermedad, al sufrimiento, al abuso y a la muerte, nuestros cuerpos siguen siendo buenos e integrales. Todos y todas estamos llamados en el contexto de la epidemia del VIH a entrar en diálogo con las personas con VIH. El compromiso con la vida plena y abundante hace necesario que nuestras comunidades de fe se solidaricen tomando como paradigma y modelo de acción, palabra y testimonio a Jesús de Nazareth. Este Reino nos llama a fomentar alianzas estratégicas para un desarrollo sustentable que va más allá de todas nuestras lógicas y que siempre celebra la vida de la inclusividad, por lo tanto la llave que estamos llamados a utilizar es que se celebre la vida, la comunión, el trabajo en redes y renacer a esta nueva identidad de hijos e hijas del Dios de la historia y de hermanos y hermanas en la cruz de Jesús de Nazareth.24 22 BibleGateway.com. Nueva Versión Internacional. 23 BibleGateway.com. Traducción en lenguaje actual. 24 La Biblia nos habla de la historia de la relación (confluencia) de Dios con su

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BIBLIOGRAFIA

Juan L. Ruiz de la Peña, Imagen de Dios. Antropología teológica fundamental, quinta edición, España, Sal Terrae, 1988. Nueva Biblia de Jerusalén. Revisada y aumentada. España, 1975. Marcelino Bassett, La Libertad de Cátedra en el Ejercicio de la Práctica Docente Universitaria en Nicaragua, (Monografía), Universidad Evangélica Nicaragüense Martín Luther King Jr, Managua, Italo Gastaldi, Educar y evangelizar en la posmodernidad, segunda edición. Quito: Ediciones UPS, s/f. Aurora Violeta Aldana Saraccini, Introducción a la filosofía, Managua: Universidad Politécnica de Nicaragua UPOLI, 1995. Dietrich Bonhoeffer, Etica, Madrid: Trotta, 2000 Jorge V. Pixley, Vida en el Espíritu: El proyecto mesiánico de Jesús después de la resurrección, Managua, CIEETS, 1993. . (M. Rosental y P. Ludin, Diccionario filosófico, La Habana, Editora Política, s. n. e. 1981, p. 346).

pueblo. Esa relación es el “ejercicio” del compañerismo, y esta relación se lleva a cabo en la casa de comunión. Porque Dios habita en medio de su pueblo. La relación entre Dios y su pueblo tiene un carácter geográfico e histórico demostrable. Esa es sólo una de las razones por qué nosotros hablamos de la historia de la salvación: Dios y el ser humano habitan juntos y están viajando juntos.

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CREADOS A SU IMAGEN Y SEMEJANZA. ¡QUÉ BUENO Y QUE BELLO! Agenor Gutiérrez Mairena

RESUMEN

La afirmación de que somos seres creados a imagen y semejanza de Dios, nos conduce a un replanteamiento del sentido de las relaciones que construimos como seres humanos, así como a valorar la dignidad de cada persona creada por amor como acto bueno, bello y sagrado. Formamos un todo en el que habita la presencia de Dios desde el momento de la Creación. Somos seres en relación que formamos un cuerpo que es capaz de sentir el dolor o la alegría del otro, de la otra. Como personas de fe partícipes del cuerpo de Cristo estamos convocadas y convocados a dar señales de vida y de esperanza entre quienes hoy son víctimas de la pandemia del VIH.

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uestra fe cristiana asume el criterio fundante de que todas y todos somos hijas e hijos de Dios, que hemos sido creadas y creados a su imagen y semejanza. Estas afirmaciones de fe tienen implicaciones y consecuencias en la vida personal y social cuando las confrontamos con nuestras prácticas cotidianas, con los modos de entender las relaciones con los otros y las otras, sea el ámbito en que vivamos. Allí en esos espacios se producen los encuentros o desencuentros. Allí damos razón de nuestra fe. El tema del VIH es crucial en cuanto cuestiona muchas de nuestras prácticas y nuestras comprensiones de fe alrededor de temas como la sexualidad, la violencia intrafamiliar, el aborto, entre otros. Son cuestiones fundamentales para la vida, para la construcción de un mundo que queremos que esté marcado por los criterios y valores del evangelio de Jesucristo. Para el abordaje del tema queremos dejar planteado una cuestión importante: El lugar y los sujetos implicados son aquellas y aquellos que viven en sus experiencias, el rechazo, la discriminación, la exclusión, la estigmatización25, 25 Estigma: es una condición, un atributo, un rasgo o un comportamiento que hace que la persona que lo porta sea incluida en una categoría social cuyos miembros son discriminados y se les ve como «culturalmente inaceptables» o inferiores. El estar infectado con VIH comúnmente está asociado con la inmoralidad sexual, con la actividad sexual comercial, la promiscuidad sexual, el abuso de drogas intravenosas, y en algunos contextos con la actividad homosexual, bisexual u otra actividad no heterosexual. A causa de estas asociaciones, quienes viven con y son afectados por el VIH son estigmatizados, y sujetos a discriminación o exclusión. ande barrera para combatir la epidemia, y continúa alimentándola a nivel global. El estigma relacionado con el VIH es un concepto complejo que se refiere al prejuicio, la exclusión el desprestigio y la discriminación dirigidos hacia las personas percibidas como infectadas por el VIH también hacia sus parejas, amistades, familias y comunidades. Los estigmas relacionados al VIH se construyen y refuerzan los prejuicios y las desigualdades sociales ya existentes, basadas en el género, la orientación sexual, o la raza. El estigma y la discriminación erosionan los derechos humanos fundamentales: muchas veces la gente pierde sus trabajos, o son rechazados por sus familiares y amigos. Las familias, a veces, culpan a quienes padecen la enfermedad de traer la vergüenza y el deshonor a la familia.

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el desprecio, por ser personas afectadas por el VIH. Este es el lugar teológico desde el cual pretendemos hacer nuestra reflexión, con espíritu de discernimiento evangélico, profético y propositivo. Para esto nos planteamos algunas preguntas que sirven como referentes metodológicos en el abordaje del tema: Si afirmamos que somos creados a imagen y semejanza de Dios ¿Qué estamos entendiendo por esto? ¿Quién es ese Dios que nos crea? ¿Cómo se revela ante sus criaturas? ¿Qué imágenes, metáforas utiliza la Biblia para mostrarnos esa manifestación? ¿Qué tipo de relaciones se pueden tejer entre Dios y los seres humanos a través de lo que los textos bíblicos nos muestran en esas imágenes? ¿Quiénes somos hombres y mujeres en ese entramado relacional? ¿Y las otras criaturas de nuestro universo que lugar ocupan en esa creación? En nuestras prácticas concretas, como miembros de comunidades de fe ¿En qué medida estamos contribuyendo (o no) en la construcción de relaciones que tengan como criterio fundante las relaciones de equidad entre hombres y mujeres y la dignidad de todas las personas? Con estas preguntas ya nos aventuramos a una búsqueda de discernimientos teológicos y pastorales que puedan ser útiles en la reflexión para el compromiso con las personas con el VIH. Estaremos incursionando en imágenes que nos muestran ese sentido de relacionalidad que somos desde la perspectiva de la creación, retomando algunos textos donde Dios se nos muestra en esa búsqueda de reconstruir la vida, desde las imágenes del Dios que tiene memoria de nosotros, que nos visita, sobre todo en situaciones límites de la vida.

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1. LA RELACIONALIDAD DE NUESTRA EXISTENCIA. 1.1. Somos seres en relación Entraremos por la puerta de lo relacional porque nos parece importante plantear algunas ideas al respecto que nos permitan luego acercarnos con mejores herramientas a los textos, a su interpretación, a su teologización. El ser humano es un ser que nace, crece, se desarrolla en la vida como un ser en relación. Es decir, que está abierto a una relación consigo mismo, con otras personas, con la naturaleza y con Dios. Es así como se construye, como un ser, hombre o mujer, en apertura hacia fuera de él y hacia dentro de sí mismo. Pero la cuestión de lo relacional de nuestra existencia se complica cuando la realidad nos dice que las relaciones que históricamente hemos construido han sido relaciones de desigualdad, de exclusión económica, social, política y cultural. Nuestras sociedades llevan la marca del patriarcalismo26 que concentra el dominio en la figura del hombre por encima de la mujer. Este modelo de relaciones de poder tiene sus implicaciones en todo el entramado social. En ese mismo modelo de construcción de relaciones, el ser humano se coloca con poder y dominio voraz, por encima de la naturaleza, a tal extremo que hoy estamos en una situación que amenaza la existencia de la vida en nuestro planeta. Este tipo de construcciones de relaciones sociales ha provocado grandes fisuras entre los seres humanos y ha generado brechas enormes entre quienes poseen las riquezas materiales del 26 Patriarcado: es preciso tener en cuenta que al decir que una sociedad es patriarcal no estamos más que determinando una serie de características que la define. El patriarcado es un sistema familiar, social, político e ideológico, construido a lo largo de la historia, con lo que los hombres a través de la fuerza, la presión directa, las tradiciones, leyes, educación, el lenguaje, la división del trabajo, determina cuál es el papel que las mujeres deben de interpretar, con el fin de estar en toda circunstancia sometidas al varón-

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planeta y quienes apenas viven con un pedazo de pan. Las enfermedades, epidemias, afectan principalmente a quienes viven en situaciones de mayor vulnerabilidad social, siendo las mujeres, los niños y las niñas los grupos más golpeados por los efectos de las injusticias y las inequidades sociales y de género. Estos modelos de construcción de poder dominantes, jerarquizantes, opresores, se introducen también, de manera profunda, en el mundo de nuestras prácticas religiosas y las formas cómo entendemos y reproducimos nuestras concepciones de Dios. Es decir, afecta nuestro modo de hacer teología y el modo cómo vivimos nuestras experiencias de fe en la vida de todos los días. Aquí también se reflejan las prácticas de dominación de hombres sobre mujeres, de la exclusión de quienes son considerados “mundanos”, “mundanas”, pecadores, pecadoras, la estigmatización de personas por no responder a ciertos estereotipos27 o moldes aceptados como “normales” o “naturales” dentro de un determinado grupo, o dados como normativos o prescriptivos por las iglesias. 1.2. La pérdida del sentido de la relacionalidad. Podemos afirmar que producto de ese modelo de construcción de las relaciones sociales y de poder, se construyen a la vez las imágenes de un Dios dominante, vengador, masculino, celoso, iracundo, juez, muy distante de nosotros, que es todopoderoso, que castiga a quienes no cumplen con ciertas normas o preceptos. Nos encontramos así ante un Dios “hecho a nuestra imagen y semejanza”. A imagen y semejanza de un ser humano fragmentado, que ha perdido el sentido del 27 Estereotipo: es una idea o imagen comúnmente aceptada por un grupo o sociedad. Es una especie de modelo que se le aplican las características, comportamientos y “virtudes” que un grupo considera que deben de tener las personas de ese grupo. Esas ideas, “cualidades”, que se transmiten de unos a otros, llegan a ser aceptadas por las gentes como “normales” y “naturales”. Ejemplo de un estereotipo: “el hombre es valiente”, este estereotipo refuerza la idea de la masculinidad que atribuye a los hombres la razón, la inteligencia, el dominio, la autoridad, etc. El estereotipo de “la mujer es dócil” refuerza y transmite la idea de que la mujer es débil, llorona, sentimental, tímida, insegura, sumisa, etc.

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fundamento de lo sagrado que hilvana la vida y las relaciones que construimos entre nosotros. Ese Dios es el que por siglos ha sido el modelo sobre el cual hemos construido nuestra teología, nuestras tradiciones de ser iglesias y las maneras de vivir nuestras experiencias de fe. Hecho Dios de esta manera, es el reflejo de nuestras comprensiones de relacionalidad tal como las hemos construido, interiorizado, reproducido en los diferentes ámbitos de la realidad y que ya hemos naturalizado. Posteriormente, eso que decimos (teología) de Dios (atributos, características) lo tomamos como normativo, justificador y legitimador de nuestros discursos y prácticas. De esa manera las violencias, las inequidades sociales, las opresiones, quedan envueltas en el discurso religioso fortaleciéndose los mecanismos de control de las estructuras de poder socio-simbólico-religioso, con todas las consecuencias que esto conlleva para la vida de las personas sobre todo para quienes viven en situaciones de riesgo y de vulnerabilidad. 2. EL DIOS QUE CREA 2.1. La palabra y la sacralidad de lo creado El tema de la creación es fundamental y significativo para la iluminación teológica y pastoral en la comprensión de las construcciones de las relaciones sociales, de los juegos de poder, los conflictos que se entretejen en esas construcciones, así como posibilita un abordaje al tema del VIH desde una perspectiva inclusiva, afectiva, relacional. Ser creadas y creados por Dios nos sitúa en un acto fundante, primordial. ¿Qué es lo que Dios crea? ¡Crea un mundo como un todo relacional! Crea los distintos espacios, lugares, tiempos, sujetos, que sólo pueden existir dentro de esa dinámica de interacción. La palabra de Dios se deja escuchar a lo largo del texto que se revela con toda la sacralidad litúrgica en ese acto primordial. 34

Es la palabra que crea: “y dijo Dios: hágase…y así sucedió”. Es la palabra que hace posible que las creaturas puedan coexistir en un mundo que es de todos y para todos, donde nada ni nadie puede quedar al margen porque todo está vinculado al Creador y por tanto, el hilo que lo une todo es el mismo Dios. Todo lo creado queda en religación a su creador. El término religión viene del latín: re – ligare, y tiene el sentido de estar ligado a alguien, de estar unido, en relación a algo o alguien. Creo que es un buen punto para buscar respuestas a algunas de nuestras preguntas. En este sentido aquello que Dios crea queda religado a Él, y por ende su creación toda queda impregnada de lo sagrado. ¡Su creación es sagrada! En su creación Dios está presente donando siempre su amor a sus criaturas. 2.2. Creados a su imagen. ¡Qué bueno y qué bello! Al ser creado el ser humano, queda explicitado en el texto bíblico que es hecho “a imagen y semejanza de Dios” “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza”

(Gen. 1,26a).

Si alguien es hecho a imagen de otro, éste “otro” entonces es el arquetipo o modelo. En el antiguo mundo mesopotámico, cananeo y egipcio, existen paralelos de la representación del ser humano como “imagen de Dios”. En Egipto, por ejemplo, el faraón era llamado comúnmente “imagen viviente de Rá sobre la tierra”28. En otro caso la reina Hatsepsut (cerca del año 1400 a.C.) es llamada “su imagen viviente (de Rá)”29. 28 Severino Croatto, El Hombre en el Mundo. Creación y designio. Estudio de Génesis 1:1-2:3, La Aurora, Buenos Aires, 1974, pp. 173. 29 Ibid.

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Ahora, si seguimos la lectura de Génesis en 5,1b y 3, aquella imagen de Dios perdurará en el hijo: “Adam engendró un hijo a su imagen y semejanza…”. Intencionalmente el tema del ser humano creado a imagen de Dios perdura en la del hijo imagen del padre. Hay una continuidad de esa imagen que llega hasta nosotros y nosotras. Al ser creados por Dios “a su imagen (sélem) y semejanza (dnut)” todos y todas somos hijos e hijas de Dios. Esta es la consecuencia teológica de tal acontecimiento fundante. A esa fe de sabernos hijas e hijos de Dios es a la que apelamos cuando hay ultrajes, desfiguraciones, violencias, que desvirtúan ese ser sagrado que somos por un don de Dios. Con esto entramos a otra reflexión. Al ser el hombre y la mujer hechos a imagen de Dios, se “trasladan” las características de quien sirve de modelo, (que en este caso es Dios) a aquella y a aquel ser creado. Y ¿quién ese Dios creador? ¿Qué es lo distintivo o lo constitutivo de Dios que puede estar “donando”, “dando” a su criatura? Lo primero que conocemos a través de la Biblia, según el orden actual de los libros, es la imagen de Dios Creador, la imagen de Dios que después de cada acto creacional ve, mira, que todo lo que había hecho era bueno (la palabra hebrea, tob, se puede traducir como bueno, bello). Esto dice mucho para nuestra reflexión teológica. La pura bondad, la pura belleza de Dios está detrás/en de su obra. Lo que ha creado ha sido por amor, por gracia, por solidaridad, todo esto queda dentro de los límites de lo bueno, de lo bello y de lo sagrado. Esa realidad de Dios pasa a ser parte de la realidad humana y de toda la creación. Y el texto bíblico lo deja expresar con toda la fuerza al cierre de esa parte del relato creacional: “Y vio Dios que todo cuanto había hecho era muy bueno” (Gen. 1,31). 36

Bueno y bello es lo creado en ese sentido de interrelación, de comunión. Ese es el gran proyecto del cual los seres humanos somos parte integrante. 2.3. Fuimos hechos por sus manos Si seguimos el hilo de la narración en el capítulo 2 del libro de Génesis, encontramos otra bella imagen de un Dios que, tal como lo describe el autor, es como un artesano, o un campesino, que con sus manos va dándole forma al ser humano, ser creado en estrecha relación con los elementos del agua y de la tierra: “…de la tierra salía agua que regaba todo el terreno “(Gn. 2,6), y de esa tierra (‘adamah) mojada tomó Dios para hacer al ser humano (‘adam), sopla en la criatura (da su aliento), y de ese acto sagrado, surge un ser viviente, que en su constitución lleva el sello del espíritu divino, de su bondad y de su belleza. ¿Dónde es colocado el ser humano? En el huerto que Dios planta. Con sus manos forma al ser humano. Con sus manos prepara un lugar y allí lo coloca. Si nos pidieran dibujar estas escenas seguramente aflorarían en nosotros y nosotras muchos sentimientos. Es Dios con su pasión, con su amor gratuito quien está detrás de esa experiencia de relación. ¿Cómo dibujaríamos ese relato tan rico en sus matices? ¿Qué colores podríamos utilizar? ¿Y si hiciéramos el ejercicio con barro y agua? Seguramente nuestras manos estarían llenas de barro al final, pero estaríamos satisfechos, nos reiríamos, nos gustaría nuestra obra por que ha salido de nuestras manos. Si nos imaginamos a Dios con sus manos llena de la tierra rojiza y dándonos el aliento de vida ¿Cuánta felicidad estaría brotando del Dios amoroso que vio que todo era bueno y bello, con el sentido de lo ético en su creación y con el sentido de la belleza que hay en cada una, en cada uno de nosotros? 37

Pero ¿por qué hemos desfigurado a ese Dios lleno de pasión y de amor por sus criaturas? Los seres humanos nos hemos fragmentado, y con ello hemos fragmentado nuestras relaciones con nuestro próximo, hemos fragmentado nuestra relación con nuestro medio ambiente a un costo casi irreversible que pone en riesgo el futuro del planeta, y con ello también hemos fragmentado las relaciones con Dios. Hemos trasladado nuestras actitudes egoístas y violentas a Dios que es Vida y vida en abundancia. Y así lo llevamos en nuestro imaginario religioso, así lo reproducimos en el seno de nuestras familias, de nuestras iglesias y comunidades. Así lo entendemos cuando abordamos temas como el VIH, porque existen muchos cascarones en nosotros que nos impiden ver y entender el amor de Dios que se detiene todos los días a conversar con nosotros y nosotras. Que nos habla a través de otros y otras, hombres, mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas, que viven el abandono, en medio de la pobreza, afectados por tantas enfermedades. Nuestras miradas quizás se apartan de ellos y ellas, apartándose así del rostro del Dios amoroso, lleno de bondad y de belleza que nos hizo a su imagen y semejanza. Nos esquivamos del Dios que se humaniza para vivir a nuestro lado, en relación, en búsqueda de sus criaturas. Evadimos al Dios crucificado que nos invita, nos convoca a ver la realidad tal como es, vista de la cruz, desde los crucificados y crucificadas en la historia; vista la realidad desde quienes están afectados por el VIH, desde quienes viven la experiencia del rechazo, pero que se saben también hijos e hijas de Dios, como lo expresaba de una manera muy linda una persona afectada por el VIH en un grupo de autoayuda: “Yo sé que Dios nos ama y nos acompaña”. 38

3. CONTEMPLAR LA BONDAD Y LA BELLEZA DE LO CREADO: MEMORIA Y VISITA DE DIOS. 3.1. Memoria de Dios Ahora bien, Dios como creador deja verse dentro de su obra. Contemplar su creación es contemplar a Dios mismo, descubrirlo en el otro, en la otra, descubrirlo en la sensibilidad, en la sensualidad, o en lo espectacular que puede parecernos el universo, como lo descubre y lo clama el salmista inspirado en la belleza y bondad de lo creado: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Sl. 19,1). El ser de Dios es “captado” por quien se sabe parte de esa obra que con amor ha sido creada. Si leemos con atención y con sentido positivo el salmo 8, podemos sacar otras conclusiones. Con admiración el salmista reflexiona: “Cuando veo los cielos obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el ser humano para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites? “ (Sl. 8,3-4).

La extrañeza del salmista está en saberse un ser humano insignificante, pequeño, ante la majestuosidad de todo lo que le rodea. Y precisamente allí está la profundidad teológica, significativa: ese ser humano, varón, mujer, niño, niña, anciano, anciana, está en la memoria del Dios Creador desde el mismo momento de aquel acto fundante y sagrado. En la teología bíblica el concepto de memoria (zajar) está unido a la idea de un Dios que acude, en situaciones de angustia, en auxilio de las personas. Además el término acordarse (memoria de Dios) está ligado a otros dos conceptos cruciales 39

en la comprensión teológica: alianza y liberación, conceptos que a la vez están vinculados al acto creacional: Dios como creador establece una alianza con su creación y hace a un ser humano con dignidad y libertad al hacerlo a su imagen y semejanza. Cuando esa imagen se ve distorsionada por experiencias de opresión, Dios se acuerda de su alianza y promete la liberación de quienes sufren, porque ese sufrimiento es de Dios en cuanto Él está con aquellas y aquellos que sufren en sus cuerpos las violencias, el despojo, el ultraje, el abandono o el rechazo. Veamos cómo funciona esta tripleta en un texto que ha sido de gran significación en la tradición bíblica: “he recordado mi alianza… Yo os libraré…” (Ex. 6,5-6). Memoria de Dios, alianza como promesa que no se olvida de parte de Dios, liberación para quienes sufren de situaciones de opresión, puesto que Dios desea para los seres humanos y toda su creación, que vivan en libertad y plenitud en el sentido originario de ser imagen de Él. Traduciendo esto podemos decir: Dios está con nosotros y nosotras (Enmanuel) seamos quienes seamos, con nuestras bondades y debilidades. 2.2. Visita de Dios Visita, es el otro término que utiliza el salmista en su canto litúrgico, Él está en nuestras casas, en nuestros caminos, se pone al lado nuestro, se acerca a nosotros y nosotras aunque estemos a un lado del camino, excluidos y excluidas, rechazados y rechazadas, enfermos y enfermas. Tiene memoria de cada uno, de cada una: nos visita, se encarna para vivir con/junto/al lado nuestro: 40

“Aquel que es la palabra, se hizo carne (se humanizó) y habitó entre nosotros” (Literalmente dice “puso su tienda entre nosotros”)

(Juan 1,14). Esa memoria y esa visita de quien es nuestro hacedor cobran un profundo significado cuando valoramos el sentido de la relacionalidad, el sentido del ser re – ligados, sentido al cual el mismo Dios nos convoca. La visita de Dios tiene toda una significación en la experiencia de la gente, sobre todo de aquellas que sufren o son sometidas a la exclusión. María, la madre de Jesús, visita a su prima Isabel (Lc. 1,39). Son dos mujeres embarazadas, una joven y una anciana, mujeres que en una sociedad patriarcal eran objeto de discriminación. La visita, el entrar a la casa y el saludo provocaron la irrupción del gozo de un niño aun en el vientre y la manifestación del Espíritu Santo. Ese gesto con toda su expresión simbólica, es gestor de alegría, de amor, de solidaridad entre dos mujeres y dos niños, sujetos marginados en una sociedad patriarcal. Dos niños que a la vez, serán víctimas días más tardes, del poder opresor porque se colocaron al lado de la justicia y al lado de las y los marginados y excluidos. Zacarías, el padre anciano de Juan, al recobrar el habla exclama con sentido profético: “Bendito el Señor Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo” (Lc.1, 67). Es la visita de Dios que trae esperanza a quienes esperan con confianza su llegada. Ya durante su ministerio público, Jesús de Nazaret, lleno de profunda compasión, levanta de entre los muertos al hijo único de una mujer. Aquel acto lleno de amor fue entendido por la gente como la visita de Dios: “Dios ha visitado a su pueblo” (Lc. 7,16). 41

La visita de Dios, el Creador, aquel del cual el salmista se extraña por visitar, por estar al lado de lo que puede parecer insignificante, sin valor, es el Dios que precisamente muestra su pasión por quien puede ser víctima de la dolencia, de la soledad, del desprecio, porque su amor dado desde el momento fundante de la creación es el mismo amor para todos y todas, en todas las épocas y lugares. Estas imágenes de Dios presentadas en el culto, en cuanto los salmos son expresión de esa búsqueda de religación con lo sagrado, reafirman lo que en los textos bíblicos se expresa como una constante: Un Dios que quiere, desea, se apasiona por sus criaturas: Ser Dios mismo hecho criatura, viviendo la experiencia de ser hombre y mujer, viviendo la experiencia de ser Dios como leproso, ciego, él mismo, en la persona de Jesús, interpelado por una mujer que cuestiona modos de relacionalidad de quienes se consideran diferentes (Mateo 15, 21-28). 4. EL DIOS QUE NOS DIGNIFICA La afirmación de que somos creados y creadas por Dios tiene otras implicaciones. Además de subrayar el carácter relacional de la realidad humana, afirma la dignidad de cada persona, es decir, su integridad humana dada por gracia, por amor, en el mismo acto creacional. Esa dignidad dada con gratuidad por Dios es lo que nos constituye seres para amar, para ser amados, porque sólo a través del amor, que es parte de esa imagen de Dios en nosotros, de ese amor que es pura donación, gracia, acto sagrado, es que se puede hablar de construir verdaderas relaciones de equidad, de una relacionalidad que Dios mismo está tejiendo y a la cual nos está invitando para que el mundo siga siendo bello y bueno. Si esas relaciones son rotas por actos de violencia, por el odio, por las exclusiones que sufren personas o grupos por su 42

condición social, o porque son personas enfermas señaladas por los dedos acusadores y juzgados de pecadoras, entonces la imagen de Dios queda desfigurada: Dios y su imagen (seres humanos) quedan deformadas, mutiladas. Se rompen los hilos fundantes de la solidaridad, del respeto, de la dignidad, del amor, que son valores que tejen o deben de tejer las relaciones entre los hijos y las hijas de Dios, que es lo que somos por gratuidad desde el acto mismo creacional. A ese Dios que imagina y crea un mundo bello y bueno, al Dios que nos hace a su imagen y semejanza, como hijas e hijos con dignidad, que tiene memoria de nosotros y nosotras y nos visita, es al que apelamos cuando reflexionamos como cristianos y cristianas, sobre la pandemia30 del VIH que hoy cobra millones de vidas en el mundo. Nuestras conciencias y nuestra fe nos interpela a asumir con criterios evangélicos, respuestas que apunten a deconstruir aquellas concepciones y prácticas religiosas que sólo coadyuvan a violentar los derechos de las personas, derechos que por gracia les han sido otorgados en el amor de Dios, presente en el acto creador. El Dios que Jesús de Nazaret nos muestra en su vida y en su práctica comprometida con la vida de todos y todas, es el mismo Dios amoroso y solidario con su creación. El evangelio de Juan nos habla de ese Dios encarnado que al colocar su tienda en medio de nosotros y nosotras, nos convoca a conocerle a través de Jesús: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn. 14,9). Quien ve a Jesús ve a Dios. Quien ve a Jesús en el rostro de los demás, y sobre todo de las sufridas y sufridos, ve a Dios. Quien ve a quienes hoy están viviendo la experiencia de estar 30 Pandemia: es una epidemia que afecta al mismo tiempo a muchos países en el mundo y, al ser producida por un virus nuevo, puede ocasionar un cuadro clínico de mayor severidad.

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afectados por el VIH, está viendo a Dios. Quien sabe quién es Jesús, sabe entonces lo que significa esa encarnación y ese habitar en medio del mundo, en medio de sus criaturas. En aquel que anunciaba la cercanía del Reino de Dios (Mr. 1,15) y lo hizo presente en sus actos de amor y misericordia, estaba Dios. Él es quien revela a Dios, quien lo revela entre los y las excluidas, hombres y mujeres olvidadas por quienes pretendían ser los representantes de ese Dios. Dios se revela en él, en Jesús, en su práctica y su palabra, en sus hechos de curación de enfermedades y dolencias, en sus actos de solidaridad con los pequeños y excluidos. 5. SER CUERPO DE CRISTO Todas y todos somos hijas e hijos de Dios. Desde nuestra fe evangélica nos consideramos parte del cuerpo de Cristo. Esto nos conduce a otras afirmaciones acerca de la relacionalidad entre los seres humanos. Cuando Pablo escribe a la comunidad de los Corintios, ésta atraviesa una situación de conflictos internos, disputas, abusos, etc. Frente a esto Pablo, haciendo un llamado a la unidad, utiliza la imagen del cuerpo humano (1 Cor. 12ss) donde cada parte juega un papel para que ese cuerpo funcione. Somos parte de ese cuerpo que vivió la experiencia de dolor, que se despojó de si mismo (Fil. 2,8), para asumir el compromiso radical por la justicia entre los seres humanos, para que todos y todas podamos vivir la experiencia de la vida plena, en abundancia (Jn. 10,10). Somos ese cuerpo en el que “si sufre un miembro, todos sufren con él” (1 Cor, 12,26).

Formamos un todo en el que habita la presencia de Dios desde el momento de la creación. Somos un todo, un cuerpo, que si alguien está afectado todos estamos afectados. Si alguien tiene VIH todos estamos afectados31, porque es un hermano, 31 www. .lutheranworld.org/LWF_Documents/ES/HIVAIDS-Action-plan_SP.pdf:

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una hermana de la comunidad la que sufre y con ella todos sufrimos. Entonces si alguien tiene esperanza, pues todo el cuerpo, toda la comunidad vive también esa esperanza. Allí en medio de tantas ambigüedades que podemos experimentar como personas, como comunidad, es posible generar, provocar gestos, acciones que nos hagan vivir el sentido profundo de nuestra fe cristiana al lado de quienes hoy son afectadas por la pandemia del VIH. El mensaje evangélico debe ser un mensaje inclusivo, al modo como Dios nos acoge, al modo como nos visita, aunque tal vez nos resulte difícil identificarlo porque se nos muestra en lo que podría ser lo más insignificante y despreciable. Pero el amor de Dios va más allá de esas fronteras que nosotros construimos con actitudes egoístas que hemos aprendido pero que necesitamos cambiar, si queremos un mundo distinto donde todos y todas podamos estar incluidos sin estigmatizaciones, rechazos, violencias, intolerancias. “Ya no vivo yo, más Cristo vive en mí”, una afirmación rotunda de lo que es vivir el Evangelio, por que ¿Cómo vivió Cristo? En una entrega total al mundo, proclamando y viviendo los valores del Reino de Dios. Con la pasión que se puede vivir cuando se ama de verdad. Solidario con los humildes, con las enfermas y enfermos, con los niños y niñas, con las mujeres discriminadas. La pasión de Dios expresada en su creación, es la pasión de Jesús mostrada en las señales de sanación de los cuerpos enfermos. Entonces, si Cristo vive en mí, yo vivo la pasión de Jesús por los demás. Yo puedo ser parte de ese cuerpo que se conmueve ante el dolor humano, que no pasó de lejos sino que me acercó a las orillas de los caminos porque allí está Dios en el rostro, en el corazón de quien ha sido lanzado por Compasión, conversión, asistencia: Respuestas de las iglesias a la pandemia del VIH/SIDA, es el plan de acción de la Federación Luterana Mundial sobre el VIH en el que se plantea que la propia iglesia tiene VIH.

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la pobreza, por la estigmatización y el rechazo aun en nombre del mismo Dios. La historia, nuestra historia humana lejana y cercana es testigo de esa dolorosa verdad. Jesús en su práctica coloca en el medio a quienes eran víctimas de la discriminación. Coloca la vida de las personas en el centro. Un enfermo que tenía la mano seca es invitado por Jesús a colocarse en el centro de la sinagoga: “Levántate y ponte ahí en medio… ¿Qué está permitido hacer el sábado: el bien o el mal? ¿Salvar la vida o destruirla?”

Desde la experiencia de Jesús de Nazaret, la persona, el ser humano ocupa la centralidad, es este ser humano sometido al escarnio por quienes se dicen se llaman representantes de Dios, al que hay que salvar, porque allí está Dios mismo presente, deshumanizado. En la práctica de Jesús, la vida es lo central, aunque esta defensa de la vida le va a costar el odio de sus enemigos y posteriormente la crucifixión. CONCLUSIÓN El Dios al que nos aferramos, es el Dios que nos ha hecho a su imagen y semejanza para poder irradiar su bondad y su belleza, sabiéndonos parte de un todo sagrado. Si hemos distorsionado esa imagen, estamos convocados y convocadas a reconstruir ese sentido de interrelacionalidad. Todas y todos estamos enfermos. Desde nuestra fe estamos llamados y llamadas a dar señales de amor, justicia, paz, solidaridad, como signos claros del Reino de Dios que provoquen la búsqueda de relaciones de equidad entre hombres y mujeres, subrayando el carácter esencialmente relacional de la naturaleza humana y afirmando su dignidad, creatividad y potencialidad aun en medio de las vulnerabilidades que como seres humanos vivimos. 46

El Dios que proclamamos se encuentra en medio de nosotras y nosotros, nos tiene presente en su memoria, tiene presente a hombres, mujeres, niñas y niños que sufren discriminaciones y atropellos, por su situación de ser personas con el VIH. La visita de Dios se da en medio de lo vulnerable, débil y lo que aparenta ser lo vil y despreciado. En Jesús, Dios es revelado en su plenitud. En su práctica de compromiso con los más débiles y sufridos, con quienes viven todo tipo de exclusión, Jesús nos muestra el gran amor de Dios para con la humanidad. Dios es revelado a través de lo opuesto a lo que comúnmente lo asociamos: majestuoso, poderoso, castigador. Dios se nos revela hoy entre quienes sufren la marginación por ser personas afectadas por el VIH. Una mujer que participa en un grupo de auto – ayuda, de manera linda y llena de esperanza, nos muestra su experiencia de vida: ella con VIH, su marido ha muerto de sida. En medio de su dolor ella clama y ve a Dios como ese ser que está con ella, amándola y acompañándola. Aferrada, religada a lo que le da sentido a su vida. La otra experiencia es la de alguien que conocí hace algunos años, ahora postrado en la cama de un hospital. Una amiga especial a quien quiero como una hija, estaba sumamente consternada al saber de la situación de este joven, ella ha acompañado pastoralmente a un grupo de personas afectadas por el VIH, y habíamos visitado en varias ocasiones a Oscar. Y de pronto la frase de mi amiga ¡“Es como una oveja llevada al matadero”! Mi reflexión fue: Sí, allí está el Dios creador sufriendo con él, Dios mismo creador, sufriendo por su amor y bondad a sus criaturas.

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BIBLIOGRAFÍA: Severino Croatto, El Hombre en el Mundo. Creación y designio. Estudio de Génesis 1:1-2:3, La Aurora, Buenos Aires, 1974, pp. 173. www.lutheranworld.org/LWF_Documents/ES/HIVAIDS-Action-plan_ SP.pdf: Compasión, conversión, asistencia: Respuestas de las iglesias a la pandemia del VIH/SIDA

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RELECTURA DE LOS CONCEPTOS BÍBLICOS: PECADO, JUSTIFICACIÓN POR LA FE Y GRACIA A PARTIR DEL VIH. Manuel Silva Mejía

RESUMEN

El presente artículo tiene como objetivo aportar pistas sobre la urgente necesidad de los cristianos(as) de transformar la actual manera de mirar el mundo, y la forma de interpretar el texto bíblico no más condenatorio sino hacia una visión de fe, amor, esperanza, igualdad. Recientemente, no hubo teológica ni pastoralmente una respuesta reflexiva alrededor de la enfermedad, Éticamente hubo un silencio velado alrededor de ella, y en el peor de los casos una voz condenatoria, que condujo a un silencio generalizado hacia aquellas personas que estaban siendo afectadas por el VIH, cuya consecuencias son irreversibles hoy en día y la magnitud alcanza el estatus de pandemia. El texto bíblico amerita ser reinterpretado a partir de un análisis hermenéuticos que conduzcan a un acercamiento epistemológico y pastoral frente a las nuevas realidades que nos corresponde vivir en la presente década.

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H

oy en día viven en el mundo entero aproximadamente 38 millones de personas con el VIH. De esa cifra tres millones de personas viven en América Latina.32 En la presente década la magnitud de la pandemia VIH ha sido impactante. Estos efectos devastadores, han alertado a organizaciones multiregionales y los gobiernos de los países de Latinoamérica a considerar dentro de los presupuesto de nación partidas económicas que contribuyan a prevenir y atender a los(as) afectados(as) por el VIH. Aunque hay repuestas, sin embargo las mismas han sido superficiales. El impacto de la epidemia, el rápido desarrollo del virus, nos compromete a todos los individuos a unir esfuerzos para enfrentar la enfermedad. Los cristianos(as) nicaragüenses jugamos un papel clave en la prevención y el cuido a personas afectadas por el VIH. El reto ha sido eminente, el desafío nos compromete e involucra en el amor a la vida, a la cual todos(as) tenemos derecho. Hemos de reconocer que en los últimos años las iglesias se han involucrado en la atención pastoral en tornos a los(as) afectados(as), sin embargo no siempre ha sido así. En el primer momento de la epidemia se asoció el VIH a prácticas condenadas por la iglesia, una enfermedad producto de “la desobediencia y pecado”, llegó a considerarse como parte de las maldiciones que recaen sobre aquellos seres humanos que conducen sus vidas pecaminosamente, con conductas sexuales desaprobadas por la iglesia y que nos aparten de la santidad. Teológicamente y pastoralmente no hubo una repuesta reflexiva alrededor de la enfermedad. Éticamente hubo un

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ONUSIDA, Comunicado de Prensa, Bangkok. 14 de Julio de 2004.

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silencio velado alrededor de ella, y en el peor de los casos una voz condenatoria, que condujo a un silencio generalizado de aquellas personas que eran afectados por el VIH, cuyas consecuencias son irreversibles hoy en día alcanzando el VIH expresiones de pandemia. No queremos pecar de personas arrepentidas de nuestra actitud y que hemos reconocido el error. Nuestra humildad nos obliga a examinarnos en que medida hemos contribuido como iglesia a condenar, estigmatizar y discriminar a las personas afectadas por el VIH. El reto está planteado, la iglesia está convocada a asumir un papel responsable ante el VIH, y para ello debemos iniciar por cambiar nuestra visión del mundo. Como Iglesia debemos de replantearnos que no todo debe ser considerado pecaminoso e irracional. Los fundamentalismos cristianos son muy característicos en las iglesias evangélicas y asumen que la perfección es sinónimo de ser hijo(a) de Dios, que las enfermedades son muestras de no estar en la gracia de Dios, que la pobreza es una condición de pecaminosidad y de falta de fe. Buscamos a partir de esta reflexión aportar pistas sobre la urgente necesidad que tenemos los cristianos(as) de transformar nuestra visión del mundo, nuestra forma de interpretar el texto bíblico, ya no mas desde una visión condenatoria, sino de fe, amor, esperanza, igualdad.

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1. EL PECADO 1.1 Interpretaciones tradicionales La doctrina evangélica es particular en algunos elementos relacionados al pecado categórica al concebirlo como la rebelión contra la voluntad de Dios33, es también el término más inclusivo de distorsión moral34; cualquier cosa en la criatura que no expresa o es contraria al carácter santo del creador35; la falta de conformidad a la ley moral de Dios, ya sea en hecho, disposición o estado36 . Cualquiera fuese la definición de pecado, la característica fundamental es que va dirigido contra Dios, y que cualquier definición que no refleje esto no es bíblica. 37 Sin embargo, conviene explicar que en las lenguas originales en que fue escrita la Biblia no hay una sola palabra para referirse al pecado, sino varias frases para referirse al tema. Esta diversidad de términos, nos invita a pensar que sería contraproducente encerrar el término pecado en un solo concepto y emplearlo bajo una sola forma de interpretación siendo que tiene una amplia posibilidad. Por otro lado, en muy buena medida de la tradición cristiana, el pecado se ha relacionado a la moral. La pecaminosidad parte casi siempre de temas tabú dentro de las iglesias, y algunos de los temas tabú son la sexualidad, el aborto, la justicia, etc. Los temas tabú están fuertemente determinados por situaciones de pecado. Así mismo, si el feligrés(a) toma una posición de defensor(a) de los derechos sociales de una persona o grupo, actúa por la defensa de los derechos de ese grupo social, y su actuar 33 34 35 36 37

W.T. Conner. Doctrina Cristiana. Tennessee. CBP. 1986. P. 157. W.E. Vine. Diccionario Expositivo. Nashville: Editorial Caribe. 2001. P. 640. Buswell. Teología Sistemática. Grand Rapids. Zondervan. 1972. 264. Strong. Teología Sistematica. Philadelphia. Judson. 1907. P. 269. Op. Cit. Vine. P. 241.

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reivindicativo va en contra del orden establecido, esa persona puede ser acusada de pecadora. Si el feligrés(a) decide tener una actitud de acompañamiento a personas con el VIH, puede llegar a ser acusada inclusive de tener el virus. Porque los fundamentalismos cristianos consideran que tener el VIH es producto de la desobediencia y el pecado. 1.2 Los términos en el Nuevo Testamento que refieren al pecado En el Nuevo Testamento un grupo de palabras para referirse a pecado son: amartia (hamartía) que designa el obrar contra costumbres, leyes, hombres o dioses. Igualmente un campo especial abarca el grupo de palabras (adikía), carga el acento en lo que va contra el derecho y en las acciones que se oponen al mismo. Un aspecto más amplio refleja el grupo de palabras (parábasis), que se refiere ante todo a la transgresión de la ley. El término (paraptoma) caer, equivocarse, faltar, indica en cambio, por lo general el desliz o la transgresión culpable. Hay otros términos que refieren a pecado y que son muy generalizados en el Nuevo Testamento: (anomía), ilegalidad; (asébeia) impiedad; (ptaío) torpeza o caer; (hetema) descalabro o fracaso; (Histema) falta , defecto; (Planáomai) errar equivocarse; (agnoéo) desconocer, no saber; (opheílo) deber, estar obligado; (parakoe) desobediencia y los términos comprendidos bajo la entrada culpa: (aitía) causa, acusación; (enochos) culpable, reo. Para la tradición oficial judía del primer siglo de nuestra era, que tiene sus raíces en la ideología exílica, el pecador amartolos (hamartolos) es aquel que no se apega a la ley y a la interpretación que de ella hacen los fariseos. 53

Frente a este modelo y concepto de pecado, la predicación de Jesús irrumpe de una manera radical y contraria, cuando él, por ejemplo en el Sermón de la Montaña (Mt. 5:1-12), radicaliza la ley, establece su persona y su venida como medida nueva (Mt. 7:11) y con ello introduce una nueva realidad: el Reino de Dios se ha acercado (Lc 4:18-19) Este mensaje tiene vigencia aunque en esos pasajes rara vez se hable expresamente del pecado. El sentido del Reino de Dios es la reconciliación, Jesús próximo a la gente considerada pecadora. El hijo de Dios que viene esencialmente para los pecadores y no para los justos (Mc. 2:17), dice que los pobres son dichosos (Mt. 5:2), llama a sí a los que están sufriendo (Mt. 11:28). Como resultado de esa misión Jesús, es estigmatizado como un ser de mal comportamiento al ser “amigo de los pecadores (Mt 9:10; Mt 11:19). Evidentemente hay un antagonismo entre la forma farisaica al verles como pecadores, a una persona que se debe excluir, y la manera solidaria en que Jesús trata con los pecadores (Lc. 7:36; Lc. 15:1; 18:9; 19:1). En el relato del hijo prodigo Jesús llega a radicalizar la visión de pecado, no hay nadie exento de pecado (Lc. 15:11-32) y muestra que ambos hijos (tanto el “malo” como el “bueno”) necesitan de la bondad del padre. Con ello ha de romper Jesús con la visión excluyente y clasista de los fariseos. Muy especialmente en las palabras sobre los fariseos de Mt. 23 se ve claramente que con la venida de Jesús se ha alterado por completo el criterio para saber lo que es justo o lo que no lo es. Los que, según los usos judíos o según la ley, eran considerados como justos y piadosos son desenmascarados y señalados de una manera especial como pecadores ante Dios “ay de ustedes… hipócritas que, como sepulcros blanqueados, son hermosos por fuera, pero dentro están llenos de huesos 54

muertos y corrupción. Y así también ustedes, por fuera se ven santos, pero bajo el manto de piedad hay un corazón manchado de hipocresía y pecado”. Dentro del corpus paulino, las afirmaciones más importantes sobre pecado las encontramos en Rom. 1- 8. Pablo afirma que todos fracasamos por igual en la justicia de Dios. Todos infringimos la ira de Dios, debido a nuestras acciones injustas. Pablo a la asevbeia (asébeia), la llama impiedad y a la adikia (adikía), injusticia (Rom. 1:18). Sólo para la fe el pecado se convierte en amartia (hamartía). La ley (vnomos) hace que el hombre tome conciencia del pecado (Rom. 3:20; 5:20; 7:7; Gal.3:22). Con ello no queda invalidada (Rom 3:31 entre otros), esta mas bien al servicio de la fe en Cristo (Gal 3:23). Esto es, la ley señala el objetivo y apunta hacia él, pero ella misma no es el camino de salvación ni nos conduce a ella. La justicia de Dios no se ha de conseguir por el camino de la ley. Según la teología paulina ley-pecado-muerte, es el triángulo fatal en el que se haya atrapado el ser humano sin Cristo, sin la fe. En el texto de Rom. 5:12-21 esto se muestra de una manera ejemplar en Adán. Adán por su decisión ha puesto en marcha la muerte, a partir de entonces esa línea alcanza a todos las personas (Rom 1:32; 6:16; 7:5-22; etc). Opuesto a Adán, está Jesucristo que rompió ese círculo, tomó sobre sí, en lugar de todos, la maldición de la ley (Gal 3:10-14), sufrió la muerte (Rom. 5:8; 6:3; 1 Cor 15:3) y borró el pecado de todos, cargando con él (Rom 8:1). El mismo fue hecho pecado (2 Cor. 5:21), para implantar la justicia y reconciliación (Rom 5:10; 2 Cor 5:18). Con todo, Pablo no ofrece ninguna doctrina sistemática sobre el pecado, o condenas estereotipadas sobre pecados. Pablo 55

todo lo contrario, más que estigmatizar habla de reconciliación, establece la victoria de Jesucristo sobre el imperio de la ley, del pecado y de la muerte, en cuyo lugar se levantan la justicia y la vida. El camino de la ley, que el mismo Pablo recorrió antaño no lleva a la vida, sino a la muerte. Pablo ve en su persecución contra Cristo y los cristianos el pecado de su vida (1 Cor 15:9; I Tim 1:15). La gracia de Dios (cavris) es que abre el nuevo camino (Rom 5:15; 1 Cor 15:10). Es el camino de la fe (pivstis) Rom. 3:21. Como prototipo del creyente se yergue Abraham, el cual fue justificado por la fe (Rom 4). Para Pablo, la muerte reconciliadora de Cristo por nosotros ocurrió una vez para siempre (Rom 5:1). Y con ello el humano es arrebatado del imperio de la muerte y se hace partícipe de la nueva vida de Cristo (Rom. 6:1-11). A ese indicativo sigue inmediatamente un imperativo: el cristiano debe liberarse de la esclavitud del pecado para ponerse al servicio de la justicia (Rom. 6:12). La libertad, de ponerse al servicio del espíritu, se opera en el amor (Gal. 5:13). Toda justicia propia e incluso toda autosuficiencia queda con ello excluida (Rom 10:3; 1 Cor. 1:19-31). Así pues, en la afirmación paulina acerca del pecado no encontramos estigmas, por el contrario nos encontramos con dos líneas.

a) El hecho de que toda la humanidad está bajo el poder del pecado, del cual solo cabe la liberación por la acción reparadora única de Dios en Jesucristo. b) El llamado a los(as) cristianos(as) a consagrarse a esa nueva justificación en la fe, a ser siervos de Cristo en vez de serlo del pecado y luego a caminar en el espíritu, en Cristo.

1.3 El pecado estructural Los(as) cristianos(as) afirmamos en nuestro corpus doctrinal que todos somos pecadores por igual. Pero lo más delicado en la interpretación bíblica es que no solo existen los pecados 56

individuales, los pecados estructurales son una realidad y son los que nos llevan al pecado individual, la pobreza es un pecado, generado por los que ambicionan las riquezas, por lo tanto es una consecuencia de los pecados estructurales. El “pecado estructural” revela la existencia de estructuras sociales, económicas, políticas o culturales que son pecaminosas - las cuales tienen como resultado la lógica de mal, opresión, sufrimiento. La pobreza es el sufrimiento que aqueja a más de la mitad de los latinoamericanos.38 Tradicionalmente han existido dentro de las iglesias dos posiciones con respecto a la pobreza: a) Se ha creído que la pobreza era algo natural de la humanidad, que

venía directamente de la voluntad divina, de fuerzas sobrenaturales o de la propia naturaleza. Siendo así, nadie cuestionaba el orden natural de la pobreza y todos veían el orden social también como una forma de orden natural. Por eso, ante la pobreza, toda la atención recaía sobre la intención o la santidad o la moralidad de las personas involucradas.39 Se es pobre porque Dios así lo quiso, pero tú santidad o la moral cristiana te ayudará a llevar ese estado social, y si ese estado social te trae aflicciones como la enfermedad hay que saberlas soportar en Dios. En este tipo de teoría moral y social centrada en la intencionalidad subjetiva, no hay camino para salir de la pobreza, además es de más el esfuerzo pensar en salir de la pobreza, el único camino es educar o convertir a todas las personas para que acepten su lugar y su misión dentro del orden natural de las cosas o de la voluntad divina y que actúen de modo correcto y adecuado. En el fondo es la idea de que cambiamos el corazón y la mente de todas las personas y el mundo será bueno y justo. Algunas escuelas de interpretación teológica han cuestionado esta visión del mundo y de la sociedad y, con la noción de pecado estructural ha mostrado que más allá de los cambios personales

38 Jurgen Moltmann. Dios en el proyecto del mundo moderno. Managua: CIEETS/UENIC. 2008. P.71 39 Jung Mo Sung. Pecado estructural y las buenas intenciones. Adital.

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es preciso cambiar también las estructuras económicas, políticas y culturales de la sociedad y la forma de organizar y funcionar de las principales instituciones. b) La pobreza es un castigo de Dios. La pobreza es la consecuencia del pecado, por lo tanto el que tiene riquezas, o vive una vida sin problemas económicos es una persona que ama a Dios, y Dios ama a esa persona, por eso lo bendice con bienes, salud y vida. La enfermedad es otra forma de manifestación de una vida en pecado. Por lo tanto debemos procurar la bendición de Dios, debemos procurar las riquezas a cualquier costo.

Al respecto de estas dos posiciones en cuanto a la pobreza podemos afirmar que: Pobreza, enfermedad y sufrimiento no son nociones de castigo de Dios. El VIH no hace distinción de personas, de religión, de santidad, de moral, de posición social, todos(as) podemos ser afectadas por la enfermedad. Tanto personas con riqueza material o en pobreza igualmente están expuestas a contraer la infección, no obstante, en lugar de condenar a las personas a partir de fundamentos morales, procuremos acercar nuestra comprensión del sistema que genera la pobreza, lo cual constituye un pecado estructural, y en gran medida este sistema pecaminoso agudiza las causas de la propagación del VIH y profundiza el dolor de quienes padecen por el sida. La noción de pecado estructural indica que, en la dinámica social, las buenas o malas intenciones no son suficientes para determinar las consecuencias de las acciones individuales y sociales. Existe una estructura social dominante que limita y condiciona las posibilidades y las consecuencias de nuestras acciones (sin olvidarnos de los límites y posibilidades colocados por la propia naturaleza). En la práctica esto quiere decir que buenas intenciones o voluntad política no son suficientes, que hay una diferencia entre la intención de la acción y sus resultados; y entre lo que “debería ser” y lo que “puede ser”. 58

Hay aspectos de nuestra vida y de la sociedad que podemos cambiar para mejor, incluso antes de las transformaciones estructurales; pero hay otros, que no podemos cambiarlos antes de que estas grandes transformaciones en las principales instituciones de la sociedad y de la propia estructura sociopolítica se produzcan. Por eso, necesitamos trabajar en forma articulada en varios espacios y niveles y con perspectivas de tiempo adecuadas para cada uno de ellos. Todo esto, sin olvidarnos que existen también cosas buenas y deseables que están más allá de nuestra condición humana y de la historia. Perseverar en la lucha dentro de estas contradicciones y frustraciones tiene que ver con la sabiduría espiritual. 1.4 Pecado y el VIH

El concepto de pecado dentro de la tradición cristiana se ha dimensionado alrededor del conjunto de actos considerados erróneos e inmorales. Para explicar este concepto se ha interpretado la Biblia de manera distorsionada al afirmar que Dios castiga a los pecadores con enfermedades y la muerte, por ello se ha cometido el error de afirmar que las personas que son afectados por el VIH son pecadoras por sus acciones, culpables por su pecaminosidad La anterior frase, no tiene asidero bíblico hermenéutico desde la concepción de Jesús, ni desde el punto de vista científico. Y mencionamos dos razones: a) El VIH no necesariamente se transmite por prácticas condenadas por las iglesias. Una ama de casa comprometida con su iglesia, responsable de su hogar, casada, fiel a su marido, que no realiza acciones condenadas por la iglesia y adquiere el VIH, ¿cómo justificaríamos su supuesta nueva situación de pecadora?. Por otra parte no podemos asumir el rol de jueces al estar distinguiendo entre personas con VIH inocentes y personas con VIH culpables. Por el contrario, excluir a estas personas de las comunidades es en sí mismo 59

una expresión de pecado. Es equívoco y pecaminoso tratar de repartir la culpa. b) Según lo analizado en el inciso anterior sería un error desde el punto de vista interpretativo del texto bíblico. Nuestro Dios no es un Dios de castigos, sino de compasión, el Dios solidario, el siervo sufriente. Es la enfermedad un lugar de manifestación de la presencia de Dios no un castigo de Dios, por eso él está con el que sufre, acompaña solidariamente a quienes son tratados injustamente. Hemos dicho siempre “Dios no ama al pecado, sino al pecador”, frase que al final sirve para estigmatizar a la personas que supuestamente transgreden la “ley de Dios”. La ley de Dios se resume en dos elementos claves: ama a Dios y ama a tu prójimo (Mc. 12:30-31) el diálogo puede ir aun más lejos ¿quién es mi prójimo? Siendo no el cercano, sino prójimo será quien actúe sin reservas, sin estigmas, sin prejuicios como el buen samaritano del relato bíblico. (Lc. 10:29-37). Pecadores hemos de ser todos(as), Jesús lo expresa claramente en el relato de la mujer adúltera: “el que esté libre de culpa que se atreva a tirar la primera piedra” (Jn. 8:1-11). “no hay justo ni aun uno” (Rom. 3:10). El pecado es un estado en el cual ponemos obstáculos como humanos a una relación de paz, amor y compromiso con Dios. El compromiso de Dios es amarlo y amar al prójimo. Al no cumplirlo todos somos pecadores. Todos(as) nosotros(as) estamos inmersos en esta situación conjuntamente, sin distingo de color, condición social, o enfermedad. La falta de exención al pecado, condiciona al cristiano a no juzgar a los demás, el apóstol Pablo llega a afirmar que como “todos hemos pecados, estamos destituidos de la gloria de Dios” (Rom. 3:23). Si juzgamos a otras personas de pecadoras estamos cayendo en el error de los fariseos, y en este sentido Jesús afirmaba acerca de ellos: “son como sepulcros blanqueados, limpios por fuera, sucios por dentro” (Mt.23:27). 60

Las iglesias han asociado el VIH a castigo divino, producto de sus propias pasiones. Esto corresponde a una visión propia de la ley judía presente en el Antiguo Testamento. Jesús desafía esa forma de pensar. Para Jesús no toda enfermedad, pobreza, viudez era consecuencia de una maldición de Dios ni porque haya cometido algo malo. Un paradigma para comprender la complejidad de la enfermedad, el dolor y las situaciones límites podemos encontrarlo en la experiencia de Job. La trama en la cual se basa este libro bíblico presenta a un hombre bueno, honorable, justo que queda en el total fracaso económico, además de enfermo; dando a entender que hay que comprender al ser humano en sus propias circunstancias y límites. Para el autor de Job tanto el dolor como el sufrimiento son inherentes al ser humano, parte de su condición humana, parte de su esencia limitada, terrena. Por lo tanto la enfermedad, el fracaso, la tragedia conforman en conjunto parte de esa realidad limitada de la humanidad. Dios no abandona a Job, aunque éste experimentó una intensa soledad, un profundo sufrimiento, una terrible enfermedad, Dios no estaba ausente, por el contrario estaba bien cerca de él. El sufrimiento no significa que Dios nos ha abandonado. 2. LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE El pecado individual y estructural es una realidad para todos(as) sin excepción alguna. Las enfermedades no son causas de la voluntad de Dios, sino de la realidad finita de la humanidad. La razón de ser de la teología cristiana se basa en la relación Dios-humanidad, un principio de congruencia y relación recíproca: “El Dios justificador y el hombre pecador”, esta frase de la reforma protestante que determinará la fe en el Cristo, como en los tiempos del cristianismo del siglo primero 61

en las primeras comunidades de fe, “Solo Cristo, y el Cristo crucificado por nosotros, es el fundamento y el criterio de la fe verdadera, de la iglesia verdadera y de la teología verdadera. El mismo, es el Evangelio” A partir de esta razón de ser hay que comprender el pensamiento de la justificación por fe de la humanidad, y que la reforma protestante elaboró tan acertadamente: Es el conocimiento del Evangelio que justifica: “somos justificados delante de Dios por gracia en virtud de Cristo solamente por la fe”. Al respecto la Confession Augustana de 1530, art. 4. Dice: El Dios justo no juzga según los buenos méritos las malas obras, sino que acoge a los seres humanos injustos por puro amor y los hace por Cristo justo y buenos. Este fue el “conocimiento reformador” de Lutero: Dios es justo porque justifica. Su justicia no es justicia comprobadora (iustitia distributiva), sino su justifica creadora (iustitia justificans). Se revela en Cristo “que murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justicia” (Rom. 4:25). Por eso, la sola fe que justifica es el conocimiento verdadero de Cristo y el verdadero conocimiento de Cristo lleva a la fe, que justifica. En la claridad de la doctrina sobre la justificación se decide si la iglesia es la iglesia del evangelio de Dios o una institución religiosa cristiana. En ella se decide si la persona cree en el Dios verdadero o va detrás de sus propios ídolos. Por lo tanto: Dios no hace acepción de personas, todos(as) somos iguales frente a Dios. Ninguno es más que otro(as). Sin excepción todos(as) somos pecadores, y no existe una tipología de pecados, todos ofenden y distorsionan la relación con Dios y con el/la prójimo(a). 62

Por ello es tan acertado hoy en día el principio teológico evangélico de la Sola Fe el cual confesamos como miembros de la tradición cristiana: “quien acepta al Dios que ama a los pecadores y los justifica por gracia, ese cree.” No somos nosotros los que nos decidimos por Dios. Nosotros conocemos que es Dios el que se ha decidido por nosotros y a eso le decimos con alegría si y amen. Creer significa apropiarse del juicio de Dios, confiar en su promesa, dar la razón a su gracia justificadora. Si mi justicia (identidad, autores, autoconciencia) dependiera no solo de la gracia de Dios, sino también de mi acción, entonces no habría certeza alguna de la salvación, porque entonces nunca sabría yo si he hecho lo bastante. Solamente si la justicia humana depende por entero y solamente de la gracia de Dios, hay una certeza inequívoca de la salvación; como escribió el apóstol Pablo: “estoy cierto de que ni la muerte, ni la vida… nos pueden separar del amor de Dios, que está en Cristo Jesús” (Rom 8:38). Esta certeza personal de la salvación en la vida y en la muerte ha sido un asidero y fuerza de la fe cristiana. Las personas con el VIH igual que los seres humanos en general somos justificados en la fe en Dios, con justicia creadora más que con justicia represora. La sola fe en Cristo nos da el derecho de no ser juzgado por nuestros actos, sino por nuestra disposición a la vida y a la transformación. Nuestra fe en Dios es expresada en amor hacia los demás, en respuesta al amor de Dios. Del primer mandamiento fluyen todos los otros. Jesús nos dio un nuevo mandamiento: amarnos los unos a los otros. Este amor supera todos los temores, incluido el temor que lleva a estigmatizar a los demás.

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En este sentido, lo que hacemos importa para quienes necesitan nuestro cuidado, nuestro abrazo, nuestra aceptación, y nuestra ayuda. Esta es la clase de “vida santa” que fluye a partir de la aceptación de la gracia de Dios. Esto incluye el tener cuidado de nosotros mismos y cuidar de nuestros prójimos. 3. LA GRACIA La persona que es justificada solamente por la Gracia, puede vivir libre de angustia. No necesita preocuparse más por la salvación de su alma. Toda su preocupación se dirige a la existencia, a la vida, a sus prójimos(as). La sola fe me compromete, y me hace feliz, pero la fe nunca está sola, sino activa en el amor y la solidaridad, mientras viva el hombre/ mujer creyente. El/la justificado(a) por la sola gracia, se convierte en hijo(a) de Dios. Un error expreso es considerar que a través de las obras y los méritos se llega a ser un hijo de Dios. Se es sencillamente hijo(a) de Dios por un acto de nacimiento en la reflexión y compromiso con el espíritu de Dios, ese es el sello de los hijos de Dios. Si como cristianos pensamos que la gloria de los logros y el juicio según las obras buenas o malas es el referente para ser considerados hijos(as) de Dios, entonces estamos marcados por el egoísmo, la vanidad y la idolatría en el yo (Rom. 11:6). Y eso no es fruto de una persona que se considera hijo(a) de Dios, todo lo contrario, aquél, al que Dios ha justificado por gracia, tiene hambre de justicia en el mundo y protesta contra la injusticia. Aquél, al que Dios le da la paz del alma, tiene sed de paz en la tierra y protesta contra la discordia del mundo, es un ser altamente solidario y lleno de amor. Gracia, perdón, sanación son términos y realidades estrechamente relacionadas en el pensamiento cristiano. Al perdonar y sanar Jesús al paralitico dio a entender que el 64

perdón era un milagro tan maravilloso como lo era la curación física (Mc 2:5-12). Desde una perspectiva bíblica, la Gracia se refiere a la restauración de las relaciones adecuadas con Dios, con nosotros mismos y con la comunidad. La Gracia es la actividad de Dios en la cual nosotros participamos. La sanación ocupa un lugar central en el ministerio de Jesús, quien responde a los enviados de Juan el Bautista con la apelación a su propia experiencia en cuando a sanidades (Mt. 11:4-6; Lc. 7:22-23). En casi todos los textos de los evangelios sinópticos donde se resume el ministerio de Jesús, la sanación figura como una de las actividades calificadoras. Antes del relato del Sermón del Monte, Mateo establece un marco referencial en cuanto al ministerio de Jesús cuando da la noticia de que “recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos y predicando el evangelio del Reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo “(Mt 4:23). Esta misma clase de declaración en cuanto al ministerio de Jesús se repite con frecuencia (Mt. 8:16-17; 12:15-16; Mc 1:32-34; Lc. 4:40-41). Por su predicación, su manera de vivir en solidaridad con los pobres y por sus sanidades, Jesús manifestó el hecho que el “el Reino de Dios ha llegado” (Mc 1:14). La palabra del Señor había hablado de un siervo, ungido de Yavé, que predicaría buenas nuevas a los pobres, sanaría a los quebrantados de corazón y liberaría a los cautivos (Is. 61:1-2). En Lc. 4:17-21, Jesús hizo suya esta promesa y así anunció que en su propia persona el Reino de Dios irrumpía. Con su dominio sobre las enfermedades y sobres los demonios, 65

Jesús inaugura el Reino de Dios y lo encarna (Mt 12:28; Lc 11:20). A través de las sanaciones, Jesús evidenciaba el poder y la compasión de Dios para liberar al humano de toda clase de mal. Es en esta visión de Reino de Dios que tenia Jesús, que la sanación está estrechamente conectada con el perdón, el ser reconciliado, con lo que ha ocurrido en el pasado para no ser acechado más por ello. Este es el milagro que Dios en Cristo trae a nuestras vidas a través del poder del Espíritu. Jesús dio a entender que el perdón era un milagro tan maravilloso como lo era la curación física (Mc 2:5-12). Por ello, para Jesús la sanación no es lo mismo que la curación. En el caso del VIH, el virus permanece, pero lo que es transformado es la manera en que las personas son recibidas, como seres integrales en la comunidad y cómo la persona se siente en esta comunidad que acoge y acompaña. Jesús fue muchas veces visto como un sanador de personas, uno que tomaba la necesidad de sanación de la gente como una cuestión de dignidad. Él entraba en historias individuales, y experiencias de sufrimiento, trayendo experiencias concretas de liberación. De la misma manera, la tarea de sanación hoy en día es darle la capacidad a la mayor cantidad de personas posibles de vivir sus vidas de tal manera que los demás puedan reconocer la imagen del Dios viviente en ellos, para que puedan vivir y permanecer verdaderamente humanos hasta la muerte. ¿Qué pensarán los demás si nos aproximamos a quienes son despreciados, mirados con desdén en nuestras sociedades, o no considerados como merecedores de respeto? ¿Si es que aquellos de otras iglesias, culturas o comunidades de fe insisten 66

en que usted debe vivir de acuerdo a ciertas reglas morales para ser aceptado o ser salvo, o tienen ciertas expectativas de lo que significa ser un hombre, una mujer, cómo seremos mirados por ellos? Ese es el riesgo que los cristianos han enfrentado muchas veces, comenzando por los primeros discípulos de Jesús. Como Él, ellos se mezclaban con los pobres, los enfermos, las mujeres, y otros a los cuales la sociedad discriminaba. Como resultado, los grupos de poder religiosos y políticos los miraba con creciente sospecha, aún con hostilidad. En la víspera de la crucifixión de Jesús, y todas las veces que las personas mueren injustamente en nuestros días, somos tentados a negar que somos seguidores de Jesús, tal como lo hizo Pedro (Mt 26:74; Mc 14:66-72). El amor incondicional de Cristo es radical para ser fácilmente aceptado. No obstante, esta clase de aceptación inclusiva es la que Cristo nos llama a tener, aún cuando ponga en riesgo nuestra estatus y aceptación social. CONCLUSIÓN Podemos decir que los textos bíblicos se utilizan de distintas maneras según el propósito para lo que queramos. Sin embargo, el tema es con qué ojos leemos la Biblia y bajo qué horizonte de sentido. Y el horizonte de sentido en la lectura bíblica es un horizonte incluyente, un horizonte de amor, de gracia, un Dios que se entrega y que quiere sanar y devolver a todas las personas su dignidad. Pero también encontramos en esas escrituras, versículos, pasajes, libros enteros inclusive que son condenatorios. Y siempre van a haber distintas lecturas. Y ante el desafío del VIH sectores de lectura bíblica fundamentalistas han asumido 67

la perspectiva de lectura de Dios como castigador del pecado, inclemente, implacable y sin misericordia. Cuando hablamos de sida en realidad nuestra discusión es cómo leemos la Biblia. El tema no es qué dice la Biblia. Hay que tener mucho miedo cuando alguien dice “la Biblia dice...” Lo que nos gustaría saber es cómo lee la Biblia, es decir ¿usa la Biblia como una herramienta de liberación o como un arma de opresión? ¿Leemos la Biblia desde lo legal o la ley o desde el Evangelio que es el anuncio de una buena noticia? Si muchas personas interpelan a alguien con VIH: “vos estás CON VIH porque pecaste, ¿eso es una buena noticia? Porque el Evangelio quiere decir buena noticia y cuando visitamos a alguien que padece el VIH debemos preguntarnos: ¿Qué Evangelio voy a transmitir? ¿Qué buena noticia llevo a la persona con VIH?? Lo primero que debemos fortalecer es la autoestima de la persona porque si queremos conseguir algo positivo de alguien debemos entonces trabajar sobre su dignidad, que nada ni nadie se la puede robar.40 En la Biblia Jesús nos pide replanteemos las interpretaciones bíblicas de juicio, de condena, de exclusión, y nos hace una relectura del texto bíblico. Jesús no tiene problema con los samaritanos, es decir los extranjeros que se los consideraba herejes, y que eran excluidos; no tiene problemas con los leprosos que eran impuros litúrgicamente, no podían ir al templo, no por condiciones de salud porque no conocían cómo se transmitía  la lepra, sino porque la teología bíblica que aun hoy en día existe y consideraban que la enfermedad venia por castigo. Jesús desafía todos esos conceptos toca y se deja tocar. Al tocar Jesús los leprosos, se hace leproso a sí mismo, es decir; asume el estigma y la discriminación. La Iglesia está 40 Erving Goffman Estigma La. identidad deteriorada, Amorrortu, Buenos Aires, 2003.

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llamada a eso: basta que haya un grupo estigmatizado, tenemos que abrazarlos como institución. Asumir estigma y la discriminación, generando así solidaridad y cambios personales e institucionales. BIBLIOGRAFÍA ONUSIDA, Comunicado de Prensa, Bangkok. 14 de Julio de 2004. W.T. Conner. Doctrina Cristiana. Tennessee. CBP. 1986. P. 157. W.E. Vine. Diccionario Expositivo. Nashville: Editorial Caribe. 2001. P. 640. Buswell. Teología Sistemática. Grand Rapids. Zondervan. 1972. 264. Strong. Teología Sistematica. Philadelphia. Judson. 1907. P. 269. Jurgen Moltmann. Dios en el proyecto del mundo moderno. Managua: CIEETS/UENIC. 2008. P.71 Jung Mo Sung. Pecado estructural y las buenas intenciones. Adital Erving Goffman Estigma La. Identidad deteriorada, Amorrortu, Buenos Aires, 2003.

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EL DESAFÍO DE HACERNOS PRÓJIMO DE LAS PERSONAS CON VIH. Omar Monterrey Morales

RESUMEN

Jesús en la parábola del samaritano, habla claramente de ser prójimo de los que te necesitan en determinado momento crucial de la vida. Como cristianos/as con los valores del reino, la ética con el prójimo, la solidaridad y la esperanza, nos acercamos al texto bíblico. Este nos invita a tomar acciones concretas que tengan en alto lo primero y más grande que hemos recibido de Dios: La vida. Cuando alguien tiene en peligro lo que Dios nos ha dado, entonces hay que estar por encima de cualquier ley (sea religiosa) opresora y anteponerla a la del amor, la de la misericordia y la de la solidaridad con hechos concretos, que generen y restauren lo mas precioso de la vida, como es la salud. Ser prójimo de los que sufren es un desafío al cual somos llamados a responder con amor y compromiso.

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ada vez que nos acercamos a la Biblia, siempre tenemos la expectativa de lo que nos dirá hoy frente a la nueva realidad que vivimos. La pluralidad de sentidos de un texto con el que nos encontramos cuando hacemos una relectura bíblica, nos interpela al compromiso serio. En este breve acercamiento al texto bíblico, pretendemos iluminar nuestra practica de fe con los desafíos que nos presenta dicho texto, de cara al desarrollo de la epidemia del VIH, en nuestra realidad de vida actual. El texto está por supuesto sumergido en el contexto del primer siglo que rigurosamente pasa por el ambiente judío. El pueblo Judío tenía toda su vida normada, por preceptos, leyes o mandamientos, en búsqueda constante de cuál era el primero y más grande de todos. El texto de Lucas 10:25-37 nos presenta a Jesús como uno de los personajes principales y lo sitúa en la Palestina del I Siglo de nuestra era y como hijo de su tiempo, El pluralismo religioso al que tenía que enfrentarse Jesús eran entre otros: Los Fariseos (Los separados), Los Saduceos (Los justos), Los Esenios (Los piadosos), Los Zelotas (Los celosos) y Los Herodianos. Grupos judíos que le adversaban y buscaban como provocarlo en cualquier momento para hallar con que acusarlo, tal es el caso del Intérprete o Maestro de la Ley. (Lc 10, 25). Esto hizo que Jesús narrara una Parábola que habla claramente de ser Prójimo de los que te necesitan en determinado momento crucial de la vida. El texto nos hace una constante invitación a su práctica, como expresión de amor universal sin barreras de ningún tipo. Por eso, en esta oportunidad, tomamos este texto del Evangelio de Lucas 10: 25 – 37 para reflexionar desde nuestra realidad y contexto nicaragüense y Latinoamericana, frente a la situación real de las personas que viven con el virus del VIH y su alta 72

incidencia anual, y así tomar decisiones pertinentes que nos lleven a ser prójimos de los/as que necesitan. 1. CONTEXTO SOCIAL DE LA PALESTINA DEL PRIMER SIGLO La Palestina del primer siglo, especialmente la que tiene como contexto la redacción del Evangelio de Jesús de Nazaret, es muy diversa. Sencillamente, Palestina era dominada por los romanos y existía una grande decepción de los sectores sociales más violentados por este modelo, especialmente los pobres, esclavos y esclavas. Para estos sectores el modelo romano era simplemente una camisa de fuerza imposible de quitarse41. La relativa paz que brindaba el imperio era señal de la descomposición social reinante, ya que solo la presencia física de los soldados aseguraba la vida. Jesús nació y vivió en ese contexto, lo mismo que sus seguidores/as y la población de ese tiempo. Había como en toda sociedad y en toda época, grupos dominantes y grupos dominados. Entre los dominados están los pobres. De entre los disidentes, muchos fueron eliminados, sea por la vía administrativa (juicios) sea por la vía represiva (muerte por tortura, crucifixión, exilio)42. Los emperadores y sus colaboradores exponían al pueblo a duros castigos y, muchas veces, no distinguían entre libres y esclavos43, y había una descomposición social severa. Las personas humildes vivían en estado de penuria e inestabilidad. En este contexto se halla la comunidad de donde procede y hacia quienes va dirigido el texto que hemos tomado como estudio, la comunidad de Lucas.

41 Godoy, Daniel, Roma, Palestina y Galilea del I Siglo, RIBLA # 47 42 Idem 43 Idem

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2. LA COMUNIDAD DE LUCAS La comunidad a la que pertenece Lucas era mayoritariamente helenista, aunque pudo haber una minoría Judeo-cristiana. Los estudiosos del texto de Lucas sitúan su redacción en la provincia romana de Acaya (ubicada en el sur de Grecia).44 En la comunidad de Lucas hay proscritos (pero predilectos del reino) de la sociedad grecorromana y judía: pecadores, pobres, mujeres y samaritanos: (Lucas 4,18). Los más débiles de la sociedad: los pobres-miserables, los que tienen carencia de todo lo necesario para vivir: (Lucas 16, 21). En la comunidad de creyentes de la cual escribe Lucas la conforman: Pobres o rechazados (Lucas 4, 18), Pecadores (Lucas 5, 27–32), Publícanos (Como traidores) (Lucas 5, 27–32), Mujeres (Lucas 7, 36–50), Viudas, es decir, las mas vulnerables de mujeres (Lucas 2, 36–37) Por lo tanto, Jesús ante los líderes religiosos Judíos presenta, una nueva manera de leer la ley Judía, ante la cual se debe anteponer el amor. El amor como compromiso para salvar o reconstruir la vida, sobre todas las cosas. Así nos presenta una de las parábolas digna de reflexionar ante la actitud pasiva de la actual iglesia cristiana frente a la propagación del VIH. 3. NUESTRO TEXTO: LUCAS 10: 25-3745 Un intérprete de la Ley se levantó y dijo, para probarlo: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? 26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees? 27Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. 28Le dijo: Bien has respondido; haz esto y vivirás. 29Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? 30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre que descendía de 25

44 Ramis Darder, Francesc, Lucas, evangelista de la ternura de Dios, evd, Navarra, 2000, Pág 19 45 Texto de la Versión Reina - Valera 1995.

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Jerusalén a Jericó cayó en manos de ladrones, los cuales lo despojaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. 31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y al verlo pasó de largo. 32Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, al verlo pasó de largo. 33Pero un samaritano que iba de camino, vino cerca de él y, al verlo, fue movido a misericordia. 34Acercándose, vendó sus heridas echándoles aceite y vino, lo puso en su cabalgadura, lo llevó al mesón y cuidó de él. 35Otro día, al partir, sacó dos denarios, los dio al mesonero y le dijo: “Cuídamelo, y todo lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando regrese”.36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve y haz tú lo mismo. Al leer el texto en nos damos cuenta que, el marco en el que se inserta la parábola está muy elaborado, como puede verse en las siguientes dos partes y en cada parte del relato (10, 25-28 y 10, 29-37) hay una pregunta del intérprete, una contra pregunta de Jesús, una respuesta del interprete y una invitación de Jesús. Primera parte: (10: 25 - 28) El intérprete de la ley pregunta a Jesús para ponerlo a prueba: - Maestro, ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? Jesús lo remite a lo que está escrito en la ley, y el escriba entiende que Jesús se refiere al mandamiento del amor a Dios y al prójimo (vv. 26-27). El modo de comenzar este relato es similar a otro que Lucas refiere en su evangelio: “Un intérprete le preguntó: Maestro insigne, ¿qué tengo que hacer para heredar vida definitiva? Según lo describe (18, 1823). Jesús le contesta: -¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lo lees? El interprete contestó: - Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo. El le dijo: 75

-Bien contestado. Haz eso y tendrás vida. Hasta aquí parece ser una parte del dialogo entre Jesús y el interprete. El dialogo se desarrolla alrededor de lo que enseña la ley judía, la cual pasaba por entenderla primero, todo dentro del legalismo judío. Segunda parte: (10: 29 - 37) En este segundo momento del diálogo el interprete, preocupado por una cuestión casuística que tenía gran importancia entre los rabinos, le pregunta a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?” Se interpreta lo que se debe comprender por “el amor del prójimo”. Tomando pie de la pregunta, se nos presentan tres escenas: Escena # 1 Dijo Jesús: Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y lo asaltaron unos bandidos; lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon dejándolo medio muerto. Flavio Josefo46 describe la zona como “desierta y árida, conocido escondite natural para banditos”. El robo a un desconocido solitario no produce ninguna sorpresa al oyente. La peligrosidad de ese camino era tal que hacia el siglo I de nuestra era se organizaban expediciones, con defensa militar, para los peregrinos que iban a Jerusalén a las fiestas. Escena # 2. Uno de estos funcionarios de la religión Judía, un sacerdote pasó por aquel camino; al verlo, pasó de largo. Lo mismo hizo un levita que paso por aquel mismo lugar; al verlo, pasó de largo. Estos dos personajes junto con el intérprete que pregunta, forman el trío de personajes que determina los comportamientos sociales y religiosos del pueblo de Israel. El sacerdote y el levita son empleados del culto, profesionales de la observancia de la ley judía y el intérprete es un entendido en la ley de Dios. 46 Guerra 4, 474

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Analicemos la frase: “Lo vieron” (vrs31-33) 1 - Un sacerdote: Quién viéndole, pasó de largo: Por lo que se ve a través de la historia contada por Jesús que estaba muy lejos de extender su mano al caído. ¿En que estaría fundada la fe de este sacerdote? ¿Sacerdote de Dios? o ¿de la conveniencia? El verbo que usa Lucas es único en este capítulo, usándose 2 veces (V31 –V32) para referirse a lo que hace el sacerdote: Ver y pasar de lejos. Para Lucas, el sacerdote, se ha dado perfectamente cuenta de la situación del hombre, se ha acercado y ha observado por delante y por los lados. Ha constatado bien la situación crítica en que se halla aquel hombre, pero… lo abandona y se marcha. 2- Un Levita: Así mismo un levita, llegando cerca y viéndole, pasó de largo. Los levitas tenían prohibido servir como sacerdotes, privilegio reservado, bajo pena de muerte, pero estaban dedicados a un ministerio auxiliar para los sacerdotes, especialmente con las tareas manuales de cuidar el tabernáculo (Núm. 3, 5). Estos personajes por más que quisieron ayudar al hombre, con su actitud, más se alejaron de el y son definidos por su papel religioso. Puede que tuvieran miedo a los ladrones que podían estar escondidos para atacar de nuevo. Pero esta razón no tiene peso alguno, pues el texto presenta la negación de auxilio como algo inesperado y escandaloso, o a lo mejor no quisieran contaminarse tocando un cadáver (pues ésta es la impresión que da el malherido: “lo dejaron medio muerto”). El libro del Levítico 21, 11 dice: “el (sumo) sacerdote... no se acercará a cadáver alguno ni se contaminará con el de su padre o de su madre”. Los empleados del templo ven al herido, pero respetan la prohibición de no mancharse con un cadáver. Para aplicar la Ley, disocian amor de Dios y amor del prójimo. 77

Ni el sacerdote ni el levita tienen excusas para pasar de largo. Pero si no se trata de un cadáver, sino de un hombre medio muerto tienen menos excusa aún. Escena # 3 (vrs 33-35) Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba el hombre y al verlo, se conmovió. Desde el punto de vista narrativo, el samaritano aparece en primer plano. No se dice como antes “por casualidad pasó un sacerdote / igualmente un levita”. Ahora comienza directamente: “Pero un samaritano que iba de viaje”. Se espera que el samaritano pase también de largo, cuando menos. Si el relato está pensado para un lector judío, la presencia del samaritano no puede producir sino desilusión en el oyente. Su aparición complica más la escena. El factor sorpresa continúa. Y viéndole fue movido a misericordia. Las acciones que lleva a cabo el samaritano son: Se conmovió, se acercó, le vendó las heridas, le echo aceite y vino, lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. El samaritano carga al malherido sobre su propia cabalgadura, lo que hace suponer que sería un comerciante que llevaba sus mercancías consigo sobre un asno o mulo y que él mismo montaba un segundo animal. En favor de que era un comerciante que recorría frecuentemente aquel trayecto, habla su amistad con el posadero y el anuncio de un pronto regreso. El samaritano a partir de ahí no descuida al herido (hecho visible en 6 verbos) le da el dinero al posadero para que cuide en su lugar a este desconocido. Y prevé volver a cancelar lo que faltara. El interprete había preguntado al principio: “Y ¿quién es mi prójimo?”. Pero el texto no da respuesta a esta pregunta, sino que plantea otra: “¿Cuál de estos tres se hizo prójimo 78

del hombre que había caído en manos de los bandidos?”. Para Jesús no se trata de saber quién es el prójimo, sino de hacerse prójimo. La cuestión no es identificar al prójimo, sino encontrarse uno mismo como prójimo de los demás, aunque éstos sean enemigos. Mientras el interprete pregunta por el objeto del amor ¿Quién es mi prójimo?, Jesús pregunta por el sujeto ¿Cuál de estos tres se hizo prójimo del que cayó en manos de los bandidos? El intérprete respondió: El que tuvo compasión de él. Jesús le dijo: pues anda y haz tú lo mismo. En la parábola Jesús hace dos invitaciones. Al principio: “haz eso y vivirás” (v. 28); Al final: “pues anda, haz tú lo mismo” (v. 29). Ante las preguntas ¿Qué debo hacer para tener la vida eterna? y ¿Quién es mi prójimo?) del intérprete de la ley, hay una contrapregunta de Jesús ¿Qué está escrito? ¿Cuál de estos tres se hizo prójimo? Mandato de Jesús “haz esto y vivirás” “ve y haz tú lo mismo”. Jesús lo invita a convertir aquella palabra en acción concreta: “Haz respondido correctamente”. La pregunta del escriba revela la mentalidad del judaísmo del tiempo de Jesús, hecha de restricciones y barreras donde interesaba sobre todo la definición jurídica de la persona a quien se debía amar. Para Jesús la pregunta fundamental es: “¿Quién de los tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los bandidos?”v36. Jesús invita a superar toda especulación teórica y evasiva sobre el contenido que había que dar a la palabra “prójimo”. Para Jesús la noción de “prójimo” no está sujeta a una definición jurídica, sino al amor misericordioso vivido concretamente que no conoce fronteras. El propósito de la parábola, en vista del contexto y de la manera en que Jesús lo aplica, es claro: Jesús enseña quien es prójimo, y lo que significa amar a nuestro prójimo como a sí mismo.

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4. PERO… ¿QUIÉN ES PRÓJIMO? El que fue nombrado por Jesús como máximo ejemplo, es un Samaritano (sin nombre, solo se menciona su nacionalidad). Las exigencias del amor al que Jesús nos llama son todavía más profundas. Jesús pide más: Que nos hagamos prójimo del otro, o sea que el otro encuentre en mi un prójimo o sea un salvador, que ame, rescate, cuide y bendiga (pague cualquier gasto extra que provoque la necesidad) su vida. El término prójimo designa en un primer momento a aquella persona que está próxima, cercana. Jesús, habla con las mismas palabras como el principal mandamiento que deben cumplir los que le sigan: Amarás a tu prójimo como a ti mismo47. Se nos pregunta quién es prójimo y cómo hay que hacerse prójimo de aquellos que están en una situación de desamparo. Prójimo es aquel que se hace próximo de las necesidades y de los sufrimientos de los otros, de las otras personas. Prójimo es el que aparece de improvisto, sin ser llamado, en mi vida. Lo único que importa es que nos necesita. “Ve y haz tú lo mismo”. No es pensar lo que importa, es hacer. La pregunta clave hoy debe ser: ¿De quién soy prójimo? El que se encuentra por casualidad más cercano a quien sufre, tiene que realizar con ellos deberes de «Prójimo». ¿Qué pasó con aquel samaritano? Se le conmovió el corazón. El corazón tiene la última palabra. El samaritano hace con sencillez lo que exigen las circunstancias y se preocupa del futuro inmediato del agredido; hace lo que debe y puede. Del relato de la parábola resulta claro que determinar a priori quien es el prójimo es algo posible, lo más difícil será ser conmovido porque para ser prójimo del otro /a tenemos primero que ser conmovidos (desde lo profundo del corazón) y luego actuar desde el mismo corazón y solo así haremos cosas increíbles. 47 Evangelio de Marcos 12, 31 (Versión Reina – Valera)

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La nueva pregunta para nosotros hoy, como cristianos/as: ¿Soy yo capaz de hacerme prójimo de los demás? Prójimo soy yo en la medida en que salgo de mí mismo y me acerco a la otra persona. ¿Hemos pensado cómo sería la sociedad si las personas fuéramos samaritanos? Ser cristianos, es ser samaritano. Prójimo soy yo en la medida que salgo de mí y me aproximo al/a otro/a. Lo cristiano no es amar al prójimo; lo cristiano es hacerse prójimo. La pregunta del intérprete es una pregunta por el otro; la de Jesús es una pregunta a uno mismo. Mi prójimo puede ser tanto el que está cerca de mí como aquél cerca del cual yo estoy. El prójimo es el que sabe actuar; no es el que sabe que hay que amar, sino el que sabiéndolo, ama. “El amar al prójimo como uno mismo debe llegar hasta el máximo, hasta lo excesivo, no tiene límites: incluso hasta el enemigo. Detrás del samaritano, hereje y heterodoxo, se revela el comportamiento de un Dios que ama más allá de lo soñado y que siempre se comporta como “prójimo” de todos los seres humanos es un Dios de vida que salva de la muerte y asegura el futuro. Hoy, todos los prójimos tenemos por doquier personas sedientas del amor, de la solidaridad, ávidos de esperanza, sedientos de la vida. Uno de estos grupos son las personas con el VIH. No tenemos que gastar dinero y tiempo e ir a otro país para ver y encontrar a una persona con el VIH, sino que el virus se ha propagado en grande manera que ha llegado a nuestro país, nuestro departamento, nuestra ciudad y nuestro barrio. 5. EL DOLOR LLAMA AL AMOR Las personas con el VIH, sufren en nuestra sociedad de discriminación pero el texto que nos ocupa nos llama a no considerar prójimo solo a los más cercanos o de nuestro grupo 81

socio- económico sino aquellos que necesitan de un prójimo. La situación del asaltado fue superada con hechos concretos, pero hoy, en pleno siglo XXI hay más asaltados, más enfermos que necesitan de nuestra solidaridad. Somos llamados a pararnos y conmovernos, ya sea de manera personal o eclesial. Tal vez podamos escudarnos al decir que de manera personal no tenemos la capacidad de asumir como prójimo el precio que hay que pagar por la solidaridad, pero a nivel eclesial podemos unirnos y trabajar: 1. Para rechazar una interpretación puramente moral de esta parábola, como el termino compasión, que nos conduce a una actitud de apiadarnos48 de lo que el otro/a sufre. 2. Ver en la parábola el reflejo de la historia de la salvación, del mismo modo que en las otras grandes parábolas del Reino. Jesús viene, bajo la apariencia de un samaritano, es decir, para revelar el amor de Dios. 3. Amar al prójimo como a sí mismo no basta, hay que preguntarse cómo se puede ser el prójimo de los demás y amarlos como Dios los ama. Como creyentes en el Dios de la vida, somos llamados a actuar, mediante “tres pasos” del amor misericordioso:  Ver.- El samaritano no “dio un rodeo” sino que se acercó y se detuvo a ver a un hombre que necesitaba, a uno que había sido víctima de la maldad humana y sufría tirado por el camino, más allá de diferencias de raza, religión o nacionalidad.  Experiencia de misericordia.- La frase “tuvo compasión” del v33 indica la conmoción interna de las entrañas. El samaritano interiorizó en sus entrañas el sufrimiento ajeno, lo hizo parte de él y lo convirtió en el principio primario de su actuación. Es la compasión auténtica, el padecer-con. 48 Es muy común decir: “pobrecito” ayudémosle. En una actitud de lástima.

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 Acción eficaz.- Su amor no conoce límites, ni barreras, ni fronteras de ningún tipo. Las personas con VIH han estado (incluso muerto) siendo ignoradas por la sociedad, donde también como iglesia hemos formado parte de ese grupo, muchas veces hemos llamado a las personas no por su nombre sino por el hecho de tener el virus. Hemos seguido la corriente de aquellas /os que han acusado a las personas con sida, hemos señalado, hemos emitido juicio. Lo que hizo el samaritano, fue dar de su tiempo, de su dinero y de su amor, al que lo necesitaba sin preguntar absolutamente nada. Hoy aquel hombre indeterminado, viajero solitario, sin nombre ni compañía, maltratado por bandidos, y medio muerto, tiene rostro y nombre: son los millones de discapacitados, los miles de ancianos con pensiones de miseria, los drogadictos, los cinturones de pobreza, las zonas rurales olvidadas, los países del tercer mundo, los enfermos de sida. El VIH no respeta fronteras geográficas ni sociales. Como ser humano debemos sentir el llamado a dar testimonio del amor en quien nos necesita. No olvidemos que para Jesús “hacerse prójimo” significa hacerse cercano, entablar relación con “el otro” que está en necesidad o es víctima injusta, y actuar misericordiosamente, es decir, dejarse tocar por el dolor y la miseria de los demás. Somos llamados a ser una comunidad que acoge, recibe, que abre las manos y el corazón para que aquellas personas excluidas por el sistemas, por su familia, por sus amigos y por algunos/as llamados/as cristianos / as se sientan verdaderamente en familia y así puedan lidiar con el dolor físico que provoca dicha enfermedad. No le hagamos más dura la carga a las personas que ya sufren de los terribles dolores físicos propios de la enfermedad, irradiemos el amor que Jesús puso en nosotros y que a través del tiempo hemos 83

cultivado, seamos una comunidad eclesial inclusiva, que tiene suficiente amor como para aceptar a las personas con VIH de nuestra comunidad. CONCLUSIÓN Para finalizar debemos preguntarnos: ¿Cómo es mi /nuestra justicia? ¿Es cómo la del sacerdote y el levita, o como la del samaritano? El prójimo es el que manifiesta misericordia y no el que se beneficia de ella. Vamos… que a la vuelta de la esquina nos esperan los asaltados, los desahuciados, los enfermos, los que esperan tener vida aun, y podemos darles esa única esperanza. Señor Jesús, que distes tu vida para que los seres humanos fuésemos salvos y sanos y que en tu muerte soportaste todos nuestros sufrimientos; te pedimos por las personas enfermas de sida, aviva en ellas la esperanza y conforta su cuerpo y su alma. Gracias por la vida y la sanidad de su cuerpo, que por la fe la recibimos confiados en tu amor y misericordia.

BIBLIOGRAFÍA

Godoy, Daniel, Roma, Palestina y Galilea del I Siglo, RIBLA # 47 Ramis Darder, Francesc, Lucas, evangelista de la ternura de Dios, evd, Navarra, 2000, Versión Reina - Valera 1995.

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SEXUALIDAD Y CORPORALIDAD UNA APROXIMACIÓN TEOLÓGICA EN EL CONTEXTO DEL VIH. Débora García Morales

RESUMEN

La sexualidad humana es una condición vital que se expresa y nutre desde nuestras relaciones. Eros, es la palabra griega que nos caracteriza esta condición, y que plantea la mutualidad. El relato de Génesis 2 centra su interés en el acto creador de la sexualidad humana como obra de Dios. Obra que es buena. La sexualidad humana ha sido abordada por la Iglesia Cristiana como un fin para la procreación. Los cambios que se introdujeron en su abordamiento ético, están relacionados con los desafíos que los temas de control de natalidad y las nuevas antropologías filosóficas y teorías psicoanalíticas han planteado. La extensión del VIH en la actualidad demanda a las Iglesias la comprensión de esta pandemia de forma tal, que le permita responder como comunidades de fe solidarias. La corporalidad como clave de lectura nos introduce en las dimensiones de la sexualidad y la contextualización de las relaciones de poder que viven las mujeres y los hombres con el VIH. Estas relaciones pueden ser de-construidas desde la comprensión que apoye un cambio de actitudes para la vida. Una teología cristiana que apoya el cambio es aquella que asume críticamente la corporalidad como ejes de su reflexión, propone una comprensión ética teológica de la sexualidad artífice de una vida y sexualidad plena.

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a tradición cristiana ha desarrollado una antropología bíblica y teológica que centra su interés en la naturaleza de los cuerpos y su dimensión relacional. Estos cuerpos son identificados como sexuados (Gen 2:23), por eso se puede decir que la sexualidad es central en la vida de las mujeres y los hombres, se expresa a través de sus cuerpos. Al estudiar el vocabulario corporal, lo relativo a la corporalidad de las mujeres se reserva al tratamiento del sexo, la familia y la descendencia en un enfoque de deber y no tanto en un imaginario de goce y disfrute.

La extensión del VIH en la actualidad demanda a las Iglesias la comprensión de esta pandemia y una participación activa en redes sociales que le permitan responder como comunidades de fe solidarias. En particular, las mujeres han vivido dentro de esta tradición cristiana, lo que algunas han señalado como una expropiación de sus cuerpos, esto trae consecuencias entre las que señalamos, su vulnerabilidad ante el comportamiento de la pandemia del VIH. Este artículo pretende desde la visibilización de la vulnerabilidad de las mujeres ante el VIH plantear una comprensión de la sexualidad humana en clave teológica que permita tener referentes más liberadores, a través de explorar una visión bíblica teológica e histórica del concepto dentro de la iglesia cristiana. Enfatizando como mediación analítica, como clave de reflexión teológica, la corporalidad expresada en la sexualidad. La corporalidad es una clave para comprender los lugares desde donde hacemos teología. 1. MUJERES Y HOMBRES CON EL VIH, GENTE DE CARNE Y HUESO Los relatos de personas con el VIH me han ayudado a entender mejor lo que implica esta condición y a pensar en algunos aspectos relevantes dentro de sus historias. Muchas 86

veces la condición de carne y hueso en que se encuentran ha sido mitificada a través de símbolos e ideas que se comparten. El género testimonio, es muy apreciado entre las iglesias evangélicas porque se da a conocer a través de éste, relatos de vida significativos. Así, conozcamos algunos de ellos y los mitos que expresan: De la historia de Sonia (Perú). Mito: El VIH, sólo afecta a drogadictos, homosexuales y prostitutas “… A cualquiera le puede tocar el VIH incluso a las amas de casa…quiero decirles a las mujeres que tienen VIH que si hay solución, que no se abatan….por la misma desinformación que hay ” En Nicaragua, se menciona la cifra de 5,124 casis desde 1987 a 2010 (actualizar el dato a 2011). De estos se tienen conocimiento que 4,212 están vivos, y 816 decesos. En el primer semestre del año 2010 se contabilizan 382 nuevos casos. Las amas de casa, son un grupo de población afectado que va en mayor aumento en las estadísticas del comportamiento de la enfermedad. Las prácticas culturales están influyendo en que mujeres amas de casa estén siendo afectadas por el virus. La infidelidad es una causa de riesgo que afecta mayoritariamente a las esposas, novias y compañeras de vida de hombres muchos de ellos promiscuos. Pero también, puede pasar en una sola vez en que hayamos sido infieles. También una de las razones por las cuales las mujeres son un sector vulnerable es porque no encontramos el tiempo y la disposición para hacernos chequeos médicos. Dedicamos mucha energía a la atención de los demás miembros de la familia, estamos pocos informados sobres como prevenir el VIH. 87

Lo que me hace recordar que la Biblia habla de una dimensión relacional del amor, ”amar al prójimo como nosotras nos amamos”, por eso me pregunto ¿cuántas mujeres pueden dar razón de la información que alrededor de nuestros cuerpos se ha producido en el país? ¿Cómo operar los recursos, y dirigirnos a los puestos de salud para hacer uso del derecho a la salud? De la historia de Julio (Chile). Mito: Puedes identificar a las personas con el virus con sólo mirarlas. “… las personas que viven con VIH no están postradas y enfermas en una cama; están acá aportando algo útil para la sociedad…¿en que se le nota? Bueno no sé…en nada…”

Julio cree que la discriminación y la homofobia en Chile se han difundido, y que están relacionadas con temas culturales. Las personas con el VIH están en medio nuestro, pueden ser compañeros de trabajo o compañeras de trabajo, de escuela, de universidad, y no lucen de forma alguna en particular. En los comienzos de la historia de esta condición, en la cual todo el sistema inmunológico colapsa, no se tenía mucha información sobre ella, esto generó temores y angustias en las personas con el VIH y las familias alrededor de estas. Aspecto que en algunos casos sigue siendo sensible por la falta de información sobre este síndrome. Las personas con el VIH son sujetos de derechos, existen directrices al respeto de los derechos humanos de los cuales son objeto. En Nicaragua la ley 238 enmarca principios que declaran los derechos y las libertades fundamentales a estas personas. Todos sus artículos sustentan la dignidad como una condición inherente a toda persona con el VIH. 88

De la historia de Jenny (Nicaragua). Mito: Les digo que por mucho que tenga VIH, una no se está muriendo. “…uno puede salir adelante, siempre y cuando se cuide. Confío en Dios que podré salir adelante”

Para mujeres jóvenes como Jenny, conocer que hay que hacer para mantenerse fuerte y luchar cada día, es el desafío. La educación sexual temprana ayuda a nuestra niñez y adolescencia a poder conocer sus cuerpos, a conocer las funciones biológicas, a desarrollar criterios para el cuido y el desarrollo de una sexualidad sana. Generalmente uno encuentra que no tenemos disposición de educar a nuestra niñez o adolescentes en materia de sexualidad porque son temas tabúes49. En el presente, están en un contexto de riesgo por la poca información, las relaciones sexuales tempranas, y una cultura hedonista50 que estimula las relaciones sexuales sin responsabilidad. Quiero destacar la expresión “confío en Dios que podré salir adelante” del testimonio de Jenny para afirmar que las personas con VIH tienen necesidades espirituales, más que personas culpables de haber cometido una falta, son seres humanos que también cuentan para Dios. Dios dice en su palabra, que vino para sanar a los enfermos y quebrantados de corazón. Por eso quiero detenerme en una perspectiva hermenéutica desde los cuerpos con VIH, para repensar sus vivencias, las prácticas y los valores que emergen en medio de ellos y ellas en una reflexión teológica. 49 Un tabú considera símbolos y significados culturales que se expresan en medio de la sociedad y muchas veces no son posibles de tratar. Hay temas que no se tratan en la familia o en la sociedad en general, la sexualidad es uno de ellos. 50 El hedonismo es una corriente de pensamiento que libera formas de actuación que están orientadas al disfrute pleno de la sensualidad humana.

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2. LA CORPORALIDAD COMO LUGAR TEOLÓGICO Reflexionar sobre relatos de vida de personas con VIH es un punto de partida. En estos se refleja la manera en que a partir de los cuerpos se erigen mitos y formas de estar en la vida. Sus cuerpos como lugares desde el cual se ve e interpreta la realidad, la de los cuerpos con el VIH. La corporalidad es una clave de lectura que brinda la oportunidad de preguntar como las mujeres y los hombres construyen sus masculinidades y feminidades. Las relaciones que mujeres y hombres construyen pueden ser leídas desde las prácticas culturales, a las cuales se les asignan valores. Al abordar el VIH desde los comportamientos sexuales se puede denotar que existe un patrón en las relaciones que cosifica los cuerpos de las mujeres y se revela como factor de riesgo. En estudios realizados al respecto por ejemplo, sobre el uso del condón en las relaciones sexuales dentro del matrimonio, se observa que hay una serie de pre-comprensiones como las que mostraremos en el cuadro51 siguiente: HOMBRES

MUJERES

Los hombres se imponen por su fuerza

Las mujeres no discuten sobre su sexualidad con sus parejas

La esposa es de su propiedad Los condones no son fáciles de conseguir

Piensan que los esposos pueden tener relaciones cuando ellos quieran

No ayudan a tener placer

Los condones no son fáciles de conseguir

Pueden usar violencia con sus compañeras de vida

Les parece ridículo que pidan información al respecto

Espera tener hijos

Como se espera que tengan hijos los van a tener

Piensa que no puede tener el VIH porque solo tiene una novia o pareja estable

No conocen sobre el VIH y no saben como protegerse de la infección

Es el sustento de su casa

Esperan que el marido les de para sus gastos

51 Elementos tomado del material Operational Guide On Gender HIV/ AIDS a Rights –Based Approach. Amsterdam, UNAIDS,2005.

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Las relaciones de poder en la sexualidad se ven expresadas a partir de la generización de las mujeres y los hombres, estas tiene entre sus resultados la vulnerabilidad y la exclusión. Esta vulnerabilidad, desde un enfoque ético es palpable en las formas en que los cuerpos de las mujeres y hombres son violentados en las relaciones genéricas52 en los espacios públicos y privados, en los espacios de las estructuras institucionales de la sociedad nicaragüense. Al respecto, la ética teológica plantea que se debe analizar los valores, las creencias, el ethos, de los argumentos que se erigen para excluir los cuerpos de las mujeres y los hombres desde el poder. La violencia verbal y mediática hacia la mujer, la niñez y hombres sin poder dentro de estructuras sociales dominantes puede ser una expresión de ese ethos que debemos analizar. Una visión introspectiva nos mostraría que Nicaragua necesita fortalecer sus programas de prevención de la violencia hacia mujeres y niñas, y grupos excluidos por las razones siguientes: La estadística de muertes de mujeres indica que a pesar de que se cuenta con el artículo 155 del nuevo Código Penal para sancionar esta violencia, los determinantes de estás no están siendo visibilizados53. Esto coincide con una etapa de cuestionamiento de las políticas sociales dirigidas hacia las mujeres por la sociedad civil, en esta se encuentran las organizaciones de mujeres quienes han sido protagonistas de la defensa de los derechos de las mujeres, entre ellos los de las mujeres violentadas. Las mujeres han cuestionado la derogación del aborto terapéutico en el 2006, y que es señalado como un derecho humano. Nicaragua es un país en el cual sus adolescentes se embarazan tempranamente. Al ahondar en estos casos, se descubre que 52 Se entienden como las relaciones que se construyen a partir de las condiciones de ser mujer y hombre en la sociedad. 53 Balance sobre la situación de los derechos humanos de las mujeres 2009. http://www.movimientoautonomodemujeres.org/downloads/42.pdf .

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muchas de ellas no tenían información sexual adecuada, no conocen sus cuerpos, enfrentan solas sus embarazos, que los hombres no se responsabilizan de ella y de la criatura que está por llegar. Pero además, los datos no explican como se generan, muchos de estos embarazos son producto de violaciones e intimidaciones de novios o parientes cercanos en caso de las niñas. Datos reciente indican otros elementos a considerar entre ellos, la tasa de natalidad ha disminuido, esto por efecto de migración. La migración se convierte en factor de riesgo para la salud de las mujeres por falta de acceso a este derecho, por su condición de migrante. Entre estos también se identifican los datos económicos que reflejan que hay una feminización de la pobreza54. En estudios realizados en el 2005 un 39% de hogares son sostenidos por las mujeres que están al frente de ellos, lo que revela la vulnerabilidad ya que en estos hogares se disminuye el acceso a bienes como son educación y salud. Las condiciones de pobreza refuerzan la exclusión y marginación que viven las mujeres con VIH. La sexualidad más ampliamente aceptada es la heterosexual55, por lo que mujeres y hombres que se expresan en relaciones lésbicas y homosexuales aún sufren discriminación y rechazo social. El tema de la homosexualidad y las relaciones lésbicas es uno de los aspectos más difíciles de tratar dentro de las iglesias cristianas por cuanto son consideradas incorrectas a los ojos de Dios. Sin embargo, también son temas pertinentes que deben ser abordados por las iglesias en el contexto de la pandemia del VIH. 54 Los estudios de las economistas muestran como la pobreza tiene nombre de mujer, sus efectos golpean directamente a este segmento poblacional por estar conectado a una inequidad estructural en la que las mujeres están subsumidas. 55 heterosexual es la que se vive en parejas de diferentes sexos, hombre y mujer. Esta sexualidad es dominante en la sociedad nicaragüense.

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3. Corporalidad como Sexualidad en perspectiva bíblica teológica Hemos venido haciendo referencia a lugares desde donde se reflexiona en una dimensión ética teológica. La sexualidad es una dimensión que está presente en la corporalidad. Eros, es la palabra griega que caracteriza esta condición, y que plantea la mutualidad que se construye en la pasión que experimentamos hacia los seres que amamos en una relación que da, recibe y que es extensiva a toda la creación. Es un amor que nos conecta con lo sagrado56. Que denota la dimensión de lo sagrado en ella. 3.1 Acercamiento bíblico y ético de la sexualidad La sexualidad humana es una condición vital que se expresa y nutre desde nuestras relaciones. Está ligada a nuestras percepciones, afectos, deseos, e incluso puede decirse que está condicionada por los procesos de socialización que vivimos. La teóloga Phyllis Trible en su libro God and The Rhetoric of Sexuality nos ofrece un acercamiento al Eros, interpretando en el libro de Génesis en el capitulo 2:7-24, la narración de la fuerza creadora de Dios que da lugar a la naturaleza de Adán y Eva, a las relaciones de hombres y mujeres, y de toda la creación de forma holística57. Trible, interpreta que en los capítulos 1 y 2 se viene haciendo uso del nombre Adam de manera indiferenciada, y es hasta el capítulo 2 los versos 2124 que se explicita la diferencia con la aparición de isha e 56 Pamela Dickey Young reflexiona el eros como expresión de todas nuestras relaciones, incluye nuestra relación con Dios. Al ser constitutivo de nuestra condición humana expresa lo sagrado en ella en Re-creating The Church Communities of Eros . Harrisburg,Pennsylvania:Trinity Press International 2000, pg.35. 57 Sobre el concepto “holístico”, Ivone Gebara manifiesta que la realidad es entendida desde diferentes aspectos que se explican y se conectan entre si. Alude a diferentes maneras de relacionar valores que dan significados a nuestra existencia, que en algunos casos son sagrados.

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ish58. La mujer, tiene identidad sexual, no hay ambigüedad, la humanidad es expresada bajo la condición de mujer y hombre. Su sexualidad tiene origen común, el verso 23 de la versión Reina Valera dice: “eres carne de mis carnes y huesos de mis huesos”, comparten una humanidad común. En esta narración hay implícita una diferenciación de género. El relato de Génesis 2 centra su interés en el acto creador de la sexualidad humana, que es obra de Dios. La sexualidad entonces es creación de Dios, es buena, y el amor que expresamos a través de nuestros cuerpos se puede gozar y redimir. ¿Por qué entonces se interpreta de manera negativa la sexualidad? O ¿por qué se encuentra una percepción de que los cuerpos son bíblicamente pecaminosos? A estas preguntas podemos acercarnos desde la perspectiva ética bíblica de la sexualidad en el Antiguo y Nuevo Testamento que se ha enfocado en el discernimiento de una moral fundamentada en los valores, como el de la pureza y el de pertenencia. William Countryman59 apunta que los códigos de pureza en el Antiguo Testamento estaban basados en la comprensión de que hay acciones malas o repulsivas en si mismas, especialmente señaladas en el libro de Levítico, la pureza como enseñanza delinea fronteras sociales que buscan alejar la contaminación de aquellos que están afuera. Este contexto deriva otras implicaciones tal como las que encontramos al respecto del ciclo biológico de la mujer, la menstruación y fluidos corporales que se consideran como inmundos en el Judaísmo. En el libro de Levítico también se advierte que esta comprensión tiene base en status jerárquico 58 PhyllisTrible en su libro God and The Rhetoric of Sexuality. Philadelphia:Fortress Press, 1987. Pg.98. Las expresiones de Isha e Ish en hebreo, significan mujer y hombre. 59 En Dirt, Greed and Sex: Sexual Ethics in the New Testament and their implications for today Philladelphia: Fortress Press, 1988.

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y de no mezclar lo inferior de lo superior, donde el hombre es considerado más valioso que la mujer. William Morrow60 pone énfasis en que la pureza define normas de conducta humana. En el Nuevo Testamento es reflexionada desde la visión dicotómica del Apóstol Pablo en los términos de Espíritu y la Carne, que en el contexto cultural del Judaísmo rabínico la carga simbólica implica buenas inclinaciones o demoníaca inclinaciones, esta última, puede entenderse como la inmoralidad. Ejemplo de ello lo encontramos en 1 Corintios, donde el capítulo 6 hace referencia a prácticas consideradas inmorales. En el Nuevo Testamento según Morrow61 la valoración de la sexualidad estaba determinada no sólo por el valor de pertenencia sino por otros principios surgidos a lo largo de la visión dicotómica del Apóstol Pablo, entre los que encontramos la idea de perfección e imperfección, orden y caos, mutualidad e individualismo. También este autor destaca la importancia de la ética intencionada en el Nuevo Testamento. La ética intencionada hace referencia a valores que se orientan de forma que el Reino de Dios, Jesús, es un referente para la comunidad cristiana. 3.2 Perspectiva histórica de la sexualidad en el cristianismo En los siguientes párrafos sigo los énfasis históricos que Margaret Farley en el artículo Ética Sexual62 propone para la comprensión de la sexualidad, y que ofrece una panorámica a cerca de la relación entre sexo, cuerpo y pecado. El cristianismo de los primeros siglos estuvo expuesto a corrientes filosóficas que incorporaban en ella una comprensión negativa de la sexualidad humana, como la corriente gnóstica. Esta corriente atacaba la procreación por considerarla un canal del mal, negando 60 William Morrow en ¨Sexual Ethics and Biblical Principles: A response to Dirt, Greed and Sex¨ en Pamela Dickey Young Editora , Theological Reflections On Ministry E Sexual Orientation . Ontario: Trinity Press,1990. 61 Ibid. 62 En Janet W. May, Género e identidad. San José: UBL, 2002.

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así las relaciones sexuales y cuando no lo hacía, las aceptaba libre para la no procreación, lo que llevo a un relajamiento moral. Una de las formas de contrastar la influencia negativa gnóstica acerca de la sexualidad era elevar los elementos de la importancia de la procreación, y defender la virginidad como opción para creyentes que se sintieran capaces de asumirla. Esta fue base de la ética en los siglos siguientes. San Agustín, un teólogo relevante de estos primeros siglos, miraba bien el matrimonio, pero tenía una visión negativa del deseo sexual por considerarlo una tendencia al mal. Aquí encontramos antecedentes de la posición que relaciona el deseo sexual con el pecado, pero aún más, con el pecado original. Este teólogo tan influyente consideraba que a través de la procreación se transmitía a las siguientes generaciones la falta de integralidad en los afectos, la caída de la humanidad y que esto se producía en las relaciones sexuales. Entre los siglos IV al IX la posición que prevaleció fue de la sexualidad dentro del matrimonio como fin para la procreación. Podemos encontrar a partir del Siglo XII manuales o la colección del derecho canónico que orientaban toda la actividad sexual para la procreación condenando la actividad sexual que no tuviera esta orientación, como mala. Algunas voces, entre las que se encuentran la de Pedro Lombardo y Juan Damasceno sostuvieron que el placer sexual no era malo en si mismo dentro de la relación matrimonial, aún cuando no fuese para la procreación, pero si para evitar la fornicación. En el Siglo XIII otro gran teólogo de la iglesia cristiana Tomás Aquino, introdujo la comprensión de que el acto sexual era parte del amor interpersonal, y con eso algunos comentaristas de este teólogo enfatizan que la sexualidad es un bien para la felicidad. Sólo no aceptó las relaciones matrimoniales anti-procreadoras. Esta es quizás la base del cambio de perspectiva del Siglo XV en el que sí se valoró la sexualidad 96

como expresión de realización humana. A partir del Siglo XVI dentro de las iglesias protestantes prevaleció el pensamiento de dos grandes teólogos, Martin Lutero y Juan Calvino. Ambos teólogos consideraban la sexualidad y el matrimonio como plan de Dios para la vida humana, y por consiguiente ambos eran buenos. Enfatizaron en la sexualidad dentro del matrimonio, por lo que se opusieron a las relaciones fuera del matrimonio, antes o después de él y las consideraron pecaminosas. Durante el Siglo XX dentro de la iglesia cristiana, tanto católica como evangélica se continuó muchas de estas perspectivas teológicas y éticas en torno a la sexualidad humana. Los cambios que se han introducido en la actualidad están relacionados con los desafíos que los temas de control de natalidad y las nuevas antropologías filosóficas y teorías psicoanalíticas han planteado63. Como hemos visto a la luz del desarrollo histórico del tema, y la pre-comprensión acerca de los comportamientos sexuales, la sexualidad humana es una experiencia vital que debemos seguir reflexionando teológicamente en la búsqueda de nuevas maneras de darle sentido en nuestras vidas. 3.3 Acercamiento a la homosexualidad A partir de la vulnerabilidad de las mujeres expresada en la línea histórica teológica de la forma en que el tema de la sexualidad ha sido tratado en la Iglesia, podemos advertir otras formas en que los cuerpos son también vulnerados desde una dimensión ética teológica. La Biblia en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento presenta la posición ética que aprueba relaciones heterosexuales como un modelo a seguir sobre la base de las implicaciones de las metáforas teológicas de la relación 63 Algunos de los hitos en materia de tratamiento de la sexualidad por las iglesias cristianas se expresan en los documentos del Consejo Mundial de Iglesias, de la Iglesia Católica como la Gaudiun et Spes, de Vaticano II, la encíclica Humanae vitae de Pablo VI.

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de Dios con Israel. ¿Pero qué pasa con las relaciones de un mismo sexo? Las iglesias usan todavía los textos en Levítico para condenar las relaciones entre un mismo sexo (Levítico 18 y 20), cuyo contexto está visto en las prácticas desde normas que establecen la pureza como referencia ética. El Nuevo Testamento en los textos Paulinos, es en Romanos 1:18-32 que se aborda más ampliamente, presentando la óptica de que la crítica se basa en la confusión de roles como eco en el texto, y planteando ésta práctica ligada a la idolatría como obra de la carne. Recordando que Pablo presenta la dicotomía de Carne y Espíritu como una contradicción que muestra la humanidad toda como alejada de Dios. En Romanos 1 no se hace referencia a individuos, sino que hacen una crítica a los modelos culturales en que se realizan las práctica homosexuales. Éstos en el contexto bíblico de Romanos, son producto de la idolatría o la alienación de Dios. En la actualidad se plantea las relaciones de un mismo sexo como experiencia identitaria. Dentro de las iglesias podemos encontrar personas que expresan su sexualidad bajo la identidad sexual basada en las relaciones del mismo sexo, por esta razón creo que debemos hacer un esfuerzo por presentar una interpretación bíblica y ética que nos permita articular la experiencia de las diferentes sexualidades de forma teológica y pastoral. Podemos asumir la perspectiva hermenéutica que es generada a la luz de lo planteado por Morrow en cuanto a que el Apóstol Pablo usa para trabajar la ética sexual del Nuevo Testamento, el énfasis en la intencionalidad en el tema de relaciones justas y mutualidad dentro de las relaciones de pareja, dentro del matrimonio. El Nuevo Testamento asume una perspectiva de dignidad humana al plantear la diferencia de hombre y mujeres expresadas en el contexto de igualdad que Gálatas 3:28 98

enuncia: ya no hay judío ni griego, mujer y hombre, esclavo ni libre todos son iguales ante el evangelio de Cristo Jesús. A través de la metáfora que es usada en este texto se puede hacer referencia a la realidad social inclusiva que según algunos biblistas sugieren debe releerse desde la comunidad que reconoce las diferencias que en ella existe. 4. Cuerpos expropiados y sexualidad En el cristianismo se ha dado una interpretación androcéntrica64 de la diferenciación de las mujeres y los hombres y que se manifiesta a partir de su sexualidad, esto creó una serie de representaciones y formas de abordarla que es necesario argumentar y deconstruir en aras de una perspectiva humanizadora de los cuerpos en relación. Entre ellas encontramos las siguientes; 4.1 Mujer igual a tentación, hombres dueños de los cuerpos de las mujeres

Las mujeres en la teología cristiana han sido presentadas a través de Eva como culpables de la caída de la humanidad según algunas exégesis del capítulo 3 del libro de Génesis. Sin embargo una lectura detenida del texto nos indicaría un relato que presenta la libertad del varón para decidir. Algunas teologías como las que encontramos en el Siglo XVI en América Latina la expresión todo lo bueno y lo malo de este mundo, puede uno decir sin temor a equivocase, proviene de las mujeres65. La imagen que ha prevalecido ha sido la de la mujer seductora, por tal razón los cuerpos de las mujeres y niñas son objeto de valoraciones negativas y de acoso que se justifican a partir de esta representación que ha salido de la mujer de la América Hispana. 64 Androcéntrismo se llama a la producción cultural que ha sido basada en el hombre como la norma, esta perspectiva presenta formas de conocer y explicaciones de la realidad, desde el paradigma de la dominación. 65 Ana María Portugal en “Formación y Deformación: Educación para la culpa” en Mujeres e Iglesia sexualidad y aborto en América Latina. México: Católicas por el derecho a decidir,1989.

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En un contexto cultural de desequilibrio de poder, los hombres lo ejercen bajo las condiciones de dominación que implica una subordinación de las mujeres. Génesis capítulo 3 al respecto de una ética sexual, puede ser leído desde la implicación de que el deseo de las mujeres será de sus maridos. Muchas de las violencias que experimentan las mujeres son el resultado de este imaginario religioso y cultural que influye en las formas en que los hombres socializan su masculinidad. Ellos creen tener el permiso social para dominar a la mujer y sus hijos e hijas porque el cuerpo de todos ellos, les pertenece. La interiorización de este imaginario refuerza la explicación que hacen las iglesias del orden jerárquico en el cual el hombre ostenta el poder en las relaciones de pareja. Las comunidades cristianas aceptan bastante bien que el hombre sea quien tenga la autoridad al interior de las familias y en las comunidades. Lo que nos desempodera para trabajar por una protección mayor de mujeres y niñas, niños en la comunidad. Las campañas de sensibilización en contra de la violencia sexual y de género pueden ayudarnos a mejorar esta situación. Entre los organismos de iglesias tenemos el Consejo Latinoamericano de Iglesias, el Consejo Mundial de Iglesias que ha creado el programa de no violencia contra las mujeres y niñas. 4. 2 Mujer igual a maternidad La posición social de las mujeres en el Antiguo Testamento estaba también relacionada con el rol de las mujeres como madres el del varón expresaba un rol de género de liderazgo de la casa y la comunidad. La angustia de Sara en Génesis capítulo 16, nos revela el sentido de minusvalía por no poder ser madre. 100

La posición de la iglesia a lo largo de varios siglos con respecto a la sexualidad humana controló los cuerpos de las mujeres como objetos para la procreación. La expropiación del cuerpo de la mujer, ha marcado pautas para su lugar en el mundo de los hombres. Por eso, el tema de los anticonceptivos y el aborto sigue siendo controlado por hombres en la iglesia católica. Y en algunas otras iglesias cristianas. La sexualidad como disfrute del cuerpo por parte la mujer ha sido negada. En los últimos 30 años éste es uno de los ejes reivindicados por grupos de mujeres y que es expresado en la frase mi cuerpo es mío. La sexualidad de la mujer la potencia para la maternidad libremente elegida, pero no excluye la no procreación. Las mujeres han logrado distinguir que el fin último no es la maternidad, ni la complementariedad como una condición de estar en el mundo, sino la autonomía y libertad para elegir nuestro lugar de destino. Esta nueva comprensión, está influyendo en los roles sociales que las mujeres y hombres han democratizado y puesto en común, en las sociedades en transformación y en las iglesias. 4.3 Mujer igual a ciudadanía de segundo orden La lectura de los textos del Génesis capítulo 1 y 2, cuyo eventos de la creación de la humanidad, presentan puntos de vista encontrados a la luz de las interpretaciones que hacen mujeres y hombres. Por un largo período de tiempo, la teología cristiana ha privilegiado un acercamiento de la subordinación de la sexualidad de las mujeres al hombre en una visión jerárquica. La teología feminista, destaca la diferenciación sexual como condición antropológica que pauta la convivencia y la igualdad humana, no la subordinación y la infantilización de las mujeres. Esta perspectiva ha influenciado prácticas dentro de las iglesias 101

en las cuales las mujeres proponen la democracia genérica o plena ciudadanía ser sujetos de derecho, al interior de la sociedad y la iglesia. 5. Una teología para mujeres y los hombres ante el VIH La sexualidad humana se expresa en la intimidad sexual, y sólo existe cuando se le da lugar al placer, la ternura, la comunicación y el afecto. El placer sexual es una realidad fisiológica y psicológica, presente a lo largo de todo el ciclo vital. Y como bien lo señala Xavier M Etxeberría66 tiene una dimensión ética y una simbólica, es decir está cargada de significados. Desde la dimensión ética teológica debemos plantearnos la comprensión que al respecto de la diferenciación de los sexos plantea Génesis 2:24. La primera de ellas, es que las mujeres gozamos de una condicionalidad de lo humano como expresión de Dios. Nuestra sexualidad es buena y se puede vivir sin culpas. Así entonces, necesitamos proponer una serie de cambios dirigidos hacia la percepción genérica de las mujeres como sujetos de derechos. Nuestros cuerpos no deben ser violentados por las parejas, podemos exigir el uso del condón o exigir que se acepte nuestro no a una relación sexual que no deseamos. O para la cual no estamos preparadas, en caso de las mujeres más jóvenes y dirigida también para los hombres jóvenes. La sexualidad no sólo se expresa para la procreación. La sexualidad humana es expresión de conocimiento de los otros cuerpos. La teóloga Carter Heyward67 plantea que los eventos narrados en el génesis sobre la creación no son separados, sino signos de los sagrado. Las relaciones entre los sexos 66 En “La articulación entre ética y simbólica en las sexualidad”, Pastoral Misionera, Dialogo, no. 190-191.Madrid: Septiembre –diciembre 1993. 67 En Renata ALEXANDRE en Is sexuality Sacred? A Biblical Connection http:// www.koed.hu/sw248/renata.pdf. 10 de Septiembre del 2009. 20 En la filosofía feminista, paridad es una perspectiva de la igualdad de condiciones para el ejercicio del poder real para estar y ser en el mundo.

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no son para momentos sin trascendencia, sino son de largo tiempo, son un proceso. Necesitamos entonces, conocer sobre nuestros deseos y los de la pareja, para juntos construir una relación que se exprese y consolide en la fidelidad. Nuestra diferenciación expresa un poder sexual paritario que no debe convertirse en barrera sino en igualdad efectiva, por esto somos “hueso de mis huesos y carne de mis carnes”. La teología cristiana que más se ha popularizado es la promovida por los valores androcéntricos, por lo que es necesario trabajar una teología que reconozca el poder sexual paritario y no sólo uno jerárquico. El reconocimiento que somos seres sexuados implica también una responsabilidad como portadores hombres y mujeres de la gracia de Dios presente en la humanidad. Ésta condición debe hacernos más sensibles para una educación para la vida, incluye una comprensión de nuestros cuerpos y estos en relación. Es necesario solicitar a la iglesia que tome mayor beligerancia en los temas de educación sexual y en particular, que conozca más sobre los mitos y tabúes que en torno al VIH circulan, además de insistir en una teología saludable de la sexualidad. CONCLUSIONES Las mujeres y hombres con el VIH expresan su sexualidad a través de sus cuerpos. Como cuerpos sexuados, son sujetos de carne y hueso. Sus deseos y afectos son producto de la obra creadora de Dios, y por ende su sexualidad es buena no pecaminosa en si misma. La valoración de lo pecaminoso o impuro se genera en una reflexión ética basada generalmente en textos de Levítico del Antiguo Testamento. 103

Los cuerpos sexuados sufren violencia por la forma en que las relaciones de poder se ven expresadas. Las relaciones sexuales que se manifiestan en forma jerárquica no respetan los deseos, no conocen de los temores, no se informan sobre los riesgos que corren. Especialmente el hombre al no protegerse con el condón o al sostener relaciones fuera del matrimonio con personas que no conoce de sus prácticas sexuales se vulnerabiliza. Los cuerpos de mujeres y hombres sin poder, muchas veces son negados a través de la imposición de prácticas sexuales no deseadas y a través de los estereotipos que se hacen acerca de estos cuerpos. La teología cristiana ha venido cambiado su perspectiva de la corporalidad como lugar teológico, es decir, que la teología toma como referencia las necesidades y las preguntas que los cuerpos en determinados contextos y ciclos de la vida se hacen. Además, la teología dentro de una perspectiva pastoral ha empezado a asumir la presencia del VIH como pandemia, por lo que se hace necesario participar en la reflexión desde las iglesias como comunidad interlocutora de la vida y la realización humana expresada en los propósitos trascendentes de la sexualidad humana. Una teología para mujeres y hombres apunta a dimensionar el Eros como símbolo de lo sagrado. Los cuerpos son expresión de la creación de Dios, por eso el tema del VIH es necesario visibilizarlo desde los hombres y mujeres que conviven con los efectos del virus en su vida.

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BIBLIOGRAFIA Operational Guide On Gender HIV/AIDS a Rights –Based Approach .Amsterdam: UNAIDS, 2005. Pamela Dickey Young. Re-creating The Church Communities of Eros. Harrisburg, Pennsylvania: Trinity Press International 2000. PhyllisTrible. Greed and Sex: Sexual Ethics in the New Testament and their implications for today Philladelphia: Fortress Press, 1988. Janet W. May, Género e identidad. San José: UBL, 2002. Varios. Iglesia sexualidad y aborto en América Latina. México: Católicas por el derecho a decidir, 1989. Pastoral Misionera, Dialogo, no. 190-191.Madrid: Septiembre –diciembre 1993. Alexandre Renata. Is sexuality Sacred? A Biblical Connection http://www.koed.hu/sw248/renata.pdf. 10 de Septiembre del 2009. Balance sobre la situación de los derechos humanos de las mujeres 2009. http://www.movimientoautonomodemujeres.org/downloads/42.pdf .

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LA REVELACIÓN DE DIOS COMO PALABRA SALVÍFICA PARA TODO SER HUMANO. Herbet A. Bonilla López.

RESUMEN

La revelación cobra valor significativo como Palabra y acto salvífico de Dios para todo ser humano sin distingo social, cultural, racial, o sexual. Su pasión y preocupación salvífica de todos los humanos(as) se expresa en su radical decisión de humanarse, Dios se hizo carne solo puede significar que Dios ha asumido nuestra condición de debilidad, nuestros dolores, sufrimientos y enfermedades como única manera de redimirnos y abrirnos a la posibilidad de nuestra filiación en él. Las personas con VIH descubren en Dios aun contra toda condena social su posibilidad radical de lograr su humanización. Cristo Palabra de Dios que nos interpela a preguntarnos qué queremos hacer con nuestras vidas, decirle sí a Dios que nos muestra el camino para hacer nuestra propia humanidad en plenitud o decirle no siguiendo el camino de nuestra deshumanización.

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L

a Revelación o la Palabra que Dios dirige a la humanidad, es la primera realidad cristiana, el primer hecho, el primer misterio. Toda la economía de la salvación en el orden del conocimiento descansa en este misterio del auto manifestación de Dios en una total confidencia de amor.

Tal auto-manifestación de Dios como “palabra” y “acto amoroso” tiene un destinatario específico, el ser humano sin distingo, ni exclusividades que apelan a raza, credos, condición social ni físicas. Es la Palabra que Dios pronuncia y llama a una respuesta libre de la fe. Dios ha hablado, ha dicho su Palabra por lo tanto ha manifestado su propio ser. Hoy, el VIH nos ha situado en la radical dimensión de muerte, del dolor, del sufrimiento y de la angustia de sentirnos en una situación límite de impotencia. Tal situación ha puesto en cuestión hasta lo más radical de nuestras afirmaciones cristianas; así, se coloca en el centro del cuestionamiento el acontecimiento de la revelación de Dios. Erróneamente muchos han comprendido la Revelación de Dios de manera particularizada e individualizada a grupos de humanos que pretenden justificarse delante de Dios, aflorando nuestra naturaleza egoísta haciendo de Dios una imagen privada para algunos pocos. Para el abordaje del tema queremos dejar planteado una cuestión importante; Dios se ha revelado hablando a todos los seres humanos sin distingo de sexo, raza, pueblo, prácticas culturales o condiciones de vida. Es palabra digna de ser acogida por todos. De ahí procuraremos responder a dos preguntas fundamentales ¿Qué valor significativo tiene la Revelación como Palabra de Dios comunicada al ser humano que hace de esa Palabra radicalmente capaz de ser recibida por todos? ¿Cuál es la situación humana que hace de la palabra 108

de Dios propicia? Las posibles respuestas las situaremos en el contexto específico del humano afectado por el VIH, en aras de ir tejiendo una propuesta teológica que fundamente una pastoral de acompañamiento. 1.

Sentido y valor de la Revelación como Palabra de Dios en el Antiguo Testamento La religión de Israel se caracteriza por la afirmación de una intervención de Dios en la historia debido únicamente a su libre iniciativa. Intervención concebida como encuentro de una persona con otra, de alguien que habla con otro-alguien que escucha y responde. Los relatos antiguotestamentario carecen de un término técnico para expresar la idea de revelación, la expresión “la Palabra de Yahvé” es la privilegiada, la más frecuente y significativa para manifestar la comunicación divina. En las teofanías68 la manifestación sensible está al servicio de la palabra. Lo principal no es el hecho de “ver” la divinidad sino el de “oír” su Palabra. Así la vocación divina se le presentó a Abraham como un hablar divino (Gen. 12:1, 5),69 Moisés que podía conversar con Dios como un amigo (Ex. 33,11) no podía ver su faz, (Ex. 33, 21,23). En la revelación del Sinaí toda la narración descansa en la Palabra de Dios, aún en los profetas, lo esencial son las palabras. Por su Palabra Dios introduce progresivamente al pueblo en el conocimiento de su ser íntimo. A diferencia de la cultura indoeuropea, la mentalidad hebrea no establece diferencia entre la “la palabra” y el “suceso” o la “cosa expresada” por la palabra. La palabra (dabar) significa tanto una palabra pronunciada o escrita como un suceso de la 68 Teofanía en este articulo significa “la manifestación de Dios”. 69 Las citas bíblicas son tomadas de la Biblia Reina Valera 1960.

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naturaleza o de la historia. “Después de estas palabras” significa a veces “después de estos sucesos” (Gen. 22:11). Las palabras no son solamente pronunciadas sino también hechas (Gen. 24:66). No distingue entre la palabra y aquel que la pronuncia. Hablar es una manera de ser de la persona. El poder de la palabra es el poder de la persona que la pronuncia. Es por eso que cuando el hebreo habla de la Palabra de Dios tiene una connotación de inmensidad. (Is. 55: 10-11; Sal. 18:14-16)70. La palabra posee un doble valor: en primer lugar, es expresión de pensamiento de intenciones, de proyectos, de decisiones, es un discurso inteligible, ilumina el sentido de los acontecimientos, nombra las cosas. En segundo lugar, es dinámica, en tanto que es fuerza activa una potencia que cumple lo que significa, realiza lo que el hombre piensa y decide en su corazón. Su eficacia es mayor cuanto más poderosa es la voluntad que la engendra. Así la palabra de Yahvé es discurso de Verdad y acto salvífico del Dios viviente. 1.1. La revelación de Dios como palabra y acto salvìfico Por esa fuerza que posee la palabra para el hebreo, es que cobra un sentido radical la “Palabra de Dios” como discurso y acción. Dios es palabra y acto salvífico, es proclamación y realización de la salvación, luz y poder. Por una parte, la Palabra de Dios crea el mundo, impone su ley, suscita la historia; por otra parte, manifiesta al ser humano la voluntad de Dios, su designio salvífico. Así podemos afirmar que el objeto de la revelación o contenido de la revelación veterotestamentaria es doble: revelación de Yahvé y revelación de su designio salvífico. En primer lugar, el Dios del Antiguo Testamento se revela como Dios viviente y personal, como el que es, en oposición a los ídolos mudos y muertos. Como el Dios todopoderoso (shadai) dueño del cosmo, Señor 70 17.

Latourelle, René. Teología de la revelación. Salamanca: Sígueme, 1982. Pág.

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(Adonay) de las naciones, que exige obediencia a sus leyes71. Con los profetas, Israel comprende cada vez con mayor profundidad quién es Dios, insistiendo que la presencia de Dios salvador no se encuentra primeramente en el culto sino en la historia. Así el profeta Amós pone de relieve la justicia de Dios, Oseas el amor tierno, Isaías su majestad y trascendencia, Jeremías una religión más interior, Ezequiel recuerda las exigencias de la santidad de Dios, DeuteroIsaìas orienta hacia una religión universalista. Al mismo tiempo que en Israel se afirma el sentido de la trascendencia de Dios, se desarrolla simultáneamente el de su proximidad e intimidad. Dios altísimo, el Dios tres veces Santo es también un Dios que sale al encuentro, sale de su misterio iniciando un diálogo con los hombres y mujeres, en donde Israel es representativo y no exclusivo de esa voluntad dialógica y salvífica. Dios como misterio y Dios que se revela: cercano y lejano constituye la dinámica de la revelación antiguotestamentaria72. El segundo aspecto que figura en la revelación veterotestamentaria es la “salvación”, la alianza de Dios está vinculada a su voluntad que ha permanecido escondida hasta la plenitud de los tiempos, pero cuyos primeros esbozos ha revelado Dios progresivamente en la historia de Israel. La experiencia fundamental del pueblo de Israel con Dios es la salida de Egipto que estuvo marcada por la manifestación de un Dios que salva a su pueblo de la esclavitud, combate a favor suyo y le entrega la tierra prometida, todo por su fidelidad a su palabra dicha a los padres del pueblo (Abraham, Isaac, Jacob). 71 Véase Xavier, León Dufour. Vocabulario bíblico. Barcelona: Herder, 2001. P 472-476. 72 Latourelle. op.cit. P 39; Dofour. Op.cit. P. 160-166.

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La Alianza de Dios (berit-Adonay) con su pueblo se sella en un clima de salvación, la que más tarde se continúa en la idea de “Reino de Yahvé”. Dios hace una alianza eterna con David, según la profecía de Natàn (2.Sam. 7,16) sin embargo, la experiencia del reino como la de la alianza terminan en un fracaso en Israel, pero Dios prosigue su plan salvífico con una continuidad misteriosa, revelando en este fracaso de Israel una nueva dimensión de la economía de salvación.73 Por eso a pesar de la infidelidad de Israel y de sus reyes, Yahvé anuncia por medio de sus profetas una nueva alianza, un nuevo reino, un nuevo rey (Jer. 11. 35; 24: 5-7; Ez 1:19-20: Joel 3:1-5; Zac 8: 1-17; Is 2: 3-11. La expectativa salvífica de Israel de parte de Yahvé inunda todas las situaciones vitales de su historia, expresadas e interpretadas desde una conciencia histórica que la intervención de Dios en el Éxodo será superada por una intervención definitiva de Dios al final de los tiempos, que en la ley y los profetas todavía aún no ha sido pronunciada la palabra definitiva de Dios sobre la historia.74 2. Voluntad salvífica de Dios en Cristo como expresión de plenitud El Nuevo Testamento utiliza gran número de vocablos para dar a conocer esta economía de la revelación, solo una palabra no nos daría un sentido claro de la idea de revelación, así que mucho más que fijarnos en el léxico nos fijaremos en los valores significativos de la realidad revelatoria y a la realidad que ella responde. El Nuevo Testamento propone de la misma forma que el Antiguo Testamento, una multiplicidad de tradiciones y 73 La economía de salvación se refiere a todo el plan dispuesto por Dios para la salvación humana y del mundo. 74 González, Antonio. Teología de la praxis evangélica: ensayo de una teología fundamental. Santander: Salterrae ,1999. P 249.

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de valores teológicos que expresan la significación del acontecimiento revelatorio de Dios. Lo fundamental es que la noción de revelación en la tradición cristiana es presentada en los textos en una complejidad y una riqueza de tonos muy superiores a las tradiciones antiguotestamentaria. Un acontecimiento capital ha tenido lugar entre las dos alianzas (antigua alianza y nueva alianza), “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,  en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por quien asimismo hizo el universo”. (Heb. 1:1-2). La Revelación como acto y palabra coloca en su centro una concreticidad definitiva, a Cristo Jesús, Palabra de Dios en forma humana. Cristo es entre nosotros la Revelación de Dios, es pues la Palabra de Dios, el mismo Dios, el Hijo quien nos habla personalmente en el hombre-Jesús, un hombre semejante a nosotros, que establece una relación de tú a tú; es personalmente Dios, el Hijo de Dios que se ha despojado a sì mismo de su condición de Dios y se ha hecho uno igual a nosotros, así Cristo ha asumido no lo mejor del ser humano, no su fortaleza sino sus debilidades, fragilidades y caducidad. Por lo tanto, ese asumir de todo lo humano por parte de Dios en Cristo deja al descubierto y en juicio nuestra propia actitud de pecado para con los demás. Es el caso de miles de personas con VIH que son señalados, juzgados y rechazados por que no cumplen nuestros esquemas éticos implantados en la sociedad. Por eso, todo acto humano de Cristo es más que la historia salvífica testimoniada en el Antiguo Testamento; es una palabra que Dios dirige a todo ser humano, sin exclusividades culturales, raciales, sin excepción de personas por su condición de vida. En este sentido la palabra que Dios nos comunica, adquiere 113

en Cristo su sentido exacto. Jesucristo la Palabra interior de Dios en la que Dios se expresa totalmente, se hace hombre y evangelio, es la Palabra que llama a todos para la salvación. Para los hombres y mujeres que por el VIH han creído o le hemos hecho creer que no tienen ni una posibilidad de reivindicación tanto física como espiritual en Jesucristo verbo encarnado, el Hijo está presente entre nosotros nos habla, predica, enseña, atestigua lo que ha visto y oído en el seno paternal, nos comunica la voluntad del Padre. 2.1. Cristo Palabra encarnada de Dios Así en la tradición sinóptica describe la acción revelatoria de Cristo con los términos “predicar el evangelio”, “evangelizar enseñar”, Cristo es el Rabbi el doctor que interpreta las Escrituras con autoridad de maestro en Israel. (Mat 4: 23; 11:1; Luc, 20,1; Mc 1:22; 6:6; 1:38; Luc 13:12. Por su predicación Jesús aparece en continuidad con la tradición profética sin embargo cuando habla de sí mismo, no se aplica el titulo de profeta, mucha afinidad a los profetas en cuanto penetra los secretos de Dios, pero en cuanto revelador supera a todos los profetas. (Mt 12:40; Mc 9: 2-10; Mt 17: 1-13, Luc 9: 28-36). Cristo enseña y se le da el titulo de Rabí (Mc 9: 5, 11:21; 14:45; Mt 23:7) pero su enseñanza tiene un carácter absolutamente único (Mc 1: 22; 11: 28; Luc 4: 31; Mat 7:28-29). Ahora bien, Cristo constituye en su persona la más alta manifestación profética que haya existido, si enseña con autoridad obedece a una sola razón es “el Hijo de Dios” (Mt 12: 6) a quien Dios ha entregado todo (Mt 11: 27), llama a Dios “mi Padre” colocando a Dios en el ámbito de una intimidad radical. (Mt 7:21; 10: 32-33; 11: 27; 20: 30). Nadie conoce al Hijo sino el Padre y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiera revelárselo (Mt 11: 25-27). A excepción del Padre nadie conoce la vida intima del Hijo y nadie conoce a excepción del Hijo la vida intima y profunda del Padre. Los dos se reconocen por la sencilla razón: están el uno frente al otro, 114

en un diálogo íntimo. A partir de ese diálogo con el Padre, el Hijo penetra en nuestra historia y se constituye en verdadera historia de salvación en tanto que palabra encarnada de Dios. El apóstol Juan describirá la revelación a partir del término de “Palabra”. Cristo habla y da testimonio: es el Hijo que manifiesta al Padre (Jn. 1:8), el testigo que declara lo que ha visto y oído en el seno del Padre. Palabra encarnada y testimonio humanamente formulado. Cristo habla como testigo acreditado porque es la Palabra de Dios (Jn. 1:1-2) y solo él conoce al Padre (Jn. 7: 29) como el Padre le conoce (Jn. 10:15; 8:38), el Hijo da testimonio del Padre que le ha enviado, comunica las palabras que el Padre le ha dado (Jn. 3,34). Sin embargo el Padre da testimonio a favor del Hijo y de la misión que ha recibido de él: primero, con las obras, el padre ama al Hijo y ha puesto en si mismo todas las cosas (Jn. 3: 35). En concreto ha dado al Hijo el poder para que realice las obras que hace el Padre y se le reconozca como enviado de el. En segundo lugar el Padre da testimonio a favor del Hijo por la atracción que produce en el interior de todo ser humano, atracción que ha dado el poder de aceptar el testimonio de Cristo (Jn. 6:44-45). La hora ha llegado, Dios habla por medio de su Hijo, mas para adherirse a la palabra del Hijo, es necesario que el Padre atraiga a los hombres y les de al Hijo. La fe es un don del Padre (Jn. 6: 65). Única es la relación de Cristo con la revelación, porque es en persona la Palabra de Dios, el Hijo del Padre Cristo es a la vez Dios revelante y el Dios revelado. La revelación tiene un punto de partida en Cristo al mismo tiempo que con el Padre (Jn 4: 23) Qué revela Cristo sino es el designio salvifico de Dios a todo ser humano. El apóstol Pablo con su fuerza reflexiva de la fe intuye la revelación como “misterio”. El misterio en su fase inicial 115

está escondido en Dios, secreto lleno de sabiduría (I Co.2:7) rodeado del silencio para toda la eternidad (Rom. 16,25) escondido a los generaciones pasadas (Ef. 3: 5; Col 1:26), mas el misterio oculto en otro tiempo se ha manifestado revelado “ahora” (Rom. 16: 25) por la vida, muerte y resurrección de Cristo, el misterio ha entrado en su fase de realización; en Jesucristo se realiza y se manifiesta al mismo tiempo el designio salvador de Dios (Ef. 1:7-9). El misterio se hace acontecimiento de la historia. Él es la imagen visible del Padre insondable (Col 1:15) por eso es la comunicación suprema a todos los seres humanos. Dios estaba en Cristo asumiendo totalmente nuestra humanidad. 2.2. Dios habitando como uno de nosotros El apóstol Juan expresa las palabras sublimes de la fe cristiana “y aquel verbo se hizo carne”, (Jn.1:14) Dios mismo decide habitar entre y como uno de nosotros, no solamente como Emmanuel Dios con nosotros, sino como el que se despoja de su condición divina y asume de modo total nuestra realidad humana. La confesión antiquísima de la comunidad cristiana nos dice: “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que ferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil 2: 6-8). “Ese Hijo eterno fue enviado por el Padre y se encarnó por la fuerza del Espíritu Santo. Su vida, su práctica liberadora, sus luchas, su ternura para con los abandonados, su pasión, muerte y resurrección revelaron a Dios de forma definitiva”75. Cristo el Hijo de Dios entre nosotros. No solamente nos comunicó la verdad de Dios como Padre de todos y abogado de los desvalidos, sino que actuó como el Hijo enviado de Dios. 75 Boff, Leonardo. Trinidad. En Misterium Liberationis: conceptos fundamentales de la teología de liberación Tomo I.: UCA, San Salvador, El Salvador, 1992. P 527.

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Asume las mismas actitudes de misericordia que el Padre, pero lo más sublime es la comunicación de la posibilidad de hacernos hijos e hijas de Dios. Posibilidad que se abre para todos y todas, no para las buenas personas según nuestra ética sino para los humanos situados delante de Dios quien dispone su gratuidad ante nuestra necesidad profunda de vida y humanización. La encarnación de Dios nos abre la posibilidad de redención y de filiación de todos los seres humanos. El verbo nos ha introducido en la misma vida intima de Dios, pero Dios mismo se ha introducido en nuestra vida humana. ¿Qué significa esto? El Verbo palabra viva de Dios ha penetrado a nuestra realidad humana no en apariencia o mera retórica discursiva, sino en una radical concreticidad. Cristo se ha colocado en la dimensión del dolor, el sufrimiento, hasta asumir de modo radical la posibilidad de la muerte. Pues Dios no puede salvar a los seres humanos sino asume totalmente la vida humana, tal como afirma D. Bonhoeffer “solo un Dios que sufre puede salvarnos”. El que es garante por nuestra salvación ha sufrido y muerto al igual que a quienes hemos hecho victimas del rechazo y oprobio. “En concreto, la trayectoria de Jesucristo hay que pensarla dentro  del plan eterno de Dios, plano que lo incluye todo, el dolor, la  muerte y la cruz: todo eso pertenece al Hijo eterno. El asume todo  eso cuando se encarna”76. ¿Cómo asume Dios el dolor y sufrimiento de las personas con el VIH? Dios experiencia nuestra condición de sufrimiento, de dolor, no simplemente por padecer sin más sino para vencer el sufrimiento, el dolor y la muerte en su sentido más radical y definitivo. “Por que de tal manera amó Dios al mundo” sólo puede significar que su amor pasa por lo lacerante de todos nuestros sufrimientos individuales, sociales e históricos; es la disposición amorosa de Dios que acepta el sufrimiento, es el “sufrimiento de amor.77 76 Boff, Leonardo. P. 23 77 Sobrino, Jon. Cristología desde América Latina. (esbozo a partir del

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“No se trata de la interpretación del amor como idea como poder celestial o mandamiento sino amor como acontecimiento en un mundo sin amor, legalista: se trata del acontecimiento de un amor que precede que es incondicionado e infinito que abarca a todo el no amado y abandonado, injusto y privado de derechos, regalándole una nueva identidad, liberándolo, por tanto de las normas de la identificaciones sociales”.78 La única manera que Dios puede comprender es asumiendo su dolor, su condición de humano, rechazado, estigmatizado por todos nosotros. Pero no solo eso, que Dios asuma nuestro dolor implica que “la desdicha de quienes padecen de VIH ya no puede ser considerada como un signo de reprobación divina, la muerte y la resurrección de Cristo al anular la posibilidad de justificarnos por nuestras propias acciones entraña una rehabilitación de todas las victimas de la historia”79 El escándalo de la revelación radica precisamente en esto: Dios trascendente sufre por nosotros. Cristo es escándalo así lo comprendía el apóstol Pablo cuando afirma “Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura” (I Co 1:23). Para los judíos, la cruz constituía una total contradicción a su comprensión de la imagen de Dios. Por tanto, aceptar la cruz de Cristo significa realizar una profunda conversión en el modo de relacionarse con Dios. Si para los judíos el motivo de rechazo de la cruz se encuentra en la Revelación, es decir, en la fidelidad al Dios de sus padres, para los griegos, es decir, para los paganos, el criterio de juicio para oponerse a la cruz era la razón. Para estos últimos la cruz es necedad, literalmente insipidez, un insulto al buen sentido.80 seguimiento del Jesús histórico). 2ed. México: Centro de Reflexión Teológica, 1977. .167. 78 Moltmann, Jurgen. El Dios crucificado: la cruz de Cristo como base y crítica de toda teología cristiana. Salamanca”Sigueme, 1975 .P 351 79 González. ob.cit. Pág. 300. 80 “A Dios hay que buscarlo «sub  contrario». Allí donde parece que no hay

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El acontecimiento de la cruz pone en cuestión nuestras imágenes de Dios, posiblemente pensemos y creamos en Dios impasible e intolerante que no se conduele de nuestra situación, que si nos auxilia o nos ayuda es únicamente por ser Dios y no porque haya experienciado nuestro dolor. No obstante, en eso consiste las buenas noticias de salvación, Dios ha decidido sufrir por nosotros para vencer el sufrimiento, el dolor, y la muerte. Cristo crucificado encarna y abre la esperanza de una nueva humanidad que se corresponde con Dios, en medio de los condicionamientos de inhumanidad que contradicen a Dios. En efecto, ¡qué Dios tan pobre sería un Dios incapaz de sufrir y de morir! Tal Dios sería más limitado que el ser humano, ya que éste puede escoger libremente el sufrimiento y la muerte como una posibilidad que le es propia. Un Dios incapaz de sufrir tampoco podría ser afectado por el sufrimiento y la injusticia, ni compartir el sufrimiento fuera de él. Sería un Dios sin amor. Pues Dios como amor se revela radicalmente en el acontecimiento de la cruz. ¿Cómo podría Dios entender a los que sufren y se duelen por diversas causas si no ha sufrido nuestras penas y dolores? Si Dios no se doliera por la condición de estigmatización, discriminación y muerte física y moral en que se encuentran las personas con VIH definitivamente no sería Dios con nosotros.

Dios, donde parece que  él se ha retirado, es donde está Dios en grado sumo. Esa lógica  contradice la lógica de la razón, pero es la lógica de la cruz. Esta  lógica de la cruz es un escándalo para la razón y debe ser  mantenida como tal porque sólo así tendremos un acceso a Dios  que de otro modo jamás tendríamos. La razón busca la causa del  dolor, las razones del mal. La cruz no busca causa alguna; ésta se  halla precisamente en grado sumo en ese dolor de Dios. Allí donde  la razón veía una ausencia de Dios, según la lógica de la cruz, está  la plena revelación de Dios. Véase Boff, Leonardo. Pasión de Cristo pasión del mundo. Brasil: Vozes, 1977. P28

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3.

La palabra salvífica de Dios interpeladora del ser humano. Si Dios ha hablado a hombres y mujeres estos deben escuchar. La dimensión dialogal de la revelación exige aunque no se obliga, a una escucha atenta; la Palabra de Dios que es Cristo no se recibe como una contemplación de la divinidad, como el misterio griego o en la gnosis oriental, sino en la atención prestada a la Palabra gratuita que Dios nos ha comunicado en y desde nuestra historia. La primera actitud nuestra ante la revelación ha de ser de escucha en una disponibilidad activa. En el Antiguo Testamento la palabra oída pedía su asimilación por la fe y la sumisión en una entrega total y voluntaria, de agradecimiento y alabanza cuyo modelo fue Abraham. Por la revelación Israel conoció a Dios, entrando a una comunión del pensamiento y voluntad con Yahvé. En el Nuevo Testamento se coloca la fe como la respuesta a la proclamación de la Palabra salvífica de Dios. Todos los hombres y mujeres somos invitados a escuchar y acoger esa Palabra. No obstante hoy como ayer, esta palabra que Dios comunica puede llegar a ser piedra de tropiezo, escándalo, pues irrumpe entre nosotros dejando al descubierto nuestra condición egoísta, de insensibilidad entre nosotros mismos. La revelación en tanto que palabra dicha y hecha, nos coloca en una dimensión de escucha, pero a su vez en una condición de “decisión” a la Palabra. Es la escucha de lo que Dios quiere comunicarnos, pero no como una imposición sino como “interpelación”.81 En el sentido que Dios ha dicho y hecho nos exige a ponernos en cuestión. La palabra salvífica de Dios nos interroga y nos coloca en las preguntas fundamentales de nuestra propia vida: ¿Qué queremos ser y hacer con nuestra vida? ¿Cuál es el sentido de nuestro vivir? Al momento de la 81 Requerir, compeler o simplemente preguntar a alguien para que dé explicaciones o descargos sobre un hecho cualquiera. Véase, Bultmann, Rudolf. Creer y comprender. Madrid: Studium, 1974.

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escucha de la Palabra de Dios queda patente el camino hacia la vida pero a su vez el camino hacia la muerte. ¿Cómo se me ofrece la posibilidad de vida, de salvación? La Palabra que es Cristo es vida, porque anuncia como vida el perdón y la reconciliación.82 Y ello porque presupone que todo humano se pregunta por su salvación; por lo tanto, la pregunta que todos nos hacemos por nuestra salvación nos remite a preguntarnos fundamentalmente por Dios; por lo tanto, se nos devela su acontecimiento salvìfico que nos llama a reconocer nuestra condición de pecado delante de él. Que Cristo pueda revelarse y perdonarnos al mismo tiempo nuestros pecados es lo que constituye su carácter de Palabra de Dios. En nuestras sociedades los enfermos, los pobres, los desgraciados son los condenados, considerados como causantes directos de su propia desgracia. Los que no se ajustan a los esquemas éticos y morales creados por los que se consideran dignos de existir. Las personas con VIH entonces pueden recibir con especial alegría la Palabra salvífica de Dios por su particular situación. Las y los afectados por VIH son condenados por la misma sociedad haciéndolos responsables de su propia situación de fragilidad ¿Su condición de despreciados los justifica delante de Dios? De hecho ninguna persona por su condición se puede justificar delante de Dios, por lo tanto aún las personas con VIH están en una condición de pecado. Pecado que no remite a la pandemia 82 Moltmann afirma que “La reconciliación, dice el lenguaje teológico, es el inicio de la redención en un mundo irredento, y la redención es el futuro esperable de la reconciliación. La constatación de la inhumanidad del mundo no contradice a éste. Pero la reconciliación experimentada en la fe lo contradice radicalmente. Quien haya experimentado la reconciliación, no podrá ya sentirse de acuerdo con el estado del mundo. La alegría que experimenta, hará que la miseria de la creatura se convierta para él en dolor. Reconciliación sin transformación de la vida y de los condicionamientos, es un barato consuelo”Vease Moltmann, Jurgen. El hombre: antropología cristiana en los conflictos del presente.Salamanca: Sigueme, 1976. P 154.

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sino a la condición de todo humano que por si mismo no puede justificarse delante de Dios, pero por esa condición de condenados y estigmatizados en la sociedad se les abre la posibilidad de comprender profundamente el mensaje de Jesucristo como buenas nuevas de salvación para ellos. 4. La Palabra de Dios como propuesta de humanización La pasión de Dios por nuestra salvación lo llevó a asumir nuestra realidad en todo su sentido, pues quiere comprendernos proponiendo una salvación propicia. Si Dios asumió nuestros dolores y sufrimientos para comprendernos, entonces nos toca a nosotros comprendernos delante de Dios como seres necesitantes de perdón, de fuerzas para vivir y superar nuestros propios sufrimientos y dolores. Dios de modo definitivo nos ha hablado en Cristo y nos ha comunicado su voluntad salvífica, posibilitando así la acogida de todos nosotros en su filiación divina de forma concreta por el acontecimiento de la cruz y la resurrección. Cristo nos coloca en el ámbito de la exigencia de reconocernos en la condición de pecado en tanto que nos encontramos en un estado de deshumanización. ¿Y qué significa estar en un estado de deshumanización? La respuesta solo la podemos hallar remitiéndonos a Dios que nos dice que nos hemos perdido en nuestra realización personal, nos hemos desrealizados; nos sumergimos en la altivez, en el egoísmo e individualismos, desconociendo a nuestros semejantes, el orgullo y el odio nos domina, nuestras conductas y comportamientos siguen la lógica del poder egoísta, de dominio, destrucción, del sacrificio de nosotros mismos, hemos construido una imagen falsa de lo humano, por lo tanto estamos en un estado de pecado delante de 122

Dios. ¿Y que decir de quienes le hemos destrozado la vida condenándolos por tener el VIH? ¿Le sumaremos mas angustia diciéndoles que son pecadores delante de Dios? Hemos dicho más arriba que el pecado no está en su condición, sino en el querer justificarse delante de Dios por su condición. Ahora bien, ¿Cuál es nuestra posibilidad de lograr la imagen verdadera de humano? ¿Cómo poder ser verdaderamente “imagen de Dios”?. Dios irrumpiendo en nuestra historia y asumiendo nuestra realidad constituye nuestra posibilidad. Pues es Dios mismo que nos abre nuevamente el camino de ser verdaderamente humanos. Jesús nos enseño en su decir y su hacer lo que es un humano a imagen de Dios. “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”. (Jn. 13:15). El dice lo que el Padre quiere decir y hace lo que el Padre quiere hacer por y entre nosotros. Jesús nos comunica nuevamente cómo es un humano a imagen de Dios haciendo y diciendo lo que es Dios. Dios es amor, misericordia, solidaridad y entrega plena para con los otros. Reconoce y se duele por los desvalidos, trata por igual a todos: “… porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado. Juan 5:36”Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; Las obras que yo hago en nombre de mi Padre ellas dan testimonio de mí.” (Juan 10:25). Cristo imagen del Padre es verdadero hombre que nos conduce a Dios como posibilidad abierta para lograr ser plenamente humanos. Salvarnos como humanos definitivamente es acto gratuito de Dios, no obstante el querer ser salvado y caminar por el camino de Dios, que es el camino de nuestra plenitud de vida solo depende de mi apropiación, estamos colocados en la dimensión de la decisión por la interpelación de la Palabra de Dios, entonces el decidir por lo que queremos ser es responsabilidad nuestra. 123

La Palabra que revela a Dios es Cristo, que nos habla y nos dice de la definitiva posibilidad de hacer nuestra humanidad por y en él. Así Dios se presenta a todas las personas con VIH ofreciéndole gratuitamente la posibilidad de lograr su propia humanización pues Dios se presenta como posibilitante para que hagamos nuestra propia vida, pero que a su vez conlleva la posibilidad de libertad de no hacerla. Estar frente a la vida o la muerte, la salvación o la perdición, la humanización o deshumanización nos exige preguntarnos por lo que queremos. De ahí que cobra significación fundamental “el obrar libre de todo humano”. No obstante somos llamados a decidir por nuestra humanización en tanto que la Palabra se presenta como salvación de la realidad deshumanizada. CONCLUSIÓN La preocupación de Dios es por nuestra humanidad, si nos hemos perdido en el camino de nuestras propias decisiones cotidianas, Dios encarnado quiere conducirnos por la firmeza de tal humanización. Jesucristo Palabra de Dios, acontecimiento salvífico solo tenía una misión mostrarnos el camino de la humanización, que solo cobra sentido cuando nos colocamos abierto a la escucha atenta de Dios. Dios no nos juzga por no seguir algún mandamiento moral, nos juzga por no querer reconocer y comprender nuestra situación y no decidirnos en libertad por todos los actos que abonen a lo humano. La revelación como Palabra de Dios interpela a las personas con VIH, no por su condición de fragilidad sino para que reconozca su propia condición y decida aceptar la gratuidad de Dios para lograr su propia humanización. La palabra de Dios nos exige a ser responsables en el sentido de reflexionar en todo lo que hacemos, las decisiones que tomamos en nuestro mundo, sean estas de índole ético-social 124

o religiosas. Todos y todas sin excepción somos invitados pero a su vez impelidos por Dios a dar una respuesta que obedezca a la responsabilidad de tomar en serio nuestra humanidad. Cristo como Palabra de Dios sale al encuentro de los hombres y mujeres llenos de angustia y desesperanza ofreciéndoles la posibilidad de afirmarse como verdaderos humanos. A Dios le preocupa nuestra humanización en su sentido de radicalidad fundamental pues ser verdaderos humanos se logra únicamente en Dios. Muy al contrario a la sociedad le preocupa una humanización de acuerdo a sus propios modelos de humano que muchas veces se colocan en oposición a Dios. Las sociedades estigmatizan, discriminan o excluyen a diversos grupos sean por sus preferencias sexuales, por padecimientos físicos, por creencias, etc. Todo esto dentro de una exigencia relativa; al contrario lo que respecta a Dios es totalmente radical, pues se pone en juego nuestra misma existencia en el mundo, el como vivir la vida en su profundidad, cómo hacernos cargo de nuestra realidad. De hecho solo entendiéndonos en Dios que nos ha comunicado la noticia maravillosa que él nos toma en cuenta a todos, es que podemos hallar esperanza de nuestra vida humana. Dios quiere ser el Dios de a humanidad fundamento de nuestra propia marcha para realizar nuestra vida en plenitud. En tal sentidos todos y todas los/las que por diversas circunstancias se han convertido en personas con VIH, Dios les remite su palabra abriéndoles posibilidad de vida, no por meritos sino por su grandiosa gratuidad en Cristo.

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BIBLIOGRAFÍA René Latourelle. Teología de la revelación. Salamanca: Sígueme, 1982. Xavier León Dufour. Vocabulario bíblico. Barcelona: Herder, 2001. Antonio González.. Teología de la praxis evangélica: ensayo de una teología fundamental. Santander: Salterrae ,1999. Trinidad. Leonardo Boff. En Misterium Liberationis: conceptos fundamentales de la teología de liberación Tomo I.: UCA, San Salvador, El Salvador, 1992. Jon Sobrino. Cristología desde América Latina. Esbozo a partir del seguimiento del Jesús histórico. 2ed. México: Centro de Reflexión Teológica, 1977. Jurgen Moltmann. El Dios crucificado: la cruz de Cristo como base y crítica de toda teología cristiana. Salamanca”Sigueme, 1975. Leonardo Boff, Pasión de Cristo pasión del mundo. Brasil: Vozes, 1987. Rudolf Bultmann, Creer y comprender. Madrid: Studium, 1974.

Jurgen Moltmann. El hombre: antropología cristiana en los conflictos del presente. Salamanca: Sígueme, 1976.

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LA EXPERIENCIA DE DIOS EN LA VULNERABILIDAD HUMANA. Carlos E. Sediles Real

RESUMEN

A partir de una revisión de las concepciones sobre el ser humano y Dios en el libro de Job; en uno de los textos bíblicos más representativos del Antiguo Testamento, se reflexiona sobre el sentido o no del sufrimiento, y la respuesta (responsabilidad) de Dios de cara a lo que acontece en el mundo. Toda esta reflexión conlleva una finalidad practica: determinar el compromiso cristiano (basado en el modelo de servicio y solidaridad de Jesús) frente a los desafíos que presenta la pandemia del VIH a toda la comunidad humana.

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H

ablar del dolor, el sufrimiento, la enfermedad y la muerte, es hablar de aspectos propios de la naturaleza y realidad humanas. Pero la pregunta que nos ha acompañado por siglos es ¿Qué sentido tiene el sufrimiento? sobre todo, cuando este sufrimiento se percibe como inmerecido, ¿Si es qué el sufrimiento humano tiene algún sentido? O ¿estamos frente a un sin sentido o frente a lo incomprensible de la vida? Las reflexiones alrededor de estas cuestiones que tocan lo profundo de nuestra esencia en momentos límites de la vida, nos han ocupado a lo largo de la historia. Algunas de estas reflexiones las hemos hecho desde lo religioso, desde la fe. En este sentido, la cuestión del sufrimiento también es una cuestión teológica, que implica a Dios como creador y Señor de la historia83.

Si tratamos de explicarnos y entender el dolor que se vive y se siente en carne propia, cuando se es diagnosticado y declarado sero positivo, con sus implicaciones de estigmatización y discriminación84, debemos pensar necesariamente, en nuestra común realidad de fragilidad y vulnerabilidad propias de la naturaleza humana. En este artículo deseamos compartir algunas reflexiones alrededor de la cuestión del sufrimiento y la enfermedad, desde un acercamiento a la concepción del ser humano y la manera de entender (representar) a Dios en la Biblia y desde una fe cristiana. Sin pretender agotar la discusión y el debate 83 En su libro El Dios Liberador en la Biblia, Jorge Pixley desarrolla la idea de que en la Biblia prevalece la imagen de un Dios que responde e incide en la historia, que participa en el flujo de la historia como uno entre muchos agentes. Si el Dios de la Biblia es un Dios histórico, también es un Dios que perdió la inocencia. Pixley, Jorge (2008) El Dios Liberador de la Biblia: Ensayos de teología bíblica que aprovechan la filosofía de proceso. CIEETS, Managua. 84 La estigmatización se entiende como un proceso dinámico de desvalorización que desacredita a una persona o grupo ante los demás. Refuerza las condiciones de exclusión y marginalidad profundizando desigualdades sociales. Como consecuencia de la estigmatización se da la discriminación, que tiene distintas formas de expresión a nivel familiar, institucional y social.

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sobre estos temas que han ocupado a pensadores, filósofos y teólogos a lo largo de los siglos, esperamos mas bien, aportar en la acción de trabajar con seriedad y responsabilidad el problema de la pandemia del VIH y el sida, a nivel de las iglesias y sus instituciones de formación teológicas. Asumir desde una perspectiva bíblica, teológica y pastoral los desafíos que nos presenta esta pandemia, es iniciar un camino de compromisos en dos direcciones: la prevención y el acompañamiento solidario con las personas con VIH. 1. Dignidad humana e imagen de Dios Desde una perspectiva bíblica-teológica el ser humano es un ser creado a imagen de su creador, de ahí su valor y dignidad, pero también su mayor grado de responsabilidad85 frente al mundo. La imagen de un Dios creador, es también la imagen de un Dios que nos interpela y que cuestiona nuestros sistemas de valores. Por esta razón, nuestra espiritualidad se basa en la compresión de nosotros mismos y de Dios, ya que la manera de entender a Dios, influye en lo que pensamos sobre nosotros mismos y la naturaleza. Parafraseando un viejo y conocido refrán podríamos afirmar: “Dime en que Dios crees y te diré quién eres”. La imagen de Dios en los seres humanos no se encuentra fundada en sus cualidades, sino en su relación con Dios. La dignidad de cada ser humano se basa en su semejanza objetiva con Dios. El ser humano es un ser necesitado y dependiente, en apertura y en construcción. En la literatura bíblica esto se manifiesta en nuestra naturaleza, que a la vez nos diferencia del creador: los seres humanos somos “carne” (basar en 85 La responsabilidad debe ser entendida como un aspecto de la ética. El término viene del latín Respousiu que significa responder y ser responsable. Etimológicamente el término implica la interpelación, la cual requiere una respuesta (palabra). El ser humano es responsable cuando responde, y responde cuando es interpelado por el otro, por el mundo, por una situación histórica y por Dios.

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hebreo y sarx en griego)86, en un sentido integral del ser en su sensibilidad y afectividad, consciente de sus limitaciones y debilidades, que se sabe necesitado de Dios, frágil y perecedero. De esta manera los seres humanos se convierten en personas solidarias con los demás seres, en especial con sus semejantes, y responsables ante Dios sobre la tierra. Esto hace de sus vidas algo únicas e irrepetibles87. Tomar en cuenta la realidad humana desde una perspectiva bíblica de los relatos creacionales (Génesis 1: 1 - 2:4b; 2: 4b – 25), es también considerar la riqueza de la diversidad, no solo humana, sino de toda la creación. En este sentido, la imagen de Dios se encuentra reflejada esencialmente en la comunidad diversa de seres humanos, que requieren de una empatía solidaria para construir y hacer posible la vida en comunidad y en diversidad. Por esta razón, como sostiene J. Moltmann, el concepto de igualdad no debe ser entendido como “colectivismo”, y mucho menos como “uniformidad”, que peligrosamente conducen a regímenes totalitarios. 86 La palabra hebrea basar designa frecuentemente al ser humano en su totalidad (Sal. 56:5, 12; Jb. 34:15; Jr. 17:5) puede significar el parentesco (Gn. 2:23-24; 37:27; lv. 18:6; Is. 58:7). La expresión “toda carne” sirve para expresar la totalidad solidaria de los seres humanos (Is. 40:5; 49:26; Jr. 23:31; Jb. 12:10; Sal. 145:21) e incluso a todos los seres vivientes (Gn. 9:15-16). En resumen basar se refiere al ser humano en cuanto mundano, solidario de los demás seres y particularmente de sus semejantes. Por su parte sarx recoge en esencia los mismos sentidos que basar, aunque en Pablo su uso más frecuente e importante será para hablar del ser humano distanciado de Dios, alejado de los propósitos de Dios (Gal. 5:16-24), acentuando la idea de debilidad inherente a la condición humana. Es importante señalar que en la mentalidad hebrea el ser humano es comprendido como un ser unitario, integral, como una unidad psicosomática (hoy hablamos de un ser bio-psico-social), en este sentido aun la psique (alma) y el pneuma (espíritu) son pensados con propiedades corporales. En las fuentes palestinas no encontramos ningún énfasis en la idea de la “inmortalidad del alma” que excluya al cuerpo, no existe alma independiente del cuerpo, ninguna vida es posible sin corporeidad. Ruiz de la Peña, Juan (1991) Imagen de Dios. Editorial SAL TÉRREA, Santander, 20-21, 62-63 pp. 87 Para este debate sobre la persona humana seguimos los aportes del teólogo alemán Jürgen Moltmann. Moltmann, Jürgen (2008) Dios en el proyecto del mundo moderno: Aportaciones a la relevancia pública de la teología. UENIC, Managua. 86-87 pp.

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La igualdad como concepto social significa justicia. Como concepto humano y ético significa solidaridad. Como concepto cristiano significa amor al prójimo88. La empatía solidaria inicia con la capacidad de ver y entender la necesidad de las otras personas a partir de mi propia necesidad (bien común). En principio, es desde un auto-conocimiento que logramos ver y conocer a los demás. Pero esto es un poco pretencioso de nuestra parte, creer que podemos conocer la verdadera necesidad del otro o de la otra partiendo de nuestras propias necesidades y realidades. En este concepto se esconde la idea de la reciprocidad, que nos hace recordar la famosa regla de oro presente en las grandes religiones del mundo: “no hagas a los otros lo que no te gustaría que te hicieran” o “trata a los demás como te gustaría ser tratado”. Pero, si el punto de partida de mi solidaridad no soy yo, sino el otro o la otra, entonces yo no sé cuál es el bien de los demás en su necesidad, pues cada persona es única y se me presenta como un enigma, como un misterio, como algo sagrado. Yo no puedo generalizar, pues debo respetar la unicidad y diversidad de cada ser humano, que lo constituye en otro o distinto a mí89. Ahora bien, este proceso de aprender y crecer en autoconocimiento y en el conocimiento de los demás, implica necesariamente transitar por un camino de doble ruta, que nos lleva a una comprensión mutua y a la solidaridad empática, haciendo posible la creación de una comunidad humana en la diversidad. Esta solidaridad empática que me conduce a un nuevo conocimiento, también me lleva a padecer y a sufrir, 88 Moltmann, Jürgen (2008) 22-74 pp. 89 El pensamiento dialéctico sostiene que para el ser humano Dios es el totalmente Otro. Solamente cuando los seres humanos empezamos a autocomprendernos desde nuestra naturaleza como seres creados, necesitados, dependientes y frágiles, y no como dioses, estamos en la capacidad de percibir el ser totalmente Otro de Dios. Solo cuando nosotros de infelices “super hombres” y miseros “mini dioses” volvamos a convertirnos en puros y simples seres humanos, dejaremos a Dios ser Dios como decía Lutero. Moltmann, Jürgen (2008) 147 p.

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por cuanto realizo un verdadero y sincero esfuerzo por ubicarme en el lugar del otro y de la otra; comprendiendo así sus sentimientos, razones y emociones. Es de esta manera que los seres humanos nos volvemos solidarios en el dolor y el sufrimiento, en la enfermedad y la muerte, como aspectos inherentes a nuestra naturaleza. Conocer a los demás y darme a conocer es también padecer90. Si como cristianos y cristianas asumimos con responsabilidad esta concepción bíblica, de lo que significa ser humano como creación de Dios, podemos y debemos trabajar en la construcción de relaciones humanas en apertura y solidaridad frente al dolor y el sufrimiento, no solo de nuestros semejantes, sino también de la naturaleza. Construir estas relaciones implica oponerse y luchar en contra del pecado91 de la discriminación y la exclusión, comprometiéndonos en la búsqueda de la justicia y la misericordia, como pilares fundamentales en la construcción del Reino de Dios. En este sentido, ser cristiana y cristiano es ser coherente con la proclama y la praxis del evangelio de Jesucristo. En el caso del VIH, el evangelio de Jesús es buena noticia para todos los 90 Esta manera de ver y entender nuestras relaciones, también se aplica a nuestra relación con Dios: “Conocer a Dios es sufrir a Dios”… Los seres humanos percibimos la realidad totalmente otra de Dios entre sufrimientos. Este modo de conocimiento de Dios ha alcanzado su agudización teológica a través de la teología de la cruz. Moltmann, Jürgen (2008) 148 p. 91 Para el concepto de pecado ver la descripción hecha por Jr. Cornelius Plantinga, donde el pecado distorsiona el carácter y corrompe las grandes capacidades humanas, como el pensamiento, las emociones, el habla y la acción, haciendo que estas capacidades se conviertan en centros desde los cuales se ataca a otros, se les abandona, olvida y discrimina. El pecado pervierte las magnificas cualidades humanas y es la raíz de esas grandes miserias que son la soledad, el desasosiego, la enajenación, la vergüenza y la culpa. En la Biblia el pecado es presentado a partir de una gran variedad de figuras: el pecado es apartarse del camino, alejarse del rebaño, es un corazón endurecido, un cuello rígido, es ceguera y sordera. Es tanto sobrepasar un límite como fracasar en alcanzarlo, pues el pecado es tanto transgresión como omisión. En resumen el pecado se opone al Shalom de Dios, trastorna la armonía de la creación de Dios y luego se opone a la restauración divina de dicha armonía. El pecado rompe y resiste la relación humana vital con Dios. Plantinga, Jr. Cornelius (2001) El Pecado: sinopsis teológica y psicosocial. Libros Desafios, EEUU, 26-29 pp.

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que sufren discriminación y exclusión por motivo del virus y la enfermedad (considerada la nueva “lepra”), pues a través de actos concretos de liberación y sanación podemos recuperar la dignidad de ser imagen de Dios92. 2. ¿Dios omnipotente o Dios sufriente? La cuestión principal que trata la teología es Dios. Pero, hablar de Dios es también hablar de nosotros los seres humanos, de nuestra relación con un Dios personal que se revela y se hace presente en la historia. Por lo tanto, no podemos referirnos a Dios como el totalmente otro, sin hacer uso de imágenes antropomórficas, es decir, imágenes sacadas de nuestras realidades y experiencias humanas93. Así mismo, hablar de Dios es plantearnos las preguntas ¿Dónde está Dios? ¿Dónde aparece Dios en nuestra historia personal y comunitaria? ¿Dónde está Dios frente al sufrimiento humano? Para aventurarnos en algunas reflexiones sobre estas cuestiones, debemos primero examinar las imágenes que hemos hecho de Dios, y como ellas determinan o influyen la manera de entender la realidad y el sufrimiento. 92 La liberación y sanación implican la capacidad y posibilidad reales, de que las personas se desarrollen y logren su plena realización dentro del proyecto de vida del evangelio, considerando que el ser humano es imagen de Dios y como tal se encuentra en apertura a su creador. En este sentido habrá que pensar seriamente en la transformación de las relaciones e instituciones sociales (familia, iglesia, estado, etc) creando modelos más participativos y democráticos, menos excluyentes, con apertura al dialogo, al respeto de la diversidad, al entendimiento, y que permitan como han dicho algunos, desarrollar una cultura de la paz. Arrien, Juan Bautista (1996) La Cultura de la Paz: Hacia un nuevo modelo de educación y crianza. Ponencia ofrecida en ocasión a la Primera Conferencia Nacional: Niñez, Adolescencia y Violencia, Managua, 2 p. 93 Para profundizar sobre las imágenes de Dios en la Biblia recomendamos la obra en francés Dieu, vingt-six portraits bibliques (Dios, veintiséis retratos bíblicos) bajo la dirección de Pierre Gibert y Daniel Marguerat. Gibert, Pierre y Marguerat, Daniel (2002) Dieu, vingt-six portraits bibliques. Bayard, Paris, 349 pp. También el excelente trabajo sobre las imágenes de Dios en el Antiguo Testamento de Thomas Römer. Römer, Thomas (2000) Un Dios Enigmático: sexo, crueldad y violencia en el Antiguo Testamento. CIEETS, Managua, 148 pp.

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Es muy común en ambientes cristianos (evangélicos o católicos) hacer referencia a la imagen de un Dios omnipotente, que todo lo puede y que tiene todo bajo su control. Pero si Dios es así, entonces nos embarga la sensación de que vivimos en un mundo donde las cosas no son como deberían ser. Y nos vemos enfrentados con el famoso axioma: “Si Dios es todopoderoso, entonces es responsable del mal, o bien, Dios no es todopoderoso, y entonces no es Dios” (E. Babut). Sin embargo, asumir las dos opciones del axioma sin dejar lugar a otras posibilidades, es cerrarnos a la comprensión de un Dios que se revela en la historia, o como lo ha dicho Pixley94, de un Dios “histórico”. No hay que olvidar, que los déspotas absolutistas de la historia han fundado sus acciones en la imagen de un Dios omnipotente, es decir, de una divinidad apática, que todo lo dispone y no se deja disponer por nadie; que lo domina todo y no sufre nada; que solo puede hablar y nunca escuchar. Pero, hablar del Dios de la historia es hablar del Dios que cambia de parecer al ser interpelado por sus criaturas95, y que comparte el drama de la dialéctica histórica: “Yo soy el eterno, el que hace la salvación y crea la desgracia” (Is. 45:7). Solo si aceptamos esta ambigüedad y desdoblamiento de Dios, resulta posible creer en el Dios de la historia. En la mentalidad hebrea más antigua, el pueblo comprendía que su Dios (YHVH) le acompañaba en su peregrinaje, y que de él recibía tanto lo bueno (salud y salvación), como lo malo (desgracia y muerte). Solamente desde esta concepción de Dios los profetas contaron con él, aun en medio de sus vicisitudes, y Job pudo disputar con él96. 94 Pixley, Jorge (2008) 87-102 pp. 95 Podemos encontrar en las tradiciones bíblicas algunos textos que hablan de un cambio de parecer de Dios, enmarcado en relaciones dramáticas con su pueblo y la humanidad: Gn. 6:6-7; Ex. 32:9-12, 14; 1 Sam. 15:11; Jr. 18:7-10; Jn. 3:9-10, 4:2. 96 Moltmann apunta a las dos fuentes principales para una teología del “sufrimiento de Dios”, opuesta a una imagen absolutista de la “omnipotencia de Dios”. Estas fuentes son: el concepto de la “capacidad de sufrimiento de Dios” desarrollado por la teología inglesa, y el concepto de “autoabajamiento” de Dios, trabajado por la teología rabínica de la Shekina. En este sentido, solo un Dios que

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Para una mejor comprensión del Dios que comparte nuestros sufrimientos, nos ayudaremos aquí del paradigma bíblico en el Antiguo Testamento referido al sufrimiento de Job y su disputa con Dios. 3. Job: Dios lucha contra las fuerzas del caos y de la muerte97 El libro de Job, como bien lo ha señalado Pixley98, es uno de los textos mas teológicos de la Biblia y por ende bastante complejo, pero su complejidad es parte de su riqueza e importancia para la reflexión que deseamos hacer sobre el sufrimiento y las respuestas de Dios99. Antes de discutir las diferentes posiciones teológicas que se pueden encontrar en el libro, se presenta brevemente la ubicación histórica que da origen a tan magnifica obra de sabiduría100. sufre puede comprender los sufrimientos de la humanidad y de toda la creación. Así, la historia de los sufrimientos de este mundo, es también la historia de los sufrimientos de Dios, quien ha puesto límites a su poder, a fin de que sus criaturas puedan existir con él y ante él con su libertad relativa. Si Dios deja ya de ser el omnipotente, que todo lo tiene bajo control, nosotros los seres humanos somos invitados a participar en su sufrimiento y a colaborar en su salvación. Moltmann, Jürgen (2008) 172-180 pp. 97 En nuestras reflexiones sobre Job, trabajaremos a partir de las ideas desarrolladas por Thomas Römer en su libro sobre la literatura sapiencial en la Biblia. Römer, Thomas (1999) Les chemins de la sagesse: Proverbes, Job, Qohéleth. Moulin, Paris. 83 pp. 98 Pixley, Jorge (2008) 115 p. 99 El significado del nombre de Job nos ubica en el tema de discusión o en la pregunta que ocupa a los escritores del libro. Job significa ¿Dónde esta mi padre? O Aquel que se muestra hostil, que es la pregunta de todos los que sufren: ¿Dónde esta Dios? ¿Cómo entender a este Dios que se nos muestra hostil e incomprensible en medio del dolor y del sufrimiento? 100 La base de la sabiduría consiste en aprender a vivir dentro del mundo en armonía con el orden que lo gobierna. Esa noción del orden del mundo (llamada maât) en Egipto, es una llave importante para comprender la sabiduría bíblica. La ‘maât’ designa el estado justo de la naturaleza y la sociedad tal como fue fijada por el creador. Ella engloba todo lo que es exacto, correcto: el orden, el derecho y la justicia. La ‘maât’ no se presenta como una ley detallada, ella recibe un contenido concreto y diverso en la vida cotidiana de cada persona. Ella no es un dogma, es necesario buscarla y comprenderla dentro de cada situación particular. Por ello se puede aprender y enseñar. El sabio en la Biblia es el que sabe vivir. En contraposición a la sabiduría, la insensatez es una especie de estupidez con respecto al mundo, y

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3.1 Job y la crisis de la sabiduría clásica En su estado actual el libro de Job está formado por un breve relato en prosa (1:1-2:13; 42:7-17) que sirve de marco a la sección más grande en versos (3:1-46:6). El marco narrativo es claramente post-exilico (S. V – IV A..C.) aunque tal vez se base en una antigua leyenda. Esto se fundamenta, en que la figura de Satán, que juega un rol importante en la narrativa del libro, aparece en los textos más tardíos del Antiguo Testamento (Zacarías 3:1-2) probablemente bajo la influencia de la religión persa. Por ejemplo, una de las actitudes atribuidas a Dios (su cólera) llegó a ser finalmente un ser personal distinto a él (comparar 2 Sam. 24:1 con 1 Cro. 21:1). Existe un número impresionante de textos mesopotámicos y egipcios que se pueden aproximar al contenido del libro de Job. Entre ellos, tal vez los dos más importantes son: Un poema babilónico llamado el “Señor de la Sabiduría”, y un texto que se remonta al año 1700 A..C, y que los especialistas le han denominado el “Job sumerio”. En este texto se encuentran frases muy cercanas a las reflexiones del libro de Job, pero no hay una actitud de protesta y rebelión frente a Dios como en nuestro libro bíblico. Estos textos y otros, muestran que la crisis de la “sabiduría clásica”, o de cierta concepción del orden del mundo, existía desde antes de Job, y que tenia dimensiones internacionales. Para el autor o los autores del libro de Job esta crisis se sitúa dentro de los acontecimientos políticos y económicos de la época persa (539-333A.C.). El antiguo reino de Judá se ha convertido en una pequeña provincia del enorme imperio persa, y está confrontado a la internacionalización de la cultura. Job mismo se ubica en una situación de frontera, su vida se encuentra entre el bienestar y el caos. Job no es una tendencia a estrellarse contra la realidad, o bien perder sus oportunidades y despreciar sus dones. El insensato tiene juicio deficiente, falta de discernimiento y ausencia de atención. Römer, Thomas (1999) 20-25 pp.

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presentado como un israelita. Se le sitúa en el país de Uz, que no tiene una ubicación precisa, aunque algunos piensan que se ubica probablemente en Edom (Arabia)101. Los nombres de los amigos de Job no son de origen judío, ubicando el texto, como ya se ha mencionado, en una discusión de carácter internacional. 3.2 El sufrimiento de Job y la lógica de la retribución Frente a las desgracias y el sufrimiento de Job, sus tres amigos presentan como tema principal el argumento de la “sabiduría clásica”: los justos reciben bienestar y los impíos perecen. En respuesta Job defiende su inocencia con vehemencia. En esta lógica de la retribución la desgracia jamás llega sola, uno cosecha lo que ha sembrado, si Job sufre es porque ha pecado. La desgracia es el síntoma del pecado. En esta visión éticajurídica de la retribución Dios es quien sanciona las obras de los seres humanos. El tercer ciclo de diálogos es incompleto, Sofar no toma más la palabra. Esta ruptura puede significar que toda argumentación por más “lógica” y “racional” que sea, se vuelve imposible frente a la intensidad del dolor y del sufrimiento. Job y sus amigos se encuentran encerrados en un diálogo de sordos. Dado que el diálogo con sus amigos “sabios” no le permite explicar su situación de sufrimiento y abandono, Job decide dirigir su protesta directamente a Dios. Los amigos de Job han defendido un mundo con un orden comprensible que Job no puede aceptar más. Job de entrada se enmarca al igual que sus amigos en la lógica de la retribución 101 Los antiguos distinguían entre dos Arabias: la primera era la Arabia de la felicidad, la bienaventuranza, la riqueza y la abundancia; la segunda era la Arabia desértica, de la ausencia de vida, el país del caos y de la muerte. Lo más probable, como sostiene Pixley, es que Uz es como Macondo en la imaginación literaria de Gabriel García Márquez. Macondo es un pueblo imaginario, pero obviamente un pueblo colombiano. Así, Uz es una tierra imaginaria, pero una tierra del cercano Medio Oriente Antiguo del imaginario israelita. Pixley, Jorge (2008) 88 p.

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divina102 (6:24), convencido de ser inocente y justo, él considera que no merece su destino. Como sus amigos, Job busca la causa de sus sufrimientos y padecimientos, pero la lógica de la retribución no logra explicar su situación. 3.3 El sufrimiento de Job y la hostilidad de Dios Contrariamente a sus amigos, Job explica su sufrimiento a partir de la hostilidad de Dios103 (6:4; 30:21). Pero, aunque Job se encuentra entre dos maneras de entender a Dios, una hostil y otra protectora, Job no olvida jamás que Dios es aquel a quien puede dirigir su palabra. Después de ese tiempo de silencio, de separación y de malos entendidos, Dios se acordará de él para entrar en un diálogo, donde Dios mismo tomará la iniciativa. Esto es lo que Job espera, en lo que él confía: él espera existir por Dios y para Dios. En los versos 13-17 del capítulo 14 del libro de Job, se emplea la imagen del Sheol104 como una metáfora. Job ve el Sheol no como la morada de los muertos, sino como un lugar de oportunidad y de esperanza. El demanda que Dios le esconda (libre) de su propia cólera. Aquí podríamos hablar de un “desdoblamiento” de Dios: el Dios de la cólera y el Dios que se apacigua en su ira. En este caso la esperanza de Job es que el Dios de la 102 En algunos textos bíblicos, esta lógica de la “retribución divina” se encuentra confrontada por la lógica de la “sobre abundancia de la gracia de Dios”, sobre todo en textos de los Evangelios, donde el Dios de Jesús como Padre perfecto “hace salir su sol sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5: 45). Ver también Mt. 20: 1-16. 103 Recordemos que el significado del nombre de Job es: “¿Dónde esta mi padre?”, en directa alusión a la pregunta que se formula todo aquel que sufre, y que vive en carne propia una situación limite en la vida: ¿Dónde esta Dios?, y se presenta como una cuestión teológica fundamental. Job puede significar también, “Aquel que provoca la hostilidad” o “Aquel que se muestra hostil”, es decir, un Dios o un universo que ha venido a ser hostil e incomprensible. 104 En el Antiguo Testamento el “Sheol” designa la morada de los muertos y es presentado como un lugar oscuro y frió. Esta situado ante Dios (Pr. 15:11) y a él descienden tanto justos (Gn. 37:35) como impíos (Nm. 16:33). Es un lugar donde no hay conciencia, ni memoria, ni amor, ni acción, ni reflexión (Ecl. 9:5-6, 10). Es un lugar sin recuerdos, pues los muertos se olvidan de los hombres y de Dios (Sal. 6:6; 88:6, 11-13).

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oportunidad que lo puede esconder en el Sheol, sea más fuerte que el Dios de la cólera, es decir, que Dios en su misericordia establezca un límite a su cólera. Aquí, nuevamente tenemos la idea de un Dios que se limita en su poder para permitirle a sus criaturas existir por él y para él. Para Job el Sheol es la metáfora de la esperanza. La esperanza de Job descansa en su relación con un Dios personal, que se hace presente en su historia y que le responde. Job ha recurrido a una figura tan fuerte como el Sheol para expresar la hipérbole de su sufrimiento presente, el contraste extremo entre el presente y lo que se espera. Al final del verso 13 Job habla del ‘recuerdo (memoria) divino’ relacionado con la hostilidad de Dios hacia él, y demanda a Dios que le olvide (Job 7:16b-20; 13:27). En otras partes de la Biblia Dios ‘hace memoria’ para la protección, la liberación y la salvación (como el caso de Noé y los que con él estaban en el arca Gn. 8:1). Pero en este caso este ‘hacer memoria’ de Dios está relacionado directamente con la experiencia presente de Job que lo ha llevado a recurrir a la imagen del ‘Sheol’, es decir, a la imaginación de la esperanza que va contra toda esperanza. En los versos 14 y 15 Job habla del ‘recuerdo de Dios’ desde otra perspectiva, la del Dios creador, que tiene nostalgia de su criatura, como el artista de su obra. Después de un tiempo de olvido, El se acordará de su criatura para llamarle y reencontrarse. Aquí Job no es solamente el hombre marcado por su naturaleza finita y su desgracia, sino la obra de las manos de Dios. 3.4 El sufrimiento de Job y las respuestas de Dios Job se dirige directamente a Dios y pide una respuesta (31:35). En los dos discursos de Dios (38:1-40:2; 40:6-41:26) no encontramos respuestas directas a los cuestionamientos de Job. En la forma actual del libro un redactor posterior ha insertado, entre el último discurso de Job y la manifestación de 139

Dios, el discurso de Elihú (Cap. 32-37). En la versión primitiva del libro los capítulos 38-39 seguían directamente al desafió lanzado por Job en el capítulo 31. En el primer discurso Dios hace preguntas irónicas a Job, que lo hacen parecer incapaz en su ignorancia de juzgar a Dios y al mundo (38:4, 16). En la segunda parte de este primer discurso, Dios se presenta como el soberano de los animales (38:39-39:30), este tema es común en textos del Próximo Medio Oriente Antiguo. Al tomar este tema el autor insiste en la soberanía de Dios, quien no tiene que rendir cuentas al ser humano. Al mismo tiempo las bestias dominadas por el Señor, pueden simbolizar las fuerzas hostiles y caóticas presentes en el mundo. El combate contra el caos es justamente el tema central del segundo discurso de Dios. Aquí, entran en escenas dos bestias: Behemot y Leviatán (40:6-41:26) relacionadas con el hipopótamo y cocodrilo respectivamente. Probablemente estos dos monstruos mitológicos tienen un origen cananeo. El nombre de Leviatán se encuentra en textos ugaríticos105, donde representa una manifestación del caos contra el cual el dios creador debe luchar. La concepción de Job y sus amigos de un mal directamente vinculado a Dios aquí es confrontada. Los discursos de Dios conceden un cierto lugar a las fuerzas del caos, ellas tienen cierta independencia en relación a Dios. El ser humano es llamado a asumir su propia responsabilidad de cara al caos. Esto implica una responsabilidad ética. Cierta concepción tradicional israelita, vinculada a la “sabiduría clásica”, explica en regla general, que el mal y el sufrimiento son una sanción divina por el pecado individual o colectivo (la 105 En los años 20 del siglo pasado se realizaron trabajos arqueológicos en Ra Shamra, la antigua ciudad portuaria fenicia de Ugarit (en la costa de Siria), encontrándose textos que permitieron echar un vistazo directo al ambiente religioso de mayor contacto con el antiguo Israel.

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lógica de la retribución). Los amigos de Job han remitido la responsabilidad del sufrimiento de Job a Dios, la cual se da como castigo, sanción o prueba. Pero Dios mismo rechaza esta idea y da la razón a Job contra sus amigos (Job 42:7)106. El libro de Job quiebra esta explicación retributiva ubicando la cuestión del status del mal en relación al Dios único. Dentro de los discursos divinos, el mal, representado por los poderes del caos, ha recibido una cierta autonomía y es directamente combatido por Dios. Una concepción comparable se encuentra en el relato sacerdotal de la creación (Gn. 1:1-2:4a) que para muchos es contemporáneo al libro de Job. Por otro lado el lector junto con Job son invitados a inclinarse con humildad ante ‘El-Shadday107’. En su primer discurso Dios ha dejado claro que Job no es capaz de comprender en su plenitud el orden del mundo. En este sentido se detalla una larga lista de animales, obra de su creación. Curiosamente, el ser humano no es mencionado en esa lista. De esta manera el mundo no debe ser visto bajo una perspectiva exclusivamente antropocéntrica, que tanto daño le ha hecho a la naturaleza. Esto nos puede ayudar a recordar que el mundo creado por Dios es mucho más antiguo que el creado por nosotros los seres humanos. 106 Según Pixley, si YHVH le da la razón a Job, de acusar a Dios de perseguirlo sin causa, YHVH admite cierta culpa (responsabilidad) en este caso, cosa que nosotros como lectores y lectoras ya sabíamos desde el principio, ya que el autor nos dio acceso a las discusiones (y acuerdos) en el cielo entre YHVH y Satán. Pero, ¡Dios admite ser culpable (responsable) de males! Según se puede ver desde los discurso de Dios, el caso no es blanco y negro. Dios es causante (parcial) de todo cuanto acontece. Y si lo que acontece es una injusticia, Dios tiene una medida de culpa (responsabilidad). Pixley, Jorge (2008) 101 p. 107 Uno de los tantos nombres con que se llama a Dios en el Antiguo Testamento. Aparece con mayor frecuencia en el libro de Job, y aunque se le ha traducido comúnmente como “Dios todopoderoso”, no se ha encontrado ninguna explicación clara del significado de este nombre. Los estudiosos han intentado entender el nombre relacionándolo con el término acádico shadu que significa montaña, hablando así del “Dios que se revela en la montaña”. Hay que recordar que en las tradiciones más antiguas, muchas de las revelaciones de Dios tienen como escenario un monten o montaña (Ex. 3:1; 19:3; 20:18; I Rey. 19:8).

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Job es invitado a comprender que Dios combate el caos, y que es solidario con el que sufre (la opción de Dios). Dios recuerda a Job que la realidad del mal y del sufrimiento no debe ser aceptada como una fatalidad. El autor del libro de Job se opone de esta manera a una visión estática del mundo y de la sociedad. El la remplaza por una visión más dinámica que le permite aceptar la presencia del mal, pero no por ello atribuirle la victoria definitiva. Se podría ver un paralelismo entre la situación de Job y la situación de Dios. Dios en su lucha contra el caos es solidario con la lucha de Job contra lo incomprensible de su sufrimiento. El sufre con Job. El libro de Job es un llamado a no ceder (a resistir) frente a la desesperanza en un mundo caótico. CONCLUSIONES Desde nuestro acercamiento al texto de Job, se puede constatar una discusión importante sobre el tema del sufrimiento, pero no encontramos una sola respuesta frente a la cuestión de lo incomprensible del sufrimiento humano. El libro de Job propone por lo menos cinco caminos posibles para entender y explicar el sufrimiento: a. La verdadera y plena sabiduría es inaccesible al ser humano. El ser humano es incapaz de conocer y explicar la plenitud de Dios y del universo. La sabiduría por lo tanto debe ser buscada cotidianamente. Tendremos toda la vida para aprender, sin lograr alcanzarlo todo. b. El sufrimiento como un modo pedagógico de Dios (discurso de Elihú). Hoy en día la psicología moderna nos propone aprender de nuestras tragedias y crisis. Aprender a ver las crisis como oportunidades para crecer, madurar y ser mejores seres humanos. La pregunta es: ¿es posible crecer en medio del sufrimiento? c. El sufrimiento como una prueba de la fidelidad a Dios (marco narrativo del libro). Probablemente, es una de las explicaciones más comunes que encontramos en algunos 142

discursos de líderes religiosos. El tiempo de prueba en la Biblia, es un tiempo para aprender a depender de Dios, fortaleciendo así nuestra espiritualidad. El tiempo de prueba es un tiempo limitado por la gracia y el amor de Dios. d. La concepción tradicional de la retribución que ve el sufrimiento como una sanción divina por el pecado individual y colectivo (Job y sus amigos). e. El sufrimiento desde la hostilidad de Dios (la experiencia de Job). Ver el sufrimiento como algo complejo, dentro de un mundo también caótico, en el cual Dios interviene y se nos presenta como un misterio, sagrado, totalmente Otro. Job vive con Dios su experiencia de forma plena e integral. Job confía que el Dios de la misericordia le salvará del Dios de la cólera.

Desde estas diferentes perspectivas sobre el sufrimiento humano, y específicamente sobre la enfermedad y el dolor que ésta conlleva, como en el caso del VIH, vale la pena preguntarnos si las enfermedades que recibimos ¿son o no consecuencias del pecado?, o ¿son un castigo de Dios? Las respuestas que como cristianos y cristianas demos a estas cuestiones, determinará en buena medida nuestra forma de realizar y encarnar el trabajo pastoral. Urge que desde nuestra experiencia religiosa, asumamos una palabra y una actitud frente al dolor y el sufrimiento. Es necesario responder con seriedad y sensibilidad la pregunta teológica: ¿Dónde esta Dios en medio del dolor y el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas con el VIH? ¿Qué imágenes de Dios nos hemos construido en este proceso de reflexión? ¿Qué imágenes de Dios encontramos en nuestro encuentro con Job y su sufrimiento? ¿Cómo nos identificamos con cada una de ellas? Sin pretender concluir este debate, pero con el ánimo de confrontarnos con nuestra realidad histórica y la revelación de Dios en ella, es evidente que para desarrollar y vivir una fe 143

cristiana enraizada en el Evangelio de Jesucristo, necesitamos convertirnos y liberarnos de nuestros pecados de arrogancia y discriminación. Convertirnos en verdaderos discípulos y discípulas del Jesús siervo y solidario, capaces de abrazar con amor a todo aquel que sufre. La fe cristiana que emana de un encuentro con el Dios de Job y de Jesucristo, es incompatible con cualquier tipo de discriminación o exclusión por razón de origen étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, ideología política, preferencias sexuales, estado civil, o cualquier otro estado o situación. Una mejor comprensión de la naturaleza humana y de la revelación de Dios en el mundo, permitiría una mejor actitud frente a la realidad que nos taca vivir y que nos interpela constantemente. Al comprender y asumir la responsabilidad ética que tenemos los seres humanos como imagen de Dios, también asumimos comportamientos y actitudes más responsables de cara a realidades desafiantes como la pandemia del VIH. La tarea de prevención solo puede tener éxito con información veraz, científica y oportuna, en un ambiente social proactivo y solidario. El VIH no es un problema de determinados “grupos de riesgo”, es un problema de todos y todas y la prevención depende de los comportamientos de cada uno de nosotros. Una respuesta desde los sectores religiosos (independientemente de la confesión o credo) frente a la pandemia del VIH, pasa necesariamente por la creación de propuestas claras y comprometidas de acompañamiento pastoral. Las acciones pastorales deben nacer de un genuino interés por la situación real de las personas con VIH. Esto implica, por un lado, asumir una actitud de humildad, pues las iglesias necesitan conocer y aprender sobre la pandemia y sus efectos en las personas, familias y comunidades; y por otro 144

lado, asumir este desafío como parte de su vocación y razón de ser, confiando que aquel que envía también acompaña y anima a su iglesia en la Misión. BIBLIOGRAFIA Jorge Pixley. El Dios Liberador de la Biblia: Ensayos de teología bíblica que aprovechan la filosofía de proceso. Managua: CIEETS, Antología sobre Antropología, curso de Maestría en Teología, Managua: FEET, 2010. Juan Ruiz de la Peña, Imagen de Dios. Santander: Editorial SAL TÉRREA, 2001 Jürgen Moltmann. Dios en el proyecto del mundo moderno: Aportaciones a la relevancia pública de la teología. Managua: UENIC. 2008. Comelius Plantinga, Jr. El Pecado: sinopsis teológica y psicosocial. Libros Desafios, EEUU, 2001. Juan Bautista Arrien, La Cultura de la Paz: Hacia un nuevo modelo de educación y crianza. Ponencia ofrecida en ocasión a la Primera Conferencia Nacional: Niñez, Adolescencia y Violencia, Managua. 1996. Thomas Römer. Un Dios Enigmático: sexo, crueldad y violencia en el Antiguo Testamento. Managua: CIEETS. 2006.

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LA RESPONSABILIDAD Y LIBERTAD EN EL SER HUMANO. Oscar Carcache Díaz

RESUMEN

En este artículo queremos destacar los valores de la responsabilidad y libertad como elementos inmanentes al ser humano por ser imagen de Dios. Apuntamos a que el ser humano es capaz de reformarse y de asumir responsabilidades para con su prójimo y con su medio social. Mayormente si éste experimenta el llamado concreto de Dios, que le impulsa hacer el bien de manera imperativa con las personas discriminadas por diferentes causas en la sociedad.

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I.

Responsabilidad como conciencia moral La responsabilidad como valor moral es la virtud o disposición de asumir las consecuencias de las propias decisiones. La responsabilidad está ligada a “la conciencia moral”108 en tanto que comprende una serie de fines acordes a la naturaleza del ser humano. Designa aquella “instancia situada en nuestra intimidad que pide cuentas en el discurso interior con la que no se puede negociar”.109 De ahí que hablemos de una conciencia moral responsable en donde las personas encausan su comportamiento ya sea individual o social. 1.1. Responsabilidad cristiana y eclesial. La experiencia de fe, se configura desde la relación intima con Jesucristo, que trastoca la totalidad de la vida personal, como un proceso que crece durante toda la existencia personal.110 Relación con Cristo que se traduce en un comportamiento congruente con la manera que vivimos con los otros y otras, lo que implica tomar en cuenta a las personas con el VIH. De esa experiencia con Jesucristo nace la responsabilidad cristiana como un imperativo del Señor que nos transforma a nuevas criaturas; nos exige como resultado, andar en buenas obras. (Ef. 2:10). La responsabilidad cristiana es el resultado de la exigencia de Jesús que nos dice: “los he puesto que vayáis y lleves mucho fruto”. (Jn 15:16). Los cristianos en el sentido estricto, somos personas comprometidas con la realidad. Este compromiso nace del amor que determina nuestro estilo de vida como la respuesta 108 Así para Roy, May, la conciencia moral es una noción ampliamente difundida en diversas culturas y periodos históricos. También es una noción bíblica y teológica enraizada en los orígenes de la fe cristiana. Roy May. Discernimiento moral en la vida cristiana. San José, Costa Rica. Ubl. s/f. 109 Speaman, R. Felicidad y benevolencia. Madrid, RIALP, 1991. 110 Maston, T.B. Ética de la vida cristiana. Principios básicos. El Paso.. Casa Bautista de Publicaciones, 1987.

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de quien ha recibido la gracia de Dios sin pretende meritos, que se abstiene de juzgar, que busca hacer la voluntad de Dios”. 111 Los cristianos al enfrentar el problema del VIH, estamos obligados a hacer opciones éticas basadas de nuestra comprensión del testimonio bíblico y de la experiencia con Dios. El cristiano que responde a la gracia de Dios reconoce y se acerca a su prójimo marginado y estigmatizado, creyendo que Dios nos ha creado, y nos ama a todos y todas, está llamado a respetar y servir a cada persona como los amados por Dios. En la responsabilidad cristiana hemos de considerarnos miembros unos de otros, unidos por el Espíritu en un sólo cuerpo en Cristo para vivir una vida responsable en la comunidad y principalmente con los miembros más débiles. De ahí que deviene la pregunta ¿Cómo podemos nosotros mostrar amor hacia aquellas personas rechazadas por nuestra sociedad? 1.2. Responsabilidad eclesial La responsabilidad eclesial responde a la comprensión de iglesia. La palabra tiene su origen en el vocablo griego Ekklesia, que significa los “congregados”, los “reunidos en asamblea”, los “convocados”. Como definición decimos que “Es una congregación de discípulos de Cristo, bautizados, unidos en la creencia de lo que él ha dicho y nos ha mandado hacer” 112 Como cuerpo de Cristo la iglesia tiene que ser el lugar en que se vive y se ofrece el amor y la curación de Dios. Por su definición todos/as los que la conformamos debemos estar al lado de los que sufren, dejando a un lado los sentimiento de rechazo y de desesperación. 111 Deiros, Pablo. El cristianismo y los problemas éticos. El Paso. Casa Bautista de publicaciones.1988. 112 Lacueva, Francisco. Curso de formación de etiología evangélica. Tomo .6,”la iglesia cuerpo de Cristo” Terraza, Barcelona. 1980

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La iglesia solo tiene una forma concreta de responder al grave problema del VIH a partir del profundo amor de Dios en Cristo que dinamiza la esperanza en apertura de futuro. La iglesia como cuerpo de Cristo, comparte los sufrimientos de Cristo, que es el Dios con nosotros. Recordando al siervo sufriente Is. 49:1-7, estamos llamados a compartir los problemas, dudas y desmotivación por causa del VIH, pero a su vez a decirles la buena noticia que en Cristo las angustias han perdido su poder que pueden ser superados abriéndose al futuro de realización personal. De ahí que la iglesia está en el mundo para servir y no para servirse del mundo, llamada vivir en solidaridad con los más débiles, los excluidos por su pobreza o condición social de ser mujer, negro(a), niño(a) huérfano(a), anciano(a), enfermo(a) o con diferencia sexual. Creada por Dios para encarnarse por amor en la miseria de los seres humanos. Su más grande responsabilidad es educar y formar al pueblo a fin de romper con ideas y cosmovisiones negativas, que desmovilizan la conciencia solidaria de la gente de sus compromisos reales e inmanentes. 1.3. La responsabilidad en la vida comunitaria como desafío La vida comunitaria nace en la medida que las personas se van constituyendo dentro de los valores de la responsabilidad y la libertad. El individuo no prevalece por sobre lo comunitario, pero tampoco lo comunitario anula lo individual.113¿Cómo son aceptados en la comunidad las personas con VIH? Son recursos que precisan de una predisposición favorable al encuentro con los otros y otras que nacen de la necesidad del afectado que usa todos los recursos para hacerse sentir 113 Enfrentando al Sida. Consejo Mundial de iglesias. s.f.

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y crear sensibilidad. Sabiendo que para ir al encuentro del prójimo solo es posible desde el cultivo de la sensibilidad, entendida como el movimiento emotivo y volitivo necesario para ver, sin autocensuras ni prejuicios, la verdad de la realidad de quien sufre. “el imperativo ético y cristiano nos exige abrirnos a al otro/a que nos interpela para que nos pongamos en su lugar, reaprendiendo a verlos desde su perspectiva, dejarse desinstalar por el otro/a y así cumplir con algunos mínimos éticos, sin olvidar el máximo ético de la donación total para romper todo tipo de desigualdad en la Comunidad. En cuanto a la donación total como máximo ético, el ejemplo más singular y extraordinario de responsabilidad es el de Jesucristo quien no vio por él mismo, sino por el encuentro del otro/a. Filespenses.2: 6-8. Esta donación de Dios en Jesús denota un gran sentido de comprensión por los demás; acercarnos a las personas discriminadas, excluidas no significa verlos en conmiseración o lastima sino amor, solidaridad, entrega para abrirles la posibilidad de superar su propia condición. Se requiere empatía114 para sentirse comprendidos, lo que constituye un momento de verdad, de confianza, de intensa emoción tanto para mí, como para el que recibe o habla. Esto hace que logre comprender al otro no sólo con la cabeza, sino con todo mi ser y después de este momento se producirá en mi un proceso de cambio tan profundo que ya no seré el mismo. “Esto significa, que ha tenido lugar una misteriosa resonancia”115 que permite la liberación del tú como del yo. 114 Un concepto general de empatía puede ser: La capacidad de percibir el mundo privado y los sentimientos de otra persona y comunicarle esta comprensión. La empatía entraña la identificación con la persona y la objetividad, lo cual requiere un esfuerzo intelectual. 115 Bermejo, Carlos José. Relación pastoral de ayuda al enfermo. España, San Pablo, 1993.

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2. La libertad como vida plena El diccionario de la lengua española de la Real Academia, nos dice que libertad viene (del latin libertas, atis) Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar porque es responsable de sus actos.116 La libertad es un gran riesgo para los que adolecen de responsabilidad. La libertad no es principalmente un derecho, sino un deber de la persona ante Dios y con sus congéneres. “Naturalmente quería todo hombre ser libre, pero a muchos la responsabilidad que va unida inseparablemente a la libertad les resulta demasiado pesada.”117 “La vida plena”118 esta relacionada con los valores de libertad personal en la sociedad moderna y en tanto que somos seres humanos gozamos de libertad y desde luego capacidad de elegir. En consecuencia, es mi libre elección la que determina mis acciones, y no a la inversa; por eso los deberes son una consecuencia de nuestras acciones, en tanto que estas procedan de una acción libre. “Cada uno y cada una deben poder determinarlo todo por sí mismo: libre elección de domicilio, libre opción política, libre opción religiosa, libre elección de pareja. Nada debe ser obra del azar, ni siquiera el sexo, todo debe ser determinable”.119 116 Diccionario de la real academia española. 117 Moltmann, Jurgen. Dios en el proyecto del mundo moderno. Aportaciones a relevancia publica de la teología. Managua, universidad Evangélica Nicaragüense. 2008 118 La vida plena tiene una connotación escatológica y solo después de la muerte se logra. Sin embargo, el sinónimo de la idea de calidad de vida impregnada por la dignidad de la vida, rebasa el campo estrictamente individual, espiritual y tiene dimensiones implícitas y explícitas que tienen que ver con el deber ético que obliga al estado, instituciones, individuos a procurar a las personas un vivir con dignidad (salud, vivienda, alimentación, educación, trabajo..). Ahora, y pensando en un futuro. Lo que nos lleva a un tema también complejo: condiciones medioambientales para un desarrollo sustentable, cuidado del medioambiente natural y cultural, que nos permita proyectar e impulsar nuestras potencialidades y que también les permita hacerlo a las generaciones que vendrán. 119 Ibídem p.87

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La vida no puede verse fuera del contexto de la libertad. El connotado teólogo Rubem Alves en su libro: “Cristianismo Opio o Liberación” nos habla de esta unión, viendo en la libertad como instrumento de lo humano nos dice: que la vida proporciona al hombre la dinámica de la libertad y que la libertad para ser humana, tiene que ser portadora y dadora de vida120 . 3. Reflexión sobre la dignidad de la vida humana. La “dignidad humana”121 se nos presenta como una llamada al respeto incondicionado y absoluto. Un respeto que, como se ha dicho, debe extenderse a todos los que lo poseen: a todos los seres humanos. Por eso mismo, aún en el caso de que toda la sociedad decidiera por consenso dejar de respetar la dignidad humana, ésta seguiría siendo una realidad presente en cada ciudadano. Aún cuando algunos fueran relegados a un trato indigno, perseguidos, encerrados en campos de concentración o eliminados, este desprecio no cambiaria en nada su valor inconmensurable en tanto que seres humanos. La pandemia de VIH trae consecuencia y efectos profundos como el empobrecimiento de la gente, sus sufrimientos morales, las violaciones de sus derechos humanos y los estragos que causa en su cuerpo y en su espíritu.122 Esto nos plantea un gran reto a los seres humanos, cristianos e iglesias de dotar seguridad, confianza y empoderamiento a los que sufren de discriminación. La dignidad humana nunca esta aislada de los actos libres, ni de la conciencia situada, que genere un programa justo para 120 Alves, Rubem.. Cristianismo opio o liberación. España: Sigueme.1973 121 Ante el sentido abstracto del término proponemos, que la dignidad se construye y se realiza por el reconocimiento, se puede percibir que es mediante la relación con el otro y sólo en ese reconocimiento recíproco que la dignidad se establece. 122 Enfrentando al sida. Consejo mundial de iglesias. s.f.

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las comunidades. La dignidad humana nace de la creación de un nuevo ser humano sea cristiano o no cuya conciencia se oponga al sistema generador de desigualdades. “Sólo esta conciencia es capaz de modelar el nuevo mañana de acuerdo con su esperanza.” La dignidad humana concedida al ser humano auténtico tampoco puede verse aislada del amor de Dios. Cuando se establece la dignidad de todas las personas en el amor de Dios y especialmente en el don de Cristo, esto no solamente conecta el valor humano con la fuente de toda gracia, sino que también afirma la existencia de la dignidad humana. La dignidad humana vista como el regalo de Dios, la podemos resumir en parte en el pensamiento de John Stott en tres aspectos: a) nuestra relación con Dios (en la libertad y responsabilidad de adoración; b) nuestra relación unos con otros ( en la libertad y la responsabilidad de la comunión); 3) nuestra relación con la tierra (en la libertad y responsabilidad de la mayordomía), naturalmente, junto con la oportunidad que dan la salud, la educación y los medios económicos para desarrollar este potencial humano.123 Todos estos aspectos de la dignidad humana nos conducen a una vida capaz de construir comunidades libres. 3.1 Comunidad libre

La libertad aquí escapa a ser propiedad del sujeto para convertirse en relaciones ínter subjetivas por las que se modelan las vidas de los seres humanos. Desgraciadamente no toda comunidad se puede llamar comunidad liberadora. Hay comunidades donde la libertad es dominio control con sesgo de paternalismo, excluyente donde hay que huir para experimentar la libertad. Las comunidades libres son afables y amables recíprocamente. Jurgen Moltmann nos dice con 123 Ibídem p.180

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respecto a estas comunidades. “Si yo me sé reconocido y querido me siento libre, porque puedo salir en mi mismo y entregarme, tal como soy. Sí me abro a los otros/as, entonces los reconozco y los amo. Abro un espacio social libre para ellos/as, de modo que se puedan abrir como personas. En una comunidad de respeto mutuo, de afecto, de amistad y amor, ya no es el otro una barrera contra mi libertad personal, sino el complemento social de mi libertad limitada”.124 Esta dimensión social de la libertad en la comunidad cristiana se llama Amor. Y el amor es una demostración porque “implica acción, compromiso, responsabilidad. El amor125 no se recuesta y dormita; no es apático, siempre esta listo y dispuesto, no es pasivo ni indiferente. El amor autentico es demostrativo, no estéril y apagado.”126 En esta comunidad del amor los seres humanos se refieren unos a otros. Y de este modo se respetan dignamente como seres humanos, “porque la dignidad humana consiste en que los seres humanos sean siempre y en todas partes sujetos nunca rebajados a objetos.”127 . El amor autentico posibilita la equidad y la igualdad en la sociedad libre. Equidad e igualdad son dos principios estrechamente relacionados, pero distintos. La equidad introduce un principio ético o de justicia en la igualdad. La equidad nos obliga a plantearnos los objetivos que debemos conseguir para avanzar hacia una sociedad más justa. Una sociedad que aplique la igualdad de manera absoluta será una sociedad injusta, ya que no tiene en cuenta las diferencias existentes entre personas y 124 Moltmann. Op.cit. p.186 125 En 1 de Corintios capitulo 13, el apóstol Pablo hace toda una apología del amor y escribe un poema maravilloso sobre el amor. 126 Swindoll, Charles R Baje la guardia! El valor de las relacione abiertas. E.U.A.Betania, 1987 127 Moltmann. Op.cit. p.157

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grupos. Y, al mismo tiempo, una sociedad donde las personas no se reconocen como iguales, tampoco podrá ser justa. CONCLUSIÓN Estos valores de la responsabilidad y libertad no son nada abstracto. Se manifiestan en hechos concretos en la práctica vivencial en las familias, en las iglesias, comunidades en general y en la propia vida del ser humano. Creemos que con el desarrollo del tema, se nos presenta un gran desafío como personas, como iglesias y comunidad en general de poder promover condiciones personales, espirituales, socioeconómicas que ayuden a las personas a realizar opciones responsables y libres que permita la prevención del VIH.

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BIBLIOGRAFÍA

Roy May. Discernimiento moral en la vida cristiana. San José, Costa Rica. Ubl. s/f. Speaman, R. Felicidad y benevolencia. Madrid, RIALP, 1991. Maston, T.B. Ética de la vida cristiana. Principios básicos. El Paso.. Casa Bautista de Publicaciones, 1987. Deiros, Pablo. El cristianismo y los problemas éticos. El Paso. Casa Bautista de publicaciones.1988. Lacueva, Francisco. Curso de formación de etiología evangélica. Tomo .6,”la iglesia cuerpo de Cristo” Terraza, Barcelona. 1980 Enfrentando al Sida. Consejo Mundial de iglesias. s.f. Bermejo, Carlos José. Relación pastoral de ayuda al enfermo. España, San Pablo, 1993. Diccionario de la real academia española. Moltmann, Jurgen. Dios en el proyecto del mundo moderno. Aportaciones a relevancia publica de la teología. Managua, universidad Evangélica Nicaragüense. 2008 Alves, Rubem.. Cristianismo opio o liberación. España: Sigueme.1973

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LA ESPIRITUALIDAD DEL COMPROMISO CON LAS PERSONAS CON VIH. Elis Regina Hoffmann Eberarhdt:

RESUMEN

La espiritualidad es la vivencia de la fe cristiana movida por la acción del Espíritu Santo, es búsqueda de Dios, que realizan las personas con VIH. Nuestras búsquedas y nuestros encuentros con Dios se dan en la cotidianidad, es por eso que retomamos la categoría de lo cotidiano para hablar de la espiritualidad. También para recordar que hablar de espiritualidad supone hablar de fe vivida y experimentada en la cotidianidad de las personas con VIH.

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C

onscientes del reto que plantea el tema del VIH a la sociedad en general, y a las Iglesias en especial, proponemos en este artículo algunas pautas bíblicas teológicas para pensar en una espiritualidad del compromiso con el prójimo con VIH. Es sin duda una propuesta osada y pertinente debido a que el tema de la espiritualidad, bien como del VIH son temas pendientes en el camino recorrido por las Iglesias evangélicas de América Latina, y en este particular de Nicaragua. Por otro lado se percibe que muchos de los planteamientos sobre la espiritualidad en la post-modernidad carecen de una articulación con temas claves como por ejemplo: el Reino de Dios, la práctica inclusiva de Jesús, la cotidianidad como espacio donde se vive la espiritualidad, el culto como espacio inclusivo, el papel de la Iglesia y su compromiso con la misión. Proponemos utilizar la categoría de cotidianidad para recordar que nuestra espiritualidad no está desconectada de la vida experimentada en la cotidianidad, mucho menos de los temas que trastocan nuestra vida real. Planteando una comprensión de espiritualidad que invita a entenderla como el motor de nuestras búsquedas y encuentros con Dios. También como algo integral y holístico, que responde al proyecto salvífico de Dios, que nos lleva a asumir compromisos reales con el mundo y los seres humanos, principalmente aquellas que están expuestos y vulnerables, los más pequeños como dice Jesús, los que necesitan de nuestro apoyo y sobre todo de nuestro amor. 1. POR LAS SENDAS DEL CONCEPTO ESPIRITUALIDAD Estamos conscientes que al hablar de espiritualidad debemos hacerlos desde una perspectiva específica debido a la diversidad de religiones, de experiencias de Dios, y por esto generalmente hoy en días se habla de espiritualidades. En este 160

documento estaremos hablando de espiritualidad en singular, ya que estaremos haciendo referencia a la espiritualidad cristiana. Nuestros esfuerzos por entender el significado de la espiritualidad cristiana están fundamentados en las definiciones y consideraciones que realizaron teólogos y teólogas sobre el tema. La teóloga Ivone Gebara entiende la espiritualidad de la siguiente manera: “El movimiento más profundo del ser humano, movimiento que lo mantiene en el deseo de vivir, en el sentido de su existencia, en la capacidad de abrirse a los demás y de ayudarse en la vida. Entiendo por espiritualidad esta energía que nos hace mover, que nos permite buscar el amor y la justicia. Entiendo por espiritualidad la atracción y la pasión capaz de hacernos salir del individualismo de cara a nuestro bien y el bien de los demás. Entiendo por espiritualidad la sed de anhelar un mundo en el que todos los seres tengan un espacio de dignidad para vivir. Entiendo por espiritualidad esa “alguna cosa” que nos calma en el dolor y en la angustia o que buscamos cuando la oscuridad cae sobre nosotros en pleno día. Entiendo por espiritualidad esa “alguna cosa” que, a pesar de todo, nos invita a continuar viviendo”128.

Según estas definiciones de la autora la espiritualidad es una experiencia antropológica, que pertenece a todos los seres humanos dado a nuestra capacidad de pensarla, de decirla, de expresarla. Es la vivencia de la fe cristiana movida por la acción del Espíritu Santo, es esta búsqueda de Dios que realizamos todos y todas, que realizan también las personas con el VIH. El teólogo Pablo Richard considera la espiritualidad como una dimensión fundamental de la vida, es nuestra experiencia de 128 Según Gebara Ivone: Hacia una nueva espiritualidad. Una espiritualidad en lo cotidiano, en Revista Alternativas, ed. Lascasiana, Managua, 2000, p. 32

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Dios en la plenitud de la vida. Es una espiritualidad de la vida o vida según el Espíritu129. Es interesante, que el mismo autor considera que los textos controversiales de Pablo sobre la carne y el Espíritu (Rom 8:1-17; 1Cor.15:35-58) son auténticos tratados sobre la espiritualidad, entendiendo como sinónimo de la expresión paulina “la vida según el Espíritu”. También como una espiritualidad de la resurrección, donde la vida se impone sobre la muerte y los seres humanos pueden disfrutar de la libertad, del amor y la justicia.130 Los autores Harold Segura131 y Segundo Galilea132 consideran que la espiritualidad cristiana puede ser definida de manera global como el proceso de seguimiento a Cristo, bajo el impulso del Espíritu y la guía de la iglesia. Harold menciona la necesidad de alimentarnos diariamente de la comunión establecida con el Creador. Consideramos que la espiritualidad cristiana se ha esforzado por entender la espiritualidad desde estas dos dimensiones, la relación profunda de búsqueda del sentido de la vida, búsqueda de Dios, y la experiencia radical de gratuidad y de seguimiento del Evangelio de Jesús de Nazaret. En el esfuerzo por definir el término espiritualidad cristiana y por plantearnos las bases conceptuales para proponer una espiritualidad del compromiso con el prójimo con VIH y sida retomamos las palabras de Harold Segura y reafirmamos que la vivencia espiritual es vida para la vida, es fe puesta en práctica 129 Según Pablo Richard: Espiritualidad y liberación en América Latina. Espiritualidad para tiempos de revolución , ed. DEI, Costa Rica, 182, p. 87 130 Iden. p. 88 131 Harold Segura: Hacia una Espiritualidad Evangélica comprometida, Ed. Kairos,2002, p.10 132 Segundo Galilea: El camino de la espiritualidad, Ed. Paulinas, Bogotá, 1985,2da. Ed.,p.32

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en todos espacios de nuestra cotidianidad133 es sin duda una experiencia donde el misterio de la vida y el misterio de Dios son vividos de manera profundamente espiritual y humana, de manera integral. 2.

LA COTIDIANIDAD COMO EL PUNTO DE PARTIDA PARA FORMULAR UNA ESPIRITUALIDAD DEL COMPROMISO CON LAS PERSONAS CON EL VIH. Hablar de mística o de espiritualidad es también hablar y pensar nuestra existencia, la vida de cada uno en el día a día, en la cotidianidad. Sin duda alguna entender la espiritualidad así desde este sentido amplio y abarcador que nos han planteado los autores/as mencionados anteriormente, nos lleva a reconocer que ser espiritual es sobretodo vivir la fe en relación amorosa con Dios y con nuestros semejantes en la cotidianidad de cada uno/una, incluso de las personas con VIH. Todos y todas están invitados a vivir la fe, a alcanzar la plenitud de la vida, a gozar de la gracia de Dios, en un espacio de relaciones, con uno mismo, con otros/as (familia, prójimo) con el entorno (medio ambiente, cultura) y con Dios134. El lugar donde vivimos nuestra fe en relación es la cotidianidad, y por esto podríamos decir que es el lugar teológico de toda espiritualidad cristiana. Principalmente porque toda vivencia espiritual, experiencia de Dios, toda espiritualidad se da en esa experiencia diaria del aquí y ahora, dentro de una cultura, de lo humanamente experimentado y vivido en el día a día. Para la autora Ivone Gebara pensar en la cotidianidad es “hablar de un cierto ritmo más o menos previsto de la vida de cada día. Se trata de la organización alrededor de la vida de 133 Harold Segura: op.cit. p.22 134 Según Zwetsch, E. Roberto. Espiritualidad en el vértice del tiempo. En Revista de Estudios Teologicos, ed. EST,Brasil, 2000, p.38

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nuestro ser, organización que conlleva los cuidos del cuerpo: la alimentación, el trabajo, los desplazamientos, las relaciones familiares o de amistad.”135 Esta reflexión nos lleva a pensar en una espiritualidad integral, holística, abarcadora que ha de evidenciarse en el andar cotidiano136. La misma se contrastaría con la reflexión que todavía, en pleno siglo XXI, encontramos en algunas Iglesias sobre la espiritualidad. No es equivocado afirmar que en las iglesias se mantienen fuertemente enraizada esta comprensión dualista del ser humano que ha hecho mucho daño primeramente al ser humano, en especial a las mujeres, a la Iglesia, la sociedad y a la creación en general. Hay una comprensión de que para ser espiritual se debe negar lo corporal, lo material, lo cotidiano y se debe buscar ante todo realizar prácticas ascéticas o extáticas137 lo que lleva las personas a un raciocinio anti mundo, como si fuera posible salir del mundo, apartarse de él, de la cotidianidad y trasladarlos a otro espacio fuera de él. Esta comprensión de la espiritualidad reduce el significado amplio e integrador del término espiritualidad y además de esto puede llevar las personas a priorizar la experiencia espiritual extraordinaria que tiene como causa la desvinculación con el compromiso concreto con la causa de Cristo y de los comportamientos cotidianos.138 2.1. La espiritualidad, la cotidianidad y la Iglesia. Ver la espiritualidad desde la cotidianidad implica entender que la cotidianidad personal, las experiencias vividas en el día 135 Según Gebara Ivone: Hacia una nueva espiritualidad. Una espiritualidad en lo cotidiano, en Revista Alternativas, ed. Lascasiana, Managua, 2000, p.35 136 Según Avila Mariano: Conversión y discipulado, Visión Mundial, San José,1993, p212 137 Idem. 138 Harold Segura: Hacia una Espiritualidad Evangélica comprometida, Ed. Kairos,2002, p.15.

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a día están íntimamente relacionados con la vida en la Iglesia, que la corporeidad y todo lo que esta relacionado con ella, nuestra sexualidad, nuestros sentimientos, nuestras penas, alegrías y sueños, forman parte de esta integralidad que es el ser humano. Y por lo tanto no pueden ser separadas de la vida en la iglesia, los dolores y dichas que experimentamos son también compartidos y celebrados en la congregación. La autora Ivone Gebara habla de la cotidianidad desde la perspectiva de lo doméstico, es decir, todo lo que esta ligado a la vida privada, un lugar que estaba consignado para las mujeres. Esta categoría de la cotidianidad expresa el espacio amplio que engloba lo público y lo privado, que sería el día a día de hombres y mujeres, jóvenes, niños, adultos, ancianos con el VIH. En y desde esa cotidianidad ellos y ellas están experimentando exclusiones, frustraciones, miedos, inseguridades, rechazos, discriminación, abandono, dolor. De ahí que se requiere de nuestro acompañar solidario, de nuestra capacidad de apoyar en las transformaciones que están viviendo no solamente alrededor de ellos y ellas, pero también en ellos/as. Asistir al prójimo con VIH en su cotidianidad nos exige una capacidad de amar, de vivir y apoyar la variación confortable e inconfortable de las emociones, de los sentimientos de culpa, abandono, de los miedos. También nos exige una actitud positiva que aporte a fomentar la esperanza en el interior de cada una/uno, incluso de nosotros y nosotras. Y por último, nos exige la sabiduría para participar con ellos de la alegría, y el gozo de experimentar y compartir el amor de Dios; un amor que nos llama a proteger y defender la vida y en consecuencia la corporeidad.

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2.2. En la cotidianidad la vulnerabilidad tiene rostro concreto de niños/as, adolescentes, jóvenes y mujeres. En la cotidianidad es también el espacio donde queda al desnudo la vulnerabilidad, la fragilidad de los seres humanos, que a causa de factores culturales, económicos, sociales y religiosos están más expuestos y en situaciones de inseguridad, de desintegración, de falta de recursos y oportunidades. Al pensar en la vulnerabilidad que se presenta en la vida diría somos llamados a ver los rostros concretos de aquellos y aquellas que están conformando estos grupos. Son nuestros niños/as, adolescentes y Jóvenes los que están cada día más expuestos al VIH debido a diferentes motivos: Incumplimiento de sus derechos, abandono en las calles donde están expuestos al peligro, son victimas de abuso sexual, son objeto de tráfico, prostitución, explotación sexual, están fuera de los centros escolares, tienen poca información sobre su sexualidad y están iniciando demasiado temprano su vida sexual activa sin conciencia de las consecuencias que puede haber pues hace falta invertir en prevención y educación sexual en las escuelas, iglesias, hogares etc. También están vulnerables porque nuestras sociedades son adultistas y por esto la opinión de los niños/adolescentes y jóvenes no es valorada y respetada. Tampoco el protagonismo de estos grupos, niños, adolescentes y jóvenes es tomado en cuenta, ellos casi nunca intervienen en su propio desarrollo, no expresan opiniones y no tienen ninguna participación en las decisiones sobre sus vidas. Otro grupo vulnerable esta compuesto por miles y miles de rostros femeninos que, en su mayoría son amas de casa, mujeres víctimas de una cultura machista, patriarcal y andocentrica que discrimina, excluye y oprime en un sistema de inequidad, de violencia de subordinación social y económica que provoca y aumenta su vulnerabilidad. 166

Frente a esta situación de vulnerabilidad la Iglesia está convocada a hacer algo. Una opción es empezar inmediatamente una labor educativa, preventiva y de acompañamiento a los distintos grupos ofreciéndoles una información veraz sobre el tema del VIH, aclarando acerca de los mitos sobre la transmisión, trabajando el tema de la sexualidad y el tema de la espiritualidad, pues ser espiritual no libra a nadie del peligro de infectarse. Proyectar una mirada a la cotidianidad de las personas con VIH nos permite acercarnos y reconocer que Dios está en ellos/as, pues también son imagen y semejanza de él. Nos demanda asumir compromisos concretos como hermanos. Pues en Cristo Dios nos adopta como hijos/as y a la vez nos demuestra la inmensidad y la gratuidad de su amor. Pues es un Dios amigo, cercano y dispuesto a cargarnos en sus brazos cuando tropezamos o flaqueamos por la debilidad de alguna enfermedad o porque nos sentimos solos, desamparados y excluidos. En otras palabras, Dios se presenta en Jesús como un Dios inclusivo. 3. LA ESPIRITUALIDAD DEL COMPROMISO CON LAS PERSONAS CON VIH Toda espiritualidad tiene un punto de partida, un fundamento y tratándose de la espiritualidad cristiana, consideramos que Jesús es el fundamento. El encuentro con Jesús, el seguimiento y su reconocimiento como el Mesías, el Emmanuel, Dios con nosotros, es el punto de partida de la espiritualidad, de esta experiencia con Dios que hace germinar relaciones distintas, en libertad, comprometidos por la vida en abundancia para todos y todas. Reconocer a Jesús como el punto de partida de la espiritualidad cristiana nos lleva a examinar una vez más su práctica y 167

refrescar nuestra memoria en relación al compromiso que adquirimos cuando nos identificamos como seguidores de Cristo y principalmente a repensar nuestra actitud en relación a las personas con VIH. Es necesario asumir que muchas veces nuestra actitud es igual o peor que la actitud de aquellos y aquellas que no conocen el mensaje bíblico, las enseñanzas de Jesús, pues también estigmatizamos, discriminamos y excluimos. Sí pensamos en la capacidad destructora que tiene el estigma entonces llegaríamos a la conclusión que la sociedad en general esta enferma y condenada a la muerte por VIH, no porque todavía no hay vacunas apropiadas para combatir el virus, si no debido al estigma que hay sobre el tema y en consecuencia a las personas con VIH. El estigma139 y la discriminación140 son los pasos anteriores a la exclusión, es decir las personas con VIH son excluidas a causa del estigma que hay alrededor del tema, un estigma que se refleja en la discriminación hacía las personas que tienen el virus o la enfermedad en sí. Estas tres actitudes se han instaurado 139 La palabra estigma viene del griego y se refería a la marca física que se dejaba con fuego o con navaja en los individuos considerados extraños o inferiores. En la actualidad, las marcas físicas han desaparecido, pero el estigma permanece, basado en factores, como la edad, la clase social, el color, el grupo étnico, las creencias religiosas, las opciones sexuales y con enfermedades. El estigma se ha vinculado por mucho tiempo con enfermedades que provocan desfiguración y muerte como fue el caso de la lepra, el cólera y el VIH en la actualidad. Es importante destacar también que el estigma facilita o promueve marcas en las personas con un prejuicio, exclusión, desprestigio y la discriminación dirigidos hacia personas percibidas con VIH y también hacia sus parejas, amistades, familias y comunidades. 140 El significado original de la palabra discriminar era observar las diferencias. Con el transcurso del tiempo, la palabra ha adquirido el significado distinto refiriéndose a tomar actitudes que perjudiquen a personas que pertenecen a un grupo determinado, en particular a un grupo estigmatizado. Podemos hablar de varios tipos de discriminación, entre estas la discriminación comunitaria que sería una acción de exclusión o la falta de acción en favor de una persona o un grupo debido al estigma experimentado por esta. Las personas que viven con el VIH son discriminadas principalmente porque esta enfermedad en sus inicios estaba asociada al grupo de homosexuales, prostitutas y usuarios de drogas, grupos que son estigmatizados por la sociedad.

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y concretado en las Iglesias de tal manera que hemos dejado a un lado las enseñanzas de Jesús y la propuesta del Reino de Dios entre nosotros y nosotras. La confesión de los pecados es una manera de asumir que cometimos errores, pero que deseamos cambiar, en este caso consideramos que sería saludable que confesemos nuestros pecados y reconozcamos nuestras fallas como Iglesia. Una de ella es en relación a las personas con VIH. Aunque Jesús cuestionó, muchas veces, la actitud de los escribas y fariseos que señalaban e imponían cargas pesadas sobre el hombro del que sufre, hoy en día estamos haciendo lo mismo. Por otro lado también señalamos y apuntamos con el dedo el pecado de los demás, entretanto ¿quién señala nuestros pecados? Podríamos decir que nuestro gran pecado141, es ser parte de un sistema que permite y fomenta actitudes excluyentes y discriminatorias, dentro y fuera de la Iglesia. Ser conocedor de nuestras fallas, nuestros pecados debería llevarnos a reconocer que es necesario asumir una actitud distinta hacia aquellos y aquellas que estamos excluyendo y discriminando, en este caso a las personas con VIH. Nos invita a repensar algunos conceptos teológicos utilizados para justificar nuestra omisión y nuestra negligencia en acompañar e incluirlos en la iglesia. Bien una vez confesado nuestros pecados y conscientes del daño que causa el estigma, la discriminación y la exclusión, actitudes contrarias al Reino de Dios y su justicia, contrarias a la practica de Jesús nos queda la siguiente pregunta: ¿Cómo 141 Entiéndase por pecado las actitudes que discriminan y dificultan la aproximación de los seres humanos con Dios. Es decir estamos pecando cuando como Iglesia y como participantes de ella no somos instrumentos que aportan a este encuentro entre el creador y sus hijos/as.

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reasumir en la iglesia actual la conducta inclusiva de Jesús, la conducta que marca la diferencia en el ministerio pastoral? Un primer paso podría ser reconociendo que Jesús inicia una manera distinta de ver a los seres humanos y tiene en su práctica diaria una actitud inclusiva que vence el estigma y la discriminación. Esta actitud lo llevó a ser cuestionado y perseguido. Por otro lado la iglesia puede también sufrir las consecuencias, pero tiene que ponerse en camino, hacer realidad el evangelio manteniendo una práctica en favor de las personas discriminadas, excluidas, marginadas, en una actitud digna de una verdadera Iglesia. 3.1. El agua que todos/as buscamos. Para articular mejor la propuesta de una espiritualidad del compromiso con el prójimo con VIH retomamos el texto bíblico de Juan 4.1-42 donde en un encuentro con una mujer Jesús ofrece el agua de vida, el agua que todos buscamos, hombres, mujeres, enfermos, sanos, todos y todas la necesitan para así sentirse fortalecidos y vencer los miedos, las exclusiones, los rechazos. En este texto se destacan dos imágenes que nos ayuda a fundamentar la importancia y la necesidad de desarrollar una espiritualidad diferente, comprometida, inclusiva. La primera imagen es la del encuentro y la segunda es la imagen del Pozo como el lugar del encuentro. 3.1.1 El encuentro Es importante esta dinámica del encuentro, pues hablar de espiritualidad presupone hablar de encuentros, con uno mismo, con los demás y con Dios. Estos tienen la función de alimentar y edificar nuestra espiritualidad.

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En los evangelios encontramos varios relatos de encuentros con el maestro, estos son significativos y tienen el poder de hacer renacer las personas. Los niños, adultos y ancianos que se encontraron con Jesús han compartido lo agradable que ha sido este encuentro, y han recordado detalles y huellas que ha dejado en sus vidas. Los encuentros que aparecen en los evangelios se convierten en paradigmático de otros muchos que siguen ocurriendo en la vida de los cristianos de todos los tiempos. Veamos, a grandes rasgos, como fue el encuentro de la mujer Samaritana con Jesús. El encuentro de la Samaritana con Jesús fue sin duda un encuentro muy significativo, de tremendas sorpresas para ella. La primera sorpresa se da cuando Jesús dirige la palabra a ella (vs. 7-9) una mujer142samaritana. En esta actitud Jesús demuestra que su propuesta cruza fronteras, va más allá de las leyes y preceptos culturales. Pues cuando habla con la samaritana rompe la barrera cultural impuesta en las relaciones, entre pueblos, entre hombres y mujeres. Jesús enseña que su propuesta de espiritualidad vence estos límites impuestos por los seres humanos, por las ideologías, y enseña una nueva manera de relacionarse, con igualdad, en diálogo, en respeto, donde todos/as tienen lugar y son valorados/as.143 La segunda sorpresa de la mujer se da cuando Jesús ofrece un agua que quita la sed eternamente (vs.14), ofrece agua espiritual que nos refresca diariamente. Es interesante la actitud de la mujer, pues acepta la oferta de Jesús inmediatamente. Parece que para ella llegar al pozo era algo difícil y ella estaba en un primer momento alegre por no depender más de esta agua que le costaba tanto ir a buscar. (v.15). Es posible que en este camino de su casa al pozo la mujer sufría discriminación, 142 En aquella época no estaba permitido que un varón dirigiera la palabra a una mujer en público, mucho menos establecer una plática como lo hizo Jesús. 143 Tamez Elsa. Las mujeres en el movimiento de Jesús el Cristo, ed. CLAI, Ecuador, 2003, p. 101-108

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rechazo del pueblo. Y una vez que Jesús ofrece una posibilidad de no experimentar más esta discriminación ella acepta inmediatamente, aunque no había entendido totalmente el verdadero significado de la oferta. La tercera sorpresa que experimenta la samaritana es cuando Jesús le hace dos revelaciones, detalles sobre la vida de ella (vs.17-19) que Jesús como un extranjero extraño no podría saber, y se presenta como el Mesías que había de venir (v.26). Delante de estas dos revelaciones la mujer entiende la oferta de un agua distinta al agua del pozo. Una agua espiritual que solamente el enviado de Dios podía ofrecer y la estaba ofreciendo a ella, una mujer. Vemos que en este momento del encuentro la mujer esta totalmente involucrada en el diálogo con Jesús y no puede resistir el impulso de reconocerlo como enviado de Dios. Tanta fue la sorpresa o tanta fue la alegría, no sabríamos decir, lo cierto es que algo fuerte sucedió en esta etapa del encuentro pues la mujer se fue y dejó su cántaro botado (v.28). Consideramos que se fue movida por la prisa de compartir la alegría y la libertad experimentada en el encuentro con el Señor. Al parecer ella se sentía saciada y llena de vida para testimoniar a otros lo grande que es el Señor y lo grandioso que puede ser disfrutar de un encuentro con él. De manera general, consideramos que este texto aporta a esta búsqueda por definir la espiritualidad, esta agua que Jesús ofrece a todos y todas. También porque nos presenta algunas indicaciones precisas sobre los encuentros con Jesús. Encuentros significativos, que tienen el poder de provocar cambios, de generar alegría, hacernos sentir especial, de valorar nuestros pequeños y humildes esfuerzos, pero sobre todo de hacernos testigos de su mensaje. 172

Después de experimentar de estos encuentros que alimentan y fortalecen nuestra espiritualidad estamos listos para volvernos al prójimo con VIH y demostrar el amor de Dios a través de acciones concretas: al compartir una palabra de consuelo, ayudando a conseguir medicina, a defender sus derechos, hablando, oyendo, y dando las manos en un gesto solidario. La alegría de haber encontrado al Señor, como aparece en los evangelios (Lucas 2: 16-17. 38; Juan 4:28, 20, 17-18) debe ser el motor de nuestras acciones a favor del prójimo con VIH. Pues en los encuentros con Jesús lo que se manifiesta es la vida. El seguidor de Jesús es un testigo de la vida, un mensajero del amor de Dios, es alguien que no debe vivir en el temor que para Juan es el contrario del amor que nos hace libre (Juan 4:18). El lugar de este seguidor es detrás del maestro para seguir sus pasos, es el discipulado al cual estamos invitados todos y todas, un llamado de seguimiento que tiene implicaciones profundas, pues nos invita a anunciar la buena nueva del amor del Padre por todo ser humano y de preferencia por los pobres, marginados, excluidos. Identificarnos como cristianos, significa identificarnos como seguidor de Jesús y asumir sus implicaciones. 3.1.2. El pozo un lugar de encuentros. El símbolo del pozo nos insertará en el ámbito de la Iglesia y de sus distintos quehaceres para ser espacios generadores de espiritualidad, facilitadores de procesos, que nos ayudan a beber de esta agua fresca que ofrece Jesús. Simbólicamente proponemos imaginar que la congregación, la iglesia en si, es el pozo donde Jesús y la samaritana tuvieron este encuentro, es el espacio donde nosotros/as vamos para experimentar y disfrutar de estos encuentros; encuentros 173

donde podamos acercarnos a Jesús, escuchar su voz diciéndonos que somos especiales, que somos importantes, que también estamos incluidos en su proyecto, proyecto de vida en abundancia, de felicidades, de alegrías, de restauraciones. Después de insertarnos en este mundo de lo simbólico e imaginar la Iglesia como el pozo, el lugar de los encuentros, recordamos también que la Iglesia primitiva fue en su esencia este lugar de encuentros, donde hombres y mujeres de diferentes edades, raza, clase, compartían su fe, su espiritualidad en comunión con otros y otras. Hoy somos invitados a ser como iglesia este lugar de encuentros sanadores. Así como la samaritana fue impelida así somos también llamados/as a entender que él es la fuente de toda espiritualidad cristiana, es el que se ofrece como el agua viva, restauradora y vivificadora. Consideramos que la iglesia debería ser este lugar donde una y otra vez vamos con nuestras vasijas frágiles, nuestro cuerpo, buscar esta agua de vida que Cristo ofreció a aquella mujer y que ofrece a todo el que tiene sed y desea beber de esta agua. El pozo donde la samaritana se encontró con Jesús fue sin duda un lugar significativo para ella por todo lo que experimentó allí, decimos significativo no por lo que contenía en este espacio físico, pero sí por lo que vivenció la samaritana. Una experiencia profunda de espiritualidad que no quedó en ella se reflejó en todos aquellos y aquellas con quienes ella compartió lo experimentado. Ojala nuestras congregaciones puedan ser estos pozos, espacios donde las personas son acogidas, donde pueden decir la verdad de lo que viven sin ser rechazadas, donde encuentran palabras que animan, donde encuentran receptividad para sus experiencias, donde hay un lugar para ellas, para su ser completo, sin reproches y rechazos. También un lugar generador de cambios, donde las diferencias 174

de género son superadas, un espacio donde se puede vivir la espiritualidad. El pozo, la Iglesia, como el lugar agradable que Jesús encontró para descansar del cansado camino. Como él lugar que anhelamos todos y todas, pero en especial, estos caminantes con VIH, un lugar que desean encontrar para sentarse, para establecer una plática, ser escuchado y sobre todo tener la posibilidad de beber del agua que sacia ofrecida por Jesús a la samaritana y a todos aquellos y aquellas que la necesitan. La experiencia vivida en el pozo por la mujer es sin duda un ejemplo a ser tomado en cuenta si deseamos ser comunidad inclusiva. Claro que para que esto suceda es necesario que las Iglesias asuman la actitud inclusiva de Jesús, un ejemplo que nos conlleva a pensar en nuestro quehacer como iglesia, un quehacer pastoral y teológico en función del grupo humano que integra nuestros espacios. Por otro lado asumir la actitud inclusiva de Jesús nos lleva a cuestionar muchos de nuestros conceptos teológicos y pensar en una manera distinta de ser iglesia. Esto implica revisar, entre otros temas, nuestra concepción de eclesiología, y misionología. Esto sería un buen comienzo y nos ayudaría a enfocar la necesidad de ser Iglesia para, las personas con VIH 144 También es necesario retomar el tema del culto cristiano y pensar en una renovación litúrgica que permita recrear los espacios celebrativos. Pues es sumamente importante que la Iglesia retome de la experiencia de Jesús el uso de gestos y símbolos y los incluya en su vida cultual. 144 El llamado a ser Iglesia para los demás es uno de los aportes del pastor y teólogo luterano alemán Dietrich Bonhoeffer, quien murió en los campos de concentración nazis, defendiendo el evangelio y convocando la Iglesia a asumir su papel frente a esta situación de muerte.

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Reflexionar sobre el significado del culto y su importancia en la vida de las personas nos ayudaría a reasumir el compromiso en incluir las personas con VIH, en el culto para que celebren su fe en comunidad. Ellas que hasta ahora han sido discriminados/as, pueden y deben tener un protagonismo en la acción pastoral y litúrgica de la Iglesia, pues esto es decisivo para afirmar su identidad y pertenencia tanto eclesial como social. CONCLUSIONES Al finalizar este recorrido somos una vez más invitados/ as a ver la cotidianidad como este espacio donde podemos disfrutar y permitir que otros disfruten de una espiritualidad integradora, en una actitud acogedora que no discrimina las personas que sufren, entre ellas las personas que actualmente están descubriéndose con VIH. Por el contrario que podamos experimentar en este día a día una espiritualidad fortalecedora, vivificante que nos ayuda a estar en el mundo y enfrentar las dificultades en él. Al recordar Jesús de Nazaret, podemos imaginarlo como un caminante que iba marcando la diferencia por donde iba pasando, por las aldeas, pueblos, quebrando barreras, rompiendo fronteras. Una cotidianidad que junto a la gente, pescando, recogiendo espigas encontrándose con aquellos y aquellas que eran discriminados y excluidos en una lucha diaria por la vida. La espiritualidad del compromiso con el prójimo invita la Iglesia a ser participe de la cotidianidad de las personas con VIH, a ayudarlas a enfrentar las manifestaciones de muerte, las situaciones de vulnerabilidad en la realidad social y personal. También nos invita a luchar para que reine el amor, la solidaridad, la compasión, la equidad, la inclusión. Vayamos pues abriendo las puertas, las ventanas de nuestras iglesias, 176

nuestras casas, de nuestro conocimiento para dejar entrar a todos aquellos y aquellas que necesitan de Cristo y que el Espíritu Santo nos impulse a nuevos procesos en función de aprender a recibir y acompañar en amor al prójimo con VIH. La espiritualidad entendida de manera integral nos invita a vivir la libertad de las hijas e hijos de Dios. Tal experiencia es gratuita, amorosa y comprometida. Es decir, nos compromete a ofrecer espacios donde los excluidos y excluidas puedan sentirse incluidos y puedan disfrutar de encuentros significativos con el Jesús humilde, amigo, acogedor que anduvo por los pueblos posibilitando encuentros significativos con niños/as, mujeres, hombres, todos aquellos y aquellas excluidos que deseaban sentir, experimentar y gozar de su amor. BIBLIOGRAFÍA Gebara Ivone: Hacia una nueva espiritualidad. Una espiritualidad en lo cotidiano, en Revista Alternativas, ed. Lascasiana, Managua, 2000. Richard, Pablo Espiritualidad y liberación en América Latina. Espiritualidad para tiempos de revolución , ed. DEI, Costa Rica, 1982. Harold Segura, Segura. Hacia una Espiritualidad Evangélica comprometida, Ed. Kairos,2002, Galilea, Segundo.: El camino de la espiritualidad, Ed. Paulinas, Bogotá, 1985,2da. Zwetsch, E. Roberto. Espiritualidad en el vértice del tiempo. En Revista de Estudios Teológicos, ed. EST,Brasil, 2000. Avila Mariano: Conversión y discipulado, Visión Mundial, San José, 1993. Tamez Elsa. Las mujeres en el movimiento de Jesús el Cristo, ed. CLAI, Ecuador, 2003.

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ACOMPAÑAMIENTO PASTORAL A PERSONAS CON VIH. Marlin Duarte Guillén

RESUMEN

El Acompañamiento Pastoral se basa en una teología comprometida con el quehacer comunitario como espacio de sanación. Donde lo que importa es la persona en su integridad creada a imagen y semejanza de Dios y que por lo tanto merece todo el respeto y la aceptación como ser humano total.

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ada vez son más las pastoras y los pastores, los profesionales de la salud y los docentes de la educación teológica que han ido ganando consenso en el trabajo con personas y comunidades en el acompañamiento pastoral. Sabemos que se necesitan más especialistas y más líderes con capacitad en esta área que den sus aportes no solo teóricos sino también sugerencias prácticas y relatos de experiencias que orienten el trabajo hacia la salud y calidad de vida en el crecimiento personal y comunitario. Tales comunidades, grupos y lideres/as deben afrontar la existencia de personas que, en sus padecimientos, requieren cada vez más de la ayuda personal y de espacios confortables que provean sostén, guía, resolución y sanación en medio de las situaciones que les toca vivir. Se entiende que para alcanzar la excelencia en todo lo que hacemos se necesita más que habilidades, es menester continuar en el proceso transformativo y de continuo aprendizaje. En este sentido este artículo invita a los y las lectoras a examinar la congruencia existente entre lo que son y lo que hacen como líderes/as, pastores y pastoras del reino de Dios. Es un desafío para la Psicología Pastoral aceptar el llamado a guiar, reconciliar, sostener y sanar a las personas que sufren situaciones particulares. En el proceso de intervención se considera necesario recrear la espiritualidad desde la perspectiva bíblica para encontrar pautas que nos orienten y fortalezcan las creencias, las actitudes y los valores con miras al establecimiento de una mejor relación consigo mismo, con las demás personas y con la naturaleza. El aporte bíblico contribuirá a la sanación y al crecimiento a las personas, en la medida que ofrece herramientas para acompañar en la recuperación emocional de personas afectadas por el VIH. La dimensión espiritual de la vida hace referencia a lo esencial de los valores y la fuerza 180

animadora de los seres humanos. Es una fuerte conexión entre las personas, la naturaleza y el mundo. A través de este artículo encontrará pautas que indican el camino a seguir en el acompañamiento pastoral a personas con VIH, provocando la reflexión y la acción sobre la intervención en este tipo de situaciones que provocan crisis varias en las personas afectadas. Se desarrollará un abordaje bíblicoteológico de la pastoral con un enfoque comunitario de la intervención psicopastoral a personas con VIH. Nos anima la esperanza de que encuentre en este material perspectivas de mucha utilidad y que sea un apoyo más en el acompañamiento pastoral145 y formación teológica-pastoral, para orientar y acompañar a personas, familias y grupos con VIH. 1. La psicología como instrumento en el acompañamiento pastoral El acompañamiento pastoral146 tiene frente a sí mismo el desafío planteado por la pandemia del VIH. Ante este reto se necesita profesionalizar a la pastoral a través de la capacitación para atender las múltiples necesidades psico-espirituales presentes en la vida de las personas que padecen y en la misión de la comunidad eclesial. Lo anterior implica que debemos proveer herramientas para la acción, para la escucha sensible y atenta, para elaborar estrategias de trabajo, así como para generar dispositivos de transformación e intervención en el contexto de las necesidades humanas, sociales y políticas147. 145 El acompañamiento pastoral surge como especialización o énfasis dentro de la Teología Práctica debido a la necesidad de confrontar y consolar a las personas, tanto en tiempo de crisis o de conflicto, como en su desarrollo vital. 146 Definimos el “acompañamiento pastoral a personas con el virus como una relación de ayuda con el que acompaña en el proceso y muestra su preocupación por quienes sufren de la epidemia”. Pastor Miguel Vargas Machuca Ministerio de Consolación y Restauración “HESED” 147 Cortés, Solís Esteban: dimensiones del Cuidado y Asesoramiento Pastoral: Aportes desde América Latina y el Caribe, pág. 66.

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Según Contreras Pat (2006) la Psicología Pastoral da pistas para la reflexión, para proponer, estudiar y articular desde las categorías fundamentales de la experiencia humana. En este sentido podemos pensar en la importancia de conciliar las relaciones consigo mismo, familia, grupos, comunidades y sociedad en general. Es fundamental para esta reflexión valorar cómo se percibe a sí misma la persona con VIH, en términos del amor, familia, autoestima, toma de decisiones, sexualidad, manejo del poder, pérdidas que tiene que enfrentar. Por lo tanto la Psicología Pastoral148 tiene como tarea principal proponer un nuevo estilo de liderazgo pastoral, capacitado y comprometido para contribuir y orientar a personas, familias grupos y comunidades afectadas por el VIH, acompañándoles en sus aflicciones, nutriendo, ampliando y sustentando la práctica del amor y el ejercicio de la justicia. Podemos decir que la Psicología Pastoral nos ayuda a sistematizar, nos diseña las estrategias para atender aquellos aspectos de la experiencia humana que, tanto en lo emocional como en lo relacional requiere de salud, para restaurar su campo perceptivo de la vida, desarrollar confianza en si mismo y su entorno, crecer y proyectarse con metas claras y definidas. La Psicología y la Teología como disciplinas son instrumentos valiosos en la pastoral para dar acompañamiento. Cuando acompañamos no sólo lo hacemos a la persona sino a toda la familia ya que ella experimenta un impacto en su estructura vital. Esta condición afecta no sólo el ámbito físico, sino que también afecta el estado emocional, familiar, laboral y social. Cuando la familia se da cuenta de que uno de sus miembros ha adquirido el virus de igual forma experimenta un impacto emocional. Ante esto se necesitará una reorganización de la 148 «La psicología pastoral es una rama de la psicología que estudia los procesos psicológicos inherentes a las situaciones pastorales».

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estructura y del proceso del núcleo familiar, lo cual se producirá en relación con las necesidades del familiar afectado o frente a la percepción de las mismas. La familia también experimenta un impacto psicológico y social. Emocionalmente, ésta puede ser en particular por los sentimientos de vergüenza que experimenta debido al estigma de “inmoralidad” a la cual esta pandemia ha sido asociada. La familia también requerirá de atención y acompañamiento para facilitarle un proceso en el cual entiendan, acepten y puedan continuar viviendo de una manera saludable. Lo ideal es lograr que la familia esté en condiciones emocionales óptimas para poder ofrecer el apoyo moral, espiritual y afectivo que la persona afectada por el VIH requiere. A nivel personal se experimentan múltiples pérdidas que requieren de apoyo y acompañamiento pastoral y psicológico para poder aceptar su condición especial. En nuestras sociedades las personas con VIH, en una primera fase, probablemente pierdan el trabajo, limitará sus amistades, perderán el derecho a su vida privada, perderán el control sobre su vida y sobre el futuro. Es importante brindar la ayuda necesaria oportunamente, de lo contrario, puede desencadenarse una serie de síntomas físicos y psicológicos como reacción secundaria lo cual requerirá de una intervención especializada para superar la crisis. En este sentido todo ser humano tiene necesidades sociales, físicas y psicológicas que deben satisfacerse para que goce de estabilidad emocional. ¿Cuáles son algunas de ellas? La aprobación de quienes le rodean, sentir seguridad y con manejo del entorno en el cual se desenvuelve, la satisfacción de conquistar nuevas metas y de realizarse en aquello que desea. Es precisamente esto lo que se ve afectado una vez que conoce el resultado positivo de la prueba de VIH. En síntesis la tarea principal de la Psicología Pastoral es proponer estrategias 183

a las personas, familias o grupos que buscan orientación en sus inquietudes , incertidumbres y aflicciones dando sentido a su existencia, ampliando y sustentando la práctica del amor y el ejercicio de la justicia con las personas a quienes trata. 2. CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS Y DE GÉNERO EN EL ACOMPAÑAMIENTO PASTORAL. Es importante que la pastoral de acompañamiento tome en cuenta las condiciones socio-económicas-culturales y género de las personas, teniendo claridad de las funciones esenciales en la prevención y atención. Las investigaciones epidemiológicas han aportado importantes contribuciones al reconocimiento de los factores directos que favorecen la expansión del VIH. Sin embargo, poco o nada nos dicen de los factores sociales, económicos y culturales que influyen en el comportamiento de las personas con respecto al riesgo. Las condiciones sociales y económicas y las características socioculturales deben analizarse primero en los distintos niveles y luego como conjuntos entrelazados de causas y efectos. Existe un nivel general, caracterizado por la crisis económica, por la mundialización y el deterioro del medio ambiente, guerras, desplazamientos de poblaciones, migraciones internacionales, turismo de masas y un nivel más particular caracterizado por la pobreza, desempleo, condiciones de vivienda, falta de acceso a los servicios básicos y a la educación, migración rural, violencia de género entre otros, que son situaciones a considerar en el abordaje y acompañamiento a la persona con VIH. Tomar en cuenta estos niveles y condiciones particulares en que está inmersa la familia es clave para la aplicación de la pastoral de acompañamiento. 184

La trasmisión del virus de VIH afecta de manera diferenciada a mujeres y hombres. Las mujeres son de dos a cuatro veces más vulnerables que los hombres a la infección del virus del VIH. Esta realidad se debe a una combinación de factores biológicos, socio-culturales, económicos, violencia sexual y el machismo entre otros. Las mujeres son biológicamente más vulnerables a contraer el VIH que los hombres. Los datos de diversos estudios señalan que la transmisión de hombre a mujer durante el acto sexual es dos veces más probable que la transmisión de la mujer al hombre. Asimismo, las mujeres jóvenes son biológicamente más susceptibles a la infección que las mujeres adultas antes de la menopausia. Por consiguiente, la vulnerabilidad de la mujer para contraer el VIH suele ser en un alto porcentaje resultado directo del comportamiento de su pareja masculina (bisexualidad, consumo de drogas inyectables, relaciones sexuales con varias parejas) más que del suyo propio149. Culturalmente uno de los roles asignados a las mujeres ha sido “cuidar de otros y otras”. Como esposas, madres y abuelas cuidadoras sus tareas definidas socialmente plantean que deben asumir la mayor parte de la carga asistencial, por tanto, una vez que una mujer ha adquirido el virus ¿quién cuida de ella? ¿o en la etapa sida, quien asume su atención?. Las hijas jóvenes deben abandonar la escuela para atender a los padres enfermos, ocuparse de las tareas domésticas o cuidar a los hermanos más pequeños. Cuando la enfermedad y la muerte conducen al empobrecimiento de un hogar o comunidad, las mujeres y niñas resultan aun más afectadas debido a su desventajosa posición social y a la falta de oportunidades económicas. 149 Fuera del CLOSET, Revista Trimestral No.44. Managua, Nicaragua. Diciembre, 2005

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La familia se ve más afectada cuando el VIH llega a la mujer. Según algunos estudios, cuando el hombre -cabeza de familiamuere por sida hay mayores probabilidades de que la mujer asuma el cuido de la familia y la mantenga unida, sin embargo, cuando es la mujer como jefa de familia, quien muere a causa del sida, dos de cada tres hogares se desintegran, asumiendo el cuido de los niños y niñas menores entre los parientes o vecinos en el mejor de los casos150. La proporción de mujeres infectadas por el VIH en todo el mundo sigue en aumento, actualmente cerca de la mitad de las personas con VIH en el mundo son mujeres y niñas. Las estadísticas revelan que de los 40 millones de personas que se estima están infectadas con el VIH, el 44.7% son mujeres y el 5.6% son niñas y niños151. El mayor riesgo de las mujeres respecto a esta pandemia es un reflejo de las desigualdades de género. En la mayoría de las sociedades, las reglas que rigen las relaciones sexuales difieren entre mujeres y hombres, y son estos últimos los que acaparan casi todo el poder y la decisión respecto a la sexualidad en la pareja. Esto significa que para muchas mujeres, el comportamiento sexual de sus parejas masculinas que no son fieles y sobre las cuales no tienen la capacidad de exigir una relación sexual con protección, constituye el factor más importante y de alto riesgo de contraer el virus. La violencia de género como un factor de riesgo para las mujeres es un aspecto que se debe considerar en el acompañamiento pastoral. Conocer cómo funciona este sistema de desigualdad de género permitirá identificar estrategias para modificar conductas tales como las que prohíben que las mujeres puedan decir negarse a mantener relaciones sexuales no deseadas o sin protección. Muchas mujeres pueden estar conscientes del alto riesgo al que se exponen, sin embargo no encuentran apoyo para decidir sobre este aspecto vital. 150 Ibíd. 151 www.aids-sida.org/estadist06.html

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El riesgo de transmisión del VIH aumenta en las relaciones sexuales violentas o forzadas puesto que además, en estas situaciones no se practica el uso de condones. Las lesiones causadas por la penetración vaginal o anal forzada facilitan la entrada del virus, especialmente en el caso de las adolescentes debido a la inmadurez del tracto genital, En algunos países, una de cada cinco mujeres comunica violencia sexual por parte de una pareja íntima y hasta el 33% de las jóvenes afirma que su primera relación sexual fue forzada152 Analizar el contexto en que vive la persona con VIH y su familia, explorar e identificar las creencias y opiniones respecto al virus, identificar las estrategias de cuidado que implementan, detectar los obstáculos para ejercer este cuidado y cómo éstos influyen sobre las prácticas de riesgo, reconocer los recursos internos que poseen las personas para incorporar prácticas de cuidado, hacen parte de los múltiples aspectos a considerar en el acompañamiento pastoral. La tarea más importante en el acompañamiento pastoral es la de estimular cambios en el comportamiento, destinados a proteger a las personas. En el caso de quienes tienen el VIH ayudará mucho aprender a cuidarse a si mismos y elevar su calidad de vida. El papel de quien orienta y acompaña no es decir los comportamientos correctos y cuales son los incorrectos, sino ayudar a identificar aquellos comportamientos que le ponen en peligro, los que pueden protegerlos y las formas de modificar estos comportamientos de riesgos. Para que las personas puedan protegerse a si mismos y a otros del VIH, estos deben ser capaces de identificar sus propios riesgos y conocer las opciones que tienen disponibles para reducirlos.

152 OMS, 2001.

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3. PERSPECTIVA COMUNITARIA EN EL ACOMPAÑAMIENTO PASTORAL Cuando nos referimos a la perspectiva comunitaria en el acompañamiento pastoral estamos considerando el servicio brindado a la comunidad por parte de la iglesia. Se concibe a la persona como un ser integral. Tomando en cuenta los aspectos físicos, emocionales, espirituales, familiares, sociales, afectivos y económicos como realidades a considerar en el proceso de acompañamiento pastoral. Este es un modelo de acercamiento a las personas que viven situaciones de sufrimiento, este modelo de servicio a la comunidad compuesta por mujeres y hombres es muy consistente con el modelo de vida y misión de Jesucristo (Lucas 8). Jesús acompañaba a todas las personas de forma integral, tomando en cuenta sus necesidades físicas, emocionales y espirituales (Juan 4). Asumiendo una actitud de misericordia, comprensión, justicia y verdad, caracterizada en su práctica (Juan 8). Con sus enseñanzas Jesús impactó en los y las otras y a su vez estos impactaron a otras personas en un intercambio comunitario (Juan 10). Otro aspecto importante en el acompañamiento pastoral desde una visión comunitaria, es la prevención y atención del VIH, organizado y gestionado por pastores, pastoras y líderes/ as eclesiales provenientes de la misma comunidad que se capacitan para llevar adelante esta tarea. También, se brinda información y asesoramiento sobre VIH a personas, parejas, familias o grupos, y desde ella también se planifican actividades preventivas para ser desarrolladas con grupos de niños, niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres y hombres en la comunidad. Estamos proponiendo una pastoral comunitaria, donde la persona, la familia, al grupo que necesita atención vinculada directamente al VIH, en lo que respecta a atención y promoción de prácticas de cuidado, sea incorporada en la 188

labor comunitaria. Se trata de que las personas afectadas puedan continuar su vida. En la atención y prevención del VIH desde la perspectiva comunitaria existen actividades donde se da el asesoramiento a las familias de la comunidad que buscan alguna información o que necesitan atención en el tema del VIH. Este proceso de asesoramiento incluye a toda la familia se tiene que dar en un espacio físico que permita generar un clima íntimo y confidencial. El objetivo del proceso de asesoramiento es que las personas puedan reflexionar sobre los riesgos de transmisión del VIH e identificar qué medidas preventivas deben aplicarse para proteger la salud sexual y reproductiva. Se analiza cuáles son las situaciones de exposición al virus del sida y que hacer si se le presentan dificultades en la aplicación de medidas de cuidado —por ejemplo, resistencia al uso de preservativo— a fin de buscar estrategias que permitan superar dichos obstáculos. También se pretende estimular la adopción del cuidado como una situación placentera en el marco del libre ejercicio de su sexualidad153. CONCLUSIÓN Tenemos el desafío pastoral de acompañar, formar a través de capacitaciones a líderes/as eclesiales y comunitarios; pastores y pastoras proporcionándoles herramientas de intervención y prevención donde se involucren todos los actores implicados en esta tarea pastoral. Es importante que la pastoral de acompañamiento tome en cuenta las condiciones socio-económicas-culturales y de género de las personas, teniendo claro las funciones esenciales en la prevención y atención. Asimismo, reconocer que el género está relacionado con la transmisión de VIH, donde las mujeres se exponen a un riesgo elevado de infección por su vulnerabilidad biológica, social, y económica. 153 “Prevención del VIH/SIDA en Población Migrante”

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Otro aspecto a considerar en el acompañamiento pastoral es la perspectiva bíblica-teológica. Debemos acercarnos al texto con un visión clara, sin prejuicios que bloqueen el mensaje del texto para hoy. Un mensaje así será muy revelador de buenas nuevas y llevará consuelo a las personas con VIH. Necesitamos de una teología comprometida con el quehacer pastoral donde lo que importe sea la persona en su integridad e integralidad. Estamos haciendo una invitación a incorporar estas reflexiones en el diálogo consigo mismo, con los otros y otras en este caminar. Saber que la iglesia no está exenta del VIH, que es una pandemia que está creciendo aceleradamente y que solamente asumiendo nuevas formas de comportamiento y cuido de la salud se puede prevenir y controlar. Hacemos énfasis a la importancia del cuidado integral de la persona con VIH, a su familia y su entorno comunitario en la intervención pastoral. Este es un reto que interpela a la revisión constante de la tarea pastoral, actualizando y creciendo en conocimiento, cambios de actitudes y de comportamiento. El contexto nos interpela en la búsqueda de la justicia, la equidad de género y una espiritualidad coherente con los valores del Reino de Dios154. Bibliografía Dimensiones del Cuidado Pastoral: Aportes desde América Latina y el Caribe. Edic. Kairós. Buenos Aires, 2006 Cortés, Solís Esteban: dimensiones del Cuidado y Asesoramiento Pastoral: Aportes desde América Latina y el Caribe, pág. 66. Fuera del CLOSET, Revista Trimestral No.44. Managua, Nicaragua. Diciembre, 2005 www.aids-sida.org/estadist06.html OMS, 2001.

154 Asesoría o acompañamiento pastoral: Nidia Fonseca, Costa Rica.

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EN RESUMEN

E

stos ensayos no agotan de ninguna manera la reflexión teológica sobre el tema; queda muchos hilos por unir para hacer una trama bonita, colorida y bella, consistente y sostenible. Hilvanar el gran tejido social no es tarea fácil ni rápida, nos necesitamos todos como sujetos que a través nuestras diferencias y diversidad unamos saberes, acciones y sentires para crear sociedades más justas, inclusivas, al fin y al cabo más humana para con nosotros mismos y los demás. El camino está trazado y es preciso recorrerlo. Estamos seguros de que vendrán muchas obras que han de ahondar en la dirección que trazamos de manera inicial con nuestras páginas eso por ahora nos parece suficiente.

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LISTA DE AUTORES Marcelino Bassett Teólogo, Biblista y Liturgista. Profesor de Teología en la Facultad Evangélica de Estudios Teológicos y de Ciencias Económicas y Administrativas en la Universidad Evangélica Nicaragüense Martín Luther King Jr. Agenor Gutierrez Mairena Pastor Luterano Teólogo bíblista. Profesor de Sagradas Escrituras Facultad Evangélica de Estudios Teológicos Manuel Silva Mejía Teólogo biblista. Profesor de Sagrada Escritura en la Facultad Evangélica de Estudios Teológicos. Catedrático de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Evangélica Nicaragüense Martín Luther King Jr. Omar Monterrey Teólogo biblista. Profesor de Sagrada Escritura en la Facultad Evangélica de Estudios Teológicos. Débora García Morales. Teóloga Bautista, ex rectora del Seminario Teológico Bautista de Nicaragua, colaborando en la docencia teológica en instituciones de formación teológica del país. Herbet A. Bonilla López. Teólogo sistemático. Profesor de teología sistemática y dogma en La Facultad Evangélica de Estudios Teológicos y el Seminario Teológico Bautista

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Carlos E. Sediles Real. Teólogo biblista. Actualmente colaborando en las relaciones eclesiásticas de Visión Mundial-Nicaragua. Oscar Carcache Díaz Teólogo pastoralista. Profesor de teología en la Facultad Evangélica de Estudios Teológicos. Marlin Duarte Guillén Psicóloga con Maestría en Violencia y Salud Mental. Directora Ejecutiva del Instituto Centroamericano de Integración Social (ICIS) Elis Regina Hoffmann Eberarhdt Profesora de teología feminista y liturgia en la Facultad Evangélica de Estudios Teológicos.

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Smile Life

When life gives you a hundred reasons to cry, show life that you have a thousand reasons to smile

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